treinta y ocho

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Bajé del auto y Andrew me explicó que Thomas llegaría por él en unos minutos, que no me preocupara. Asentí y rodeé su torso y su cintura con mis brazos, acercándolo a mí.

— Lamento mucho lo que pasó Alex, no sabes las ganas que tengo de matar a Harry por el simple hecho de herirte, pero me meterían a la cárcel por eso -rio sin ganas mientras acariciaba mi cabello.

No quería hablar porque sabía que si lo intentaba la voz me fallaría y rompería en llanto de nuevo.

— Nos vemos pequeña. Que descanses -me alejó delicadamente de su cuerpo y plantó un beso en mi frente. Me despedí con la mano.

Entré a casa procurando no hacer ruido y caminé hacia mi habitación, cerré la puerta y me apoyé en esta. Exhalé entrecortadamente. No quería pensar en nada, no quería recordar nada.

Fui al baño y cepillé mis dientes, al terminar observé mi reflejo en el espejo. Tenía la cara rosada y los ojos hinchados y rojos. Apliqué agua sobre ella aprovechando para tranquilizarme. Respiré una y otra vez. No había notado lo cansada que estaba hasta que mi cuerpo tocó la suave superficie de mi sobrecama, quedándome dormida al instante.

( • • • )

Me desperté al sentir una caricia en mi frente. Abrí los ojos lentamente y pude observar a mi madre, sonriéndome.

— Buenos días cariño. ¿Todo bien anoche? No escuchamos que llegaras.

Alcé mi mano en señal de espera. Fui al baño y cepillé mis dientes. Regresé a la cama.

— Si, todo bien -mentí —. Llegué un poco tarde, lo siento.

— No te preocupes, lo importante es que hayas llegado bien. Aprovechando que ando de buenas, te prepararé el desayuno. ¡Hoy tengo el día libre! Tu padre ya se fue y no regresará hasta media noche, así que mejor no esperarlo. Te espero en la cocina, ¿sí?

Asentí, fingiendo una sonrisa. Besó mi frente y me sonrió antes de salir de mi habitación, cerrando la puerta.

Suspiré, los recuerdos de la madrugada llegaron a mi mente, provocando una opresión en el pecho y el ardor de mis ojos que amenazaban con dejar caer más lágrimas. No quería llorar, y no iba a hacerlo.

Me coloqué ropa cómoda y me sujete mi cabello en una trenza. Salí hacia la cocina. El olor a panqueques ya abundaba en la casa. Llegué a donde mi madre y besé su mejilla.

— Ay amor me asustaste -dijo ella riendo.

— Lo siento -me uní.

Y así pasó la mañana, charla y risa con mi madre. Gracias a ella conseguí olvidar un poco lo sucedido con Harry. Al llegar la noche, nos pusimos a ver películas de comedia y nos la pasamos de maravilla.

La última película había terminado, era la 1:30 de la mañana y ella ya bostezaba de sueño.

— Deberías acostarte ya madre, es bastante tarde -dije mientras acariciaba su cabello tintado de rubio platinado.

— Lo sé... ¿Segura que quieres que te deje? ¿No estarás muy sola?

— No madre, no te preocupes. Estaré bien, anda, ve a dormir -sugerí por última vez.

— Está bien, que descanses princesa -me dio un beso en la mejilla y se fue, cuando escuché su puerta cerrarse, apagué la televisión.

Recargué mi cabeza en el respaldo del sofá y cerré los ojos, suspirando. Había sido un buen día pero mis ánimos aún andaban por los suelos. Mañana no tenía nada que hacer así que intenté enviarle un mensaje a Ashton.

Dangerous » H.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora