Capítulo 6

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10 de Marzo del 2017
6:00 pm

Su mirada me lo dijo todo y sus palabras por una rara razón me dolieron con si hubiera recibido un duro golpe que destrozaba lo poco de moralidad que tenía. Un chico tan jovial como él, nunca se me paso por la cabeza que iba a ser un VIH positivo, lo peor de todo es que lo he tratado mal y solo ha pasado horas desde que llegó, ahora no sé cómo sentirme al respecto.

- ¿Me pides una amistad? ¿Solo eso?

- Nunca he tenido una amistad, un amigo es algo extraño para mí.

Por un momento creí a ver escuchado a mí mismo con esas palabras.

- ¿En serio? – sonreí – Yo no soy bueno teniendo amigos la verdad.

- Somos neófitos en esto, león.

A pesar de lo ocurrido sus ojos mostraban una sincera alegría pero estaban rojos por las lágrimas que le salían.

- Eres muy encantador.

No sé por qué rayos dije eso, pero de mi boca salían palabras que mi cerebro no procesaba.

- Bueno como amigos creo que sería bueno comenzar de nuevo.

Su mira se había suavizado, parece ser que por un segundo se impactó de mis palabras.

- Nadie me había dicho eso nunca, gracias.

Sus mejillas se volvieron rojas, en serio, es demasiado encantador este chico.

- Bueno, cuéntame algo de ti.

Deje mi libro de lado y me senté en mi cama, me tranquilice, debía de hacerlo, después de todo, es una conversación para saber más del uno al otro.

- ¿Qué quieres que te diga?

Era muy difícil tomar esto, después de todo se nota que Dylan es un chico sensible, y más con todo lo que debe estar pasándole.

- Sé que no me contaras todo de una sola ves ¿Verdad?

Y otra vez su cara cambio, esta vez había duda en ella, es un chico muy fácil de leer.

- Solo lo importante.

- ¿Te contagias te o ya naciste siendo positivo?

Se puso un poco pálido, oh oh, conozco esa sensación.

- ¿Puedes elegir otro tema? -pude sentir su incomodidad- Es un tema que prefiero evitar a toda costa por ahora...

Vaya que, si se sintió incomodo, pero no es mi culpa él me dijo que le podía preguntar lo que quiera, nunca me dijo que lo que él quiera.

- De acuerdo.

Mira para los lados, es una manía un poco rara de mí ya que usualmente es cuando pienso más de lo debido.

- Otra cosa se me ha pasado por la cabeza.

- Rúgelo, león.

Vaya apodo, y lo irónico es uno que nunca me ha gustado en la vida, no sé por qué dejo que un niñato como este me controle en lo que viene a ser mi nombre.

- ¿Cómo es que estas aquí? Es decir, pensé que solo los de cáncer podrían estar en esta zona.

- En la mañana vomité sangre, resulta que el médico de emergencia era un viejo amigo de mi padre. Me dijo que nunca llegó a pagarle el favor que le debía, y me interno con su doctora de más confianza, Cárdenas. Y como ya te dije quieren ver que problemas me puede haber causado las drogas o el alcohol, quizás un tipo de cáncer...

Algo me decía que no era las drogas lo que ha causado el ser VIH positivo, pero no lo puedo presionar, después de todo recién somos “amigos”.

- Entiendo. Si buenos los Cárdenas son los mejor de este hospital de eso no hay duda.

El sonido de mi voz parecía tosca, celosa… ¡¿Qué rayos?!

- Creía que lo mejor era el patio de las flores.

La cague, definitivamente.

- Hablo de las personas.

- Bueno, pero eso de "Los Cárdenas"... ¿Sebastián es el hijo de la doctora?

¡Oh genial! ¿Hablaremos de ellos ahora?

- No, él es su sobrino.

- Tiene un buen sobrino.

Una sonrisa se le escapo, eso me hizo enojar, y no sé por qué ¿Es que acaso este chico va a ser mi perdición? Suficiente tengo con la enfermedad, pero él...

- ¿Te gusta?

¿Qué rayos dije?

- ¿Disculpa?

Sus ojos se agrandaron, es obvio que lo tome por sorpresa, hasta a mí me agarro con sorpresa mi comentario.

- Me refiero como enfermero.

Estupenda escapada, idiota.

- Solo llevo un día acá, pero hace bien su trabajo. En la tarde me acompaño al patio de las flores, fue muy amable.

Sus facciones se suavizaron, un alivio quizás.

- Pensé que ambos iríamos al patio de flores.

Y dale, en realidad mis facciones deben estar súper marcadas, estoy llegando a mi limite y lo peor es que no quiero que salga mi otro yo.

- Tenías revisión y no acordamos ir juntos, león. Yo tengo una historia con ese lugar quería ir a verlo.

- Bueno, como digas, sabes es mejor detener todo, no me siento bien.

Traté de incorporarme a mi cama, pero sentí que unos brazos me rodearon.

- León, Gracias por aceptar ser mi amigo, eso me hace muy feliz.

- Si.

Lo mire fijamente, sé que mis ojos denotaban frialdad porque hasta el sonido de mi voz lo fue.

- ¿Me sueltas? La verdad no estoy acostumbrado a esta clase de afecto.

- ¡Oh claro! Lo siento, buenas noches.

Se deprimió, bueno yo no puedo hacer nada a eso, en verdad no estoy acostumbrado a esa clase de afecto, nunca me gusto el cariño, bueno, desde que tengo esta enfermedad me volví una persona distante hacia los demás, sé que es repetido todo esto, pero, en serio nunca creo que volveré a hacer una persona que pueda volver a amar o poder ser tan delicado con una persona.

- Buenas noches.

Era demasiado temprano, lo sabía, sabía que podía hacer otras cosas, pero esta nueva compañía poco a poco me está matando, a todo esto, hoy en mi tratamiento los resultados no eran tan favorable, tal vez quizás tenga que adentrarme más a ellos, si con eso quiere decir que estaré alejado de este chico, tal vez sea lo mejor, la verdad él quiere una amistad que nunca tendrá como le dije, no soy bueno con las amistades, y eso es un hecho que nadie podrá cambiar, ni siquiera él, tal vez.

En la habitación de un hospital Donde viven las historias. Descúbrelo ahora