–M-me... me gusta mucho estar contigo– admitió tímido y eso lo enterneció, así que se acomodó un poco para estar más cerca.

–A mí también me gusta mucho estar contigo– respondió con voz dulce. –Estás muy lejos... Jongin.

Obediente como era, Jongin se acercó más y más, hasta que sus narices se tocaban.Era lindo, era cómodo, era relajante y agradable. Ambos sintieron  mariposas en el estómago. Kyungsoo empezaba a perder el miedo, ya no huía de lo que representaba estar con Jongin, después de todo, el chico siempre mostraba lo que valía.

El primer roce de los labios fue casi tan intenso como la primera vez que se tocaron. A pesar de la oscuridad, Kyungsoo sintió como si todo estuviera iluminado alrededor, como un aura blanca aunque sus ojos estuvieran cerrados. Lentamente, se dejó llevar por Jongin hasta la cama, haciendo que el choque de las bocas fuera cada vez más intensa. El menor tenía la increíble capacidad de ser demandante, dulce y excitante, todo al mismo tiempo.

La explosión de emociones era suficiente para avergonzar a un espectáculo de fuegos artificiales. Eso era lo que Kim Jongin provocaba en él. Con todo el cuidado del mundo, el más alto dejó sobre el colchón el cuerpo de su adorado hyung, mientras se sacaba la camiseta de un tirón y la lanzaba lejos. No estaban en Jeju, no era una enorme cama con sábanas que se derretían de lo suaves, ni con servicio a la habitación disponible las 24 horas, pero el sentimiento no cambiaba para nada por eso. En ese cuarto, todo se sentía igual de importante, igual de significativo, incluso más. Porque lo que realmente valía, es que fueran los dos, compartiendo algo tan íntimo.

–¿Cómo puedes verte tan delgado, cuando estás tan marcado?

–¿De todas las cosas que pudiste decir en este momento, es la única que se te ocurrió?– respondió Kyungsoo con su típico tono mandón.

–Era para romper el hielo, te siento un poco tenso.

Jongin sonrió hermosamente, con esa expresión de niño bueno que tanto le gustaba. Kyungsoo se rió un rato y disfrutó de las atenciones que estaba recibiendo por muchas partes de su cuerpo.

–Bien, lo lograste... ahora estoy más tranquilo...

–¿Entonces, me dejarás hacer lo que quiera contigo?– propuso Jongin. No podía verlo bien, pero estaba seguro de que estaba sonriendo de lado, como siempre cuando conseguía algo que deseaba. 

–¿Puedo pensarlo más tiempo?

–No.

De inmediato, su novio retiró sus pantalones deportivos entre risas y quejas del mayor, que todavía no se podía decidir, pero era imposible resistirse a Jongin. Especialmente cuando estaba de buenas y con muchas, muchas ganas de comérselo, casi literalmente.

Kyungsoo sintió por un momento que estaba en desventaja al tener menos ropa encima, pero luego pensó de nuevo: ¿por qué sería eso algo malo? ¡Era bueno! Mientras más rápido Jongin tuviera acceso a su cuerpo, a su piel, a sus partes sensibles, mejor.

Entre juegos y besos, habían llegado hasta arriba en la cama. El dueño del cuarto golpeó ligeramente su cabeza contra la pared que daba a la cama. Jongin lo notó y, desde los muslos, subió sus manos lentamente hasta la cintura de Kyungsoo y lo ayudó a incorporarse.

Cuando prácticamente lo estaba sosteniendo, el mayor no pudo evitarlo y tomó con ambas manos el cuello y el rostro de Jongin, para fundirse en un beso. El más alto todavía tenía su cintura mientras el beso era lento, increíblemente lento y apasionado. Sus estómagos sintieron un extraño vacío al mismo tiempo, rara vez habían dado un beso tan increíble, con lenguas danzantes y emociones fluyendo.

Geojismal •Mentiras• (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora