45

3.5K 412 116
                                    

—Ahora que lo pienso, ¿tú no tenías novia? —le pregunté a Zev de camino al cementerio, él estaba manejando pero no se atrevía a desviar la vista del camino.

—¿Qué? —dijo confundido—. ¿A qué te refieres?

—Cuando hablaba con Jack... Cuando hablaba contigo, dijiste algo acerca de no poder comunicarnos porque tenías novia y era celosa. ¿Tienes novia?

Espero que no.

Zev se rió a mi lado, noté que nos íbamos acercando a nuestro destino y lo miré atentamente mientras se estacionaba.—Holly, ¿después de todo lo que te dije en serio crees que tengo novia? No quería que habláramos porque sentía que si lo hacía ibas a descubrir todo, aunque supongo que al final no sirvió.

—Te dije que soy demasiado astuta —me quité el cinturón de seguridad y salí del auto. Él ya había llegado a mi lado y nos dirigimos juntos al interior del lugar—. Pero sigo teniendo otra duda, nunca supe que significó el código binario que me mandaste. 

—Oh, eso. Creo que decía algo acerca de que no quería que vinieras, porque no te gustaría lo que encontrarías. Lo mandé y sabía que eras demasiado floja como para buscar el significado. 

—Me conoces—respondí sonriendo, Zev lo hizo de vuelta y tomó mi mano.

Luego de eso caminamos en silencio, nos abrimos paso entre hileras de lápidas. No quería exteriorizarlo pero me sentía extraña, pero debía de ver el nombre de Jack en una de ellas para poder aceptarlo. 

Y dejarlo ir.

Seguimos unos metros más hasta que Zev hizo que me detuviera, apuntó con su mano libre el lugar en donde Jack se encontraba. En ella estaba escrito su nombre, el año en que nació y en el que murió junto con una pequeña frase.

"Las lágrimas más tristes que se lloran sobre las tumbas, son las palabras que nunca se dijeron."

A mi lado su hermano se puso en cuclillas soltando mi mano y con ella acarició la lápida. Ninguno dijo palabra alguna por mucho tiempo, tenía un nudo en la garganta que me lo impedía. Lo había conocido toda mi vida y ahora no estaba, había venido esperando volver a ser su amiga. 

Me arrodillé al lado de Zev y comencé a llorar en silencio, no lo había hecho cuándo supe la noticia. Una parte de mi había pensado que se trataba de una horrible broma, que Jack saldría de algún lugar para abrazarme y decirme que estaba bien. Y entonces los tres seguiríamos juntos. Se sentía como una historia más que podías encontrarte por ahí, dos mejores amigos que se reencontrarían pero justo cuando iban a verse uno de ellos muere y se arruina, todo era muy dramático, muy ridículo.

—Lo siento —Zev volvió a disculparse, lo ví mirándome. Entre los dos, yo parecía mas afectada, pero sabía que no era así—, me hubiese gustado que todo se desarrollara de otra forma, que en lugar de estar en un lugar lúgubre como éste, estuviesemos riendo por ahí. Me siento muy culpable, cuando eramos niños siempre veía cómo todas las personas preferían a Jack, el extrovertido. Incluso tú lo hacías y no intentes negarlo, tampoco te estoy recriminando nada, no tengo derecho. Admito que muchas veces quise estar en su lugar, ser como él, supongo que tenía un complejo de inferioridad.

—Zev...—intenté decir algo para hacerlo sentir mejor pero me interrumpió.

—No, hay más. Un día Jack me dijo que estaba celoso de mi, me dijo algo acerca de querer que las personas lo tomaran en serio, que no porqué hablara tanto o por ser tan alegre significaba que era así todo el tiempo. Me confesó... que él sentía el deber de ser así, que no podía demostrar lo que de verdad sentía. Dijo que estaba celoso porque yo si lo hacía, si algo me molestaba lo decía, si algo me hacía sentir triste lo daba a notar. Y cuando me lo dijo, sentí mucha más envidia que antes, porque él fue capaz de decirme eso y yo no. 

—Pero lo estas haciendo ahora. —dije. Él no me miraba, no despegaba la mirada de la tumba de su hermano.

—Si, pero está muerto, es algo que me hubiese gustado decirle en persona. Después de su muerte me puse a pensar en todas las veces que debí de decirle que lo quería pero no lo hice, pensaba que cómo ya era algo que escuchaba de todo el mundo no era algo que él necesitara oír de mi. 

Zev finalmente se sentó en el pasto y lo imité, tenía el aspecto de estar cansado.

—¿Crees que eres el único?—pregunté, él posó su mirada en mi—. Yo me fui estando enojada con él, lo engañé para no verlo, también hay cosas que no le dije —volví a tomar su mano y la estreché—, Robin me dijo algo, me dijo que si seguíamos viendo quién tenía la culpa nunca acabaríamos. Que si Jack nos pudiese ver, se estaría riendo de nosotros—hice una pequeña pausa para ordenar mis ideas—. Te diré una cosa, siempre creía ser la persona que más lo conocía y también creí que él era quién mejor me conocía a mi. Me equivoqué, parece que Robin sabe mas cosas de él y Jack tampoco lo era respecto a mi. Eras tú, siempre fuiste tú.

—No lo creo —soltó una risa incrédula—. Tú decías...

Fue mi turno para interrumpirlo—Por Dios, yo no tenía que decirlo en voz alta porque siempre sabías lo que quería, si eso no es conocerme entonces no sé qué es.

—¿No lo dices para hacerme sentir mejor?—decidí terminar de una vez con la situación. Si él no creía en lo que decía se lo tenía que demostrar. Y solo se me ocurrió una forma de hacerlo.

Así qué me acerqué mas a él y antes de que Zev pudiese hacer algo lo besé. Recordé el día en que lo hicimos por primera vez, eramos niños y no teníamos ni idea de lo que hacíamos. Yo tuve curiosidad de hacerlo después de ver a mis padres y él se ofreció de voluntario. 

Pero ahora ya no eramos esos niños, habíamos crecido y cambiado. Él no se movió por un instante pero después me correspondió y me abrazó para acercarme más, fuimos despacio y nos tomamos nuestro tiempo. Fue algo tierno e intenso a la vez, justo como era Zev; y desde que llegué a la ciudad, no me sentí como en casa hasta en ese momento.

Nos separamos varios segundos después, esta vez él me sonrió de verdad.—No puedo creer que hemos hecho esto en un lugar así—dijo.

—Pues si aun no lo crees podemos hacer que suceda una vez mas. —bromeé, aunque en realidad deseaba que dijera que sí. 

—Me estás matando.

—Un chiste apropiado para decir en un cementerio, ¿crees que ya es tiempo de irnos?—pregunté.

 Zev asintió.—Si, creo que ya es hora. Solo déjame hacer una última cosa—se movió un poco para acercarse a la lapida—. Lo conseguí, hermano. —fue lo que dijo mientras la miraba.

Después ambos nos pusimos de pie, prometí venir luego y nos alejamos de ahí otra vez tomados de la mano.

Miré atrás una última vez para despedirme.

Yo también lo conseguí. Pensé para mis adentros, ojalá él pudiera saberlo...

Probablemente fue porque estaba cansada y tenía sueño, tal vez era por todas las emociones que había experimentado a lo largo del día. Pero cuando miré la tumba de Jack, puedo jurar que lo vi ahí, luciendo exactamente igual a la última vez.

Y nos estaba sonriendo.

Estaba feliz.

Fin.

Sin destinatarioWhere stories live. Discover now