Memorias De Agua

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M: Carlos Exquivel - "Sinceramente"

Dedicada a Angie_ma

En ocasiones el tiempo tiende a relativizar ciertos momentos de nuestro pasado se ven y se viven desde una realidad paralela.

Sentado frente a Teo,  capturó uno de aquellos instantes, nuevamente estaban encerrados en el estudio de don Teodoro, ahora el lugar era ocupado por su amigo,  pero la sombra imponente de su presencia estaba allí observándolos. Midiendo las decisiones que se tomarían por ella.

Intentaba mantener fija la atención y la alerta ante sus palabras, habian cosas importantes que por ningún motivo debía obviar. Un presentimiento instalado en su pecho le decía que una verdad a media se pintaba para él,  que un camino pedregoso y cuesta arriba le mostraría aquellos detalles ocultos a simple vista, le conocía bien y no se cuestionaba de antemano que su llamado de auxilio no era en vano.

-  ¿ Por qué estoy aquí? -   La cacofonía de su  voz provocó que el semblante de Teo cambiará ,  sus facciones marcadas pasaron de la emoción y la alegría a la  seriedad  y la frialdad, por un instante percibió el dolor y la rabia albergada en él,  aquellos sentimientos compartidos los conocía tan bien. 

Los mismos se transformaron en los combustibles que lograron hacer   que el   motor en su vida decidiera regresar  a reparar los daño causados ,  recuperar lo perdido,  arrebatar de las garras del miedo a Helena y por si fuera poco a  revelarle que era su todo.

- Te llame porque eres el réquiem en las plegarias inconclusas, aquellas suplicas que elevo al cielo para rescatarla a ella -  Con parsimonia abrió uno de los  cajones del escritorio,  giro la llave en la cerradura  y sacó  de su interior un legajo de cartas abiertas, atadas todas en una cinta, las puso sobre la mesa y las empujó hacia él.

- Son tuyas,  las escribió para ti -   Se puso de pie y busco dos copas pequeñas vertió un licor de líquido amarillento con olor a madera de cerezos,  Andros hizo una mueca de desagrado, no era fans del alcohol y jamás tuvo buena tolerancia con ello.  Teo con un movimiento grácil acercó la copa y le indicó que bebiera,  al parecer necesitaba un aliciente para tragar este amargo momento. Volvió a rellenar el asiento con su imponente presencia alzo la copa en el aire y con un gesto de reverencia se bebió de golpe el contenido de la copa.

Las manos le  temblaron, se desmoronaron las conjeturas del olvidó que el construyó con los años,  sin leerlas  creía ciegamente que allí encontraría la respuesta a sus inquietudes. Ella había dejado migajas escritas para él,  estás se convertían en su interior en las luces de las luciérnagas que le dan una pista al extraviado en la oscuridad.

Las llevo hasta su regazo y las acuñó contra su pecho, el papel cargaba su perfume, se cuestiono desde que momento comenzo a escribirle y porque nunca se las envio. Ahora solo debia leer cuidadosamemte aquellas palabras que resguardaban sus emociones.

-  No llegaron a destino -    la voz gruesa de   Teo estaba  cargada   de odio  -  Darwin se encargó de intercepatarlas cada vez que las puso en el buzón, las escondió -    Andros quizo esconder las ganas de golpear algo, una furia intetior lo invadía más y más al escucharle hablar.

  -   Al comienzo escribió seguido, luego de  no recibir respuesta las pauso,  pensando que  negabas el  hablarle,  entonces en  el ultimo tiempo  sólo  escribió una carta  al año. Asumió que la relegaste al olvido -  

Se abstuvo de perder el control, a cierto modo lograba empatizar con los celos de aquél que estaba a su lado, la posesión del otro es el sentimiento más primitivo que conservamos en la humanidad. No podía  dejar de sentir compasión por el corazón de un hombre enamorado , las dudas sembradas en su interior se transformaba en hiedra venenosa que lo rebaja a cometer actos desleales. El figuraba como  la sombra dentro de un amor que nunca llegó a florecer.

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