SI o Si - 17 Años

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Me encerré en mi cuarto y no salí de allí hasta que Cecilia tocó mi puerta para decirme que la abuela había llegado. Demoré en bajar porque cepillé mi cabello, la abuela siempre me decía que parecía un nido de pájaros.

Abajo todos conversaban alrededor de la chimenea, habíamos dejado las luces de navidad puestas e iluminaban la estancia de modo que se viera mágica. Ignoré olímpicamente a Jorge y me senté al lado de la abuela. Le di un abrazo enorme y me comí las galletas que me trajo.

A la hora de almuerzo llegó Gemma, venía con una maleta ya que se quedaría todo el fin de semana, Cecilia no paraba de sonreír y de abrazarla.

El día transcurrió tranquilo desde que los compañeros de Jorge se marcharon. Por la tarde aparecieron los abuelos de Jorge y con eso las visitas estaban completas, sólo faltaba la cena que tenían preparada para la noche y al fin acabaría la tregua. Las ganas que tenía de gritarle a Jorge eran incontrolables.

Fui lo más educada posible con todos, evitando dirigirle la palabra a Jorge. La abuela se dio cuenta y me preguntó el por qué estaba así.

-Porque es un idiota -le contesté.

-No deberían estar enojados, en especial hoy -quise decirle el verdadero motivo de mi enojo a la abuela, pero si se lo revelaba seguro le daba un infarto-. Él se disculpara, tenlo por hecho. No resiste más de dos horas sin escuchar tu voz.

Quise saber que tan cursi sonaba eso, pero era verdad. Jorge siempre se disculpaba antes de que yo lo hiciera.

-Está bien, ahí veré si lo perdono -sin embargo, no lo hizo.

Nos llamaron para cenar y ojos verdes no me había hablado, ni siquiera me miró o se acercó. Como cuando éramos niños y nos ignorábamos el uno al otro. Pero si él creía que caería en su trampa, estaba equivocado. Conocía su plan, hacerme sentir tan culpable que yo correría hasta sus brazos para pedirle perdón, lo que él no sabía era que yo no me humillaría.

Mamá nos había comprado unos vestidos para la cena, considerando que hacía un frío de los mil demonios, no me pareció apropiado. Más tuve que usarlo o de lo contrario me dejarían sin cenar.

Era un vestido violeta, con un tul gigante y esponjoso y un leve escote en la espalda. Era la réplica exacta del vestido que usé la primera vez que vi a Jorge, nada raro si me pongo a pensar que mamá quiere tanto o incluso más a Jorge que a mí. Lo más probable es que quiera recordar esa noche en que llegaron a nuestras vidas.

La mesa del comedor estaba esplendida, un pastel de chocolate con crema de tres pisos decoraba el centro de ésta, había platos con pollo asado, papas doradas, langosta hervida, pato a la naranja y caldo de crema de verduras.

Cuando entré al comedor mis sospechas se hicieron ciertas, Lily y Holly estaban vestidas igual que yo, aunque sus vestidos eran menos llamativos que el mío.

-Martina, cariño, te ves preciosa -exclamó la abuela cuando me vio. Los abuelos de Jorge me dijeron algo similar, no hice ningún comentario al respecto, odiaba este vestido tanto como la conversación que tuvimos Jorge y yo en el desayuno.

Cuando estábamos por sentarnos, Jorge bajó.

Quedé sin aliento al verlo, vestía un traje negro y un gracioso corbatín en el cuello de la camisa. Parecía tonta mirándolo.

-Parece que el traje te quedó bien, Jorge. Martina no deja de mirarte -dijo mi madre. Reaccioné de inmediato y aparté la vista. Podía sentir la intensa mirada de Jorge sobre mí, el vestido hacía su parte también con lo horroroso que debía parecer.

-Ahora que Jorge es un hombre, al fin nos dirá que va a estudiar. Sabemos que postuló para la universidad, pero no nos ha dado otra pista -dijo mi padre mientras bebía de su vino. Ya habíamos terminado el platillo principal e íbamos por el postre.

¨Marry Me¨CANCELADAWhere stories live. Discover now