Confesión

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¿Por qué me debía pasar esto a mí? Nunca dude de mi homosexualidad, pero tampoco llegue aceptarme en mi totalidad, porque jamás se lo dije a mis padres, tal vez por miedo a su rechazo o por lo que me llegase a hacer la sociedad, creo que si lo hubiera hecho todo sería diferente; no me hubiera enamorado de Deo.

Aunque creo que hubiera sido imposible no enamorarse de él, todos deparan en él. Es alguien llamativo, no lo digo por su físico, sino porque acepta a las personas, las quiere como son y es honesto. Es putamente perfecto y era obvio que otras se iban a dar cuenta.

Salgo de la habitación para ir a la suya, golpeteo la puerta y escucho un quejido, antes de que la puerta se abra. Solo un poco.

El cabello de Deo esta desordenado, los labios hinchados y las mejillas sonrojadas, el brillo en sus ojos me gritan de felicidad con quien esta y duele.

— ¿Clio? Ya es muy noche, deberías estar dormida.

— Si, tú también deberías estar dormido en vez de... ya sabes, ver videos. – entrecierro los ojos. – Mañana ya es esa fiesta de tu familia, no querrás que los descubran.

— No nos van a descubrir, Clio, nadie viene a esta planta porque piensan que me acuesto contigo. – voltea sobre el hombro, ríe bajo y sale completamente, cerrando tras de sí. Sólo está portando boxer. – Además, no me importa si me descubren con ella.

— Tu mamá la odia porque piensa que es una cualquiera.

— Pues que la odie todo lo que quería, a mí no me importa. Yo la amo y con eso basta.

— Te van a echar de la casa, además, ¿qué tal si ella te mintió? – entrecierra los ojos. – Mira, las personas mienten, tu eres muy inocente ¿qué tal si sólo te quiere para coger?

— ¿Qué te sucede? – niega con la cabeza. – Pensé que eras mi amiga, ¿por qué me dices ese tipo de cosas?

— Porque no quiero que te lastime.

— Bueno, nadie sale sin heridas en este tipo de cosas ¿o si? Son cosas que pasaran tarde o temprano y yo quiero que pasen con ella, la conozco Clio, y aunque haya dicho todo aquello tiene sus motivos; le hacían burla, yo no estuve aquí para protegerla, ni Adam, tampoco iba a un instituto de buenos maestros. – suelta un suspiro. – Intentaron abusar de ella cuando se enteraron que era virgen, ¿acaso no es aceptable que haya dicho todo aquello sólo para no volver a pasar por aquello?

Me quedo callada, no es como que no la comprenda o algo similar, es simplemente que no me agrada. Le tengo Celos, feos y horribles celos.

Deo me observa por un momento, entonces abre los ojos con sorpresa y comienza a negar con la cabeza, riendo bajo con nerviosismo.

— Dime que no es cierto, Clio. – pide, yo sólo trato de sonreír. – Debes estar bromeando. – se pasa las manos por el cabello, incómodo y molesto; yo también estoy molesta.

— Disculpa por enamorarme de ti. – digo enojada, él me voltea a ver.

— Clio, dijiste que eras lesbiana, significa que no deberías sentir nada, absolutamente nada por mí. – gruñe. – ¡Te confié mi cuerpo!

— ¡No es mi culpa!

— ¡A la mierda que no! – bien, está muy enojado si dice groserías. – Clio, esto no era para nada emocional. Somos amigos, no puede... no deberías sentir nada por mí.

— Pero lo hago, en serio. Yo... eres al primer hombre que beso en mi vida, también al primero que se la chupo, eres mis primeras veces ¿qué tal si también eres el ultimo? Nos conocemos muy bien, podemos, no sé, intentar ser...

— No.

Dejo caer la cabeza, trago el nudo que se me ha formado y voy a mi habitación, no diré que llore. Sólo vacié mi cuerpo antes de que me ahogara la tristeza.

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Esta princesa No busca príncipeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora