Capítulo siete

1.1K 133 29
                                    

Viernes



Noche




Me urge conversar con Elle, es la única idea que se mantiene despejada en mi cabeza. Quizás no contarle la verdad de golpe, sin embargo, sí alzar un poco más la voz con respecto a mis opiniones. Usualmente dialogamos de teorías, biología, libros, películas, comida, pero nunca enteramente de qué pensamos, o más bien, de lo que yo pienso pues él no tiene problema con exponer sus puntos. Soy yo quien más bien se posiciona objetivo e imparcial.

¿Realmente Beyond tiene razón?, ¿es la honestidad buena? No digo que no esté en parte de acuerdo con esa observación, no obstante, la sinceridad absoluta jamás ha sido realmente sana para la salud mental, entonces, ¿qué debo esperar? En mi experiencia, la franqueza jamás ha resultado beneficiosa: "la veracidad excesiva destruye", decía mi madre "y tú eres un niño bueno, tú no quieres destruir a nadie, ¿no es así, pequeño Light". Mi madre, ella fue mi gran referente, le callé todo, todo con tal de que no le contase a mi padre que soy gay. Hasta el día de hoy me pregunto con cuál de los amigos de mi padre no tiró, no obstante, él era feliz, feliz en su ignorancia, en su ineptitud, creyendo a raja tabla que su esposa era decente y fiel, un prodigio de mujer. Actualmente no sabe la verdad, ellos siguen viajando, riendo y compartiendo. Cuando la descubrí por primera vez, era muy pequeño, y me chantajeaba con eso, con la sonrisa de papá "Las cosas están bien como están, cielo, yo sigo cuidando a tu papá, ¿verdad?, ¿no ves cómo está de contento?". Me lo tragué, me ahogué y sufrí con aquel secreto por años. Al crecer, quise contarle, pero me amenazó con anunciarle a mi homofóbico padre el hecho de que mi orientación sexual no se inclinaba precisamente hacia el sexo opuesto, y me ofreció un trato. Yo podía tener cuanto novio quisiera, incluso, llevarlos a casa cuando esta se encontrase desocupada, a cambio de mi silencio. De modo que acepté, no sólo el trato, sino sus acciones, ¿qué tenía de malo que ella hiciese lo que quisiera a escondidas si mi padre se veía contento? Entonces aprendí a base de examinaciones que, si aparentas ser bueno, ético y complaciente, aun si no lo eres realmente, se puede vivir, y vivir bien, siendo amado, respetado y admirado. Mi moral personal jamás interfirió en ello. Hasta ahora.

En un principio estaba seguro de que lo que hacía estaba bien, me era conveniente. Y sigo creyéndolo, el problema está en que me aterra pensar en que sí puedan descubrirme. Quizás sí debería estar soltero y mantenerme solo en un departamento, pasando de persona en persona, llegando a casa sin que nadie me espere o me pregunte cómo me ha ido, olvidarme de que sí soy capaz de importarle a alguien, olvidar las proyecciones y los viajes... es que... tal vez y sólo tal vez... yo...

Siento una enorme presión en la garganta, un mal estar en el estómago, y un dolor punzante de cabeza. No puedo, no puedo, no puedo, no quiero. No quiero dejar a Elle, no quiero abandonar sus caricias, ni sus palabras bonitas, esas que siempre consideré horribles y empalagosas cursilerías. Ya me acostumbré a ellas, ya me encariñé de ellas. No quiero dejar de dormir en nuestra cama, no quiero dejar de hacer planes a su lado, no quiero dejar de besarle ni atenderle, pero tampoco quiero abandonar el sexo que no me da... me gusta probar, me gusta jadear, me gusta correrme entre cuatro y seis veces, me gusta que me griten porquerías en la cama, me gusta, me gusta y no puedo evitarlo. Estoy cansado, jamás pensé que fingir con conciencia podría agotar tanto, yo...


—¿Aló?, ¿amor? —sentí unos dedos rozar con suavidad mi hombro—. ¿Hola? Tierra llamando a Light —canturreó sonriente al verme alzar la vista en su dirección.

—Oh, hola, Elle, lo siento, creo que no te sentí llegar.

—¿Qué?, primero no me sientes llegar, ¿y después me dices Elle así, sin más? —respondió sonriente, juguetón, como si estuviese de muy buen humor—. Dios, amor, ¿te pasa algo? —le quedo mirando atónito, extrañado. Negué su pregunta moviendo la cabeza con rapidez ¿en qué momento abrió la puerta y entró sin que yo lo sintiese?—. Traje dos trozos de torta, son de cuatro leches, están riquísimos, lo degusté en la cafetería, y... ah, también compré unos sobres de cappuccino, ese que tanto disfrutas. El diseño del envase es nuevo, ¿no te parece creativo? Esta marca está renovando, y creo que... —si no le sentí llegar de puro ensimismado, ¿qué me hace pensar que si me descuido apenas un poco no podría llegar a descubrirme?, ¿qué sería Elle capaz de hacer en ese caso? Siempre me hice esa pregunta en modo jocoso, ahora ni siquiera me atrevería a ello—. Oye, Light, ¡Light!, ¿me estás escuchando?

—Perdón, perdón —me disculpé sacudiendo levemente la cabeza. Joder, Light, centrado—. En serio lo lamento, estaba pensando en los próximos deberes que tengo en la universidad, creo que el ramo de psicoanálisis me está complicando un poco y me tiene distraído.

Me miró denotando preocupación, y se agachó hasta quedar hasta la altura de la silla del comedor en la que me encontraba sentado. Apoyó las bolsas sobre la mesa.

—Amor, si estás enfermo, puedes decírmelo ¿sabes?, tengo el coche abajo. No es ninguna molestia como sueles decir el llevarte a médico. Hoy me preocupé mucho, fui a visitarte a la facultad para que almorzáramos, pero no te hallé. No tienes ni idea de cuánto te extrañé, deseaba mucho verte, y eso que no nos vimos en tan solo un día. Me he acostumbrado tanto a tu compañía que ya no me imagino no teniéndola —rió avergonzado—. Anoche nos desvelamos con Near para acabar con el informe, lo único que quería era llegar aquí para dormir abrazadito tuyo, pero no, fui fuerte, le pedí a Near que pasáramos de largo porque no quería separarme de ti en todo el fin de semana. He notado que siempre me atiendes, así que esta vez quiero cuidarte yo. Así que ya sabes, cualquier cosa, sólo dilo, estoy a merced de su majestad —dijo eso último sujetando mi mano con calidez, depositando un beso ligero sobre ella. Y esa sonrisa, demonios, me desarma su sonrisa.


Bésame —Le pedí en tono suave, bajito, casi inaudible. Amplió su sonrisa al oír mi deseo. Con su característica delicadeza, me sujetó con ayuda de sus manos los costados del rostro, y me besó.


—A mi querido e inocente Light, cualquier anhelo le será concedido —Mierda, no puedo... no puedo decirle la verdad. No puedo dejarle.


Hazme el amor —volví a susurrar, ansioso, desesperado. Desvió la vista, desconcertado.


—Ah, eh, esto...


Elle, ¿por qué...?


—¿No quieres un bocadillo, Light? —me cortó de golpe­—, yo estoy que muero de hambre —anunció acariciado en forma circular su zona abdominal. No me dio tiempo a responder. Al soltarse de mí, agarró con diligencia las bolsas sobre la mesa y emprendió viaje en dirección a la cocina.

Sólo es un desliz (Death Note Yaoi)Where stories live. Discover now