XXXIV: Centro Comercial

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Esperamos a que amaneciera para empezar a buscar una forma poder usar la radio, teníamos que buscar por toda la ciudad un generador eléctrico y nuestra mejor opción era buscarlo en las grandes tiendas, porque ahí sin muy probablemente podríamos encontrar una.

Nos alistamos para el viaje en plena mañana, Jonathan seguía dormido en un cuarto aparte de los demás, siempre esta con la mujer que nos preguntó sobre el al principio, es la médico del equipo y le da tratamientos especiales con la poca medicina que tenemos, ella nos a dicho que le gustaría analizar su sangre, pero para eso necesitaría algunas cosas, como un microscopio, jeringas y algodones, pero no soy experto en ese tema, así que le dio a Alex una lista con todo lo que ocupaba por si llegábamos a encontrar una farmacia o laboratorio para tomar las cosas necesarias

Alex nos prestó unos chalecos antibalas y unos cascos, en total teníamos unos diez kilos de peso, agregando el de las armas que traíamos, nos prestaron una MP5, y dos ACR, porque las nuestras tenían un agujero de bala y ya no servían, teníamos muy poca munición incluso con la que teníamos nosotros en el autobús, tan solo tres cargadores para cada uno, dos granadas cegadoras, una granada de fragmentación y dos revólveres que traían Alex y uno el sujeto que nos iba a acompañar, su nombre es José, es un gran amigo de él y lo conoce desde que se alistaron juntos en la policía.

Una vez preparados, empezamos a quitamos los costales de la salida, los quitamos todos en unos segundos, Alex abrió la puerta y detrás estaba el autobús exactamente igual a como lo habíamos dejado la noche anterior, Alex subió y lo movió asegurándose primero que no hubiera zombis cerca, en cuanto quito el autobús un poco más alejado se encontraba el Sandcat oculto entre un par de pequeños árboles que solo alcanzaban a cubrir la mitad del vehículo, salimos a la calle y los hombres que se quedaron dentro cerraron la puerta detrás, llegamos al camión José, Kechu, Edgar y yo, seguidos de Alex un momento después, cerramos las puertas del vehículo y Alex lo encendió, Juan se puso de copiloto y nosotros atrás, Edgar tomo la cabina de en medio donde se podía ver por encima del vehículo porque tenía un espacio especial para eso.

Alex reviso el Sandcat para que todo estuviera bien antes de partir y cuando vio que se encontraba en perfecto estado, empezó a acelerar, bajamos la banqueta donde se encontraba el Sandcat como si solo fuera un pequeño bache que apenas se sintió, pasamos por enfrente de la catedral y doblamos por dentro de una cuadra que nos impidió seguir viendo la. íbamos muy rápido por las calles a pesar de que estaban muy estrechas, volando las lomas de las calles a máxima velocidad, pasando por encima de los zombis como si solo fueran aire, solo escuchábamos el sonido de los cuerpos siendo atropellados.

El primer centro comercial al que iríamos era al más viejo de la ciudad, porque es el que se encuentra más cerca de donde estamos, llegaríamos en tan solo unos minutos si seguíamos a la velocidad a la que íbamos, Alex es muy bueno para manejar, da curvas muy cerradas y esquiva obstáculos muy fácilmente, si podía esquivar a los zombis también lo hacía, no quería dañar el vehículo sin sentido.

Llegamos muy rápido al centro comercial, Alex metió el Sandcat al estacionamiento y lo detuvo justo en la puerta de entrada, Edgar reviso desde arriba que no hubiera zombis cerca, bajamos y nos dirigimos a la puerta de entrada, hacia bastante calor y era duplicado por el chaleco antibalas, pero no le prestaba mucha atención en eso, mi mente estaba concentrada en otro lugar. Las puertas del centro comercial estaban cerradas con una reja, pero ya habían sido atravesadas anteriormente, porque en el centro de la reja hay un enorme agujero, que en las orillas tiene un rastro de sangre seca.

— Ya habíamos entrado aquí antes, lo hicimos para buscar comido, pero no encontramos mucha, el lugar ya había sido saqueado por el gobierno para alimentar a las personas. — Nos empezó a contar Alex. — No se separen y sigan me sé dónde tenemos que buscar.

Alex nos empezó a guiar por el centro comercial y lo seguimos sin pensarlo, ya que él ya había explorado este centro comercial con anterioridad, pasamos por las cajas mirando a todos lados para que los zombis no nos tomen desprevenidos, el lugar estaba un poco oscuro y lo hacía perfecto para que los zombis chillones lo utilizaran para refugiarse por el día, era lo que más me preocupaba.

Recorrimos de extremo a extremo el centro comercial sin toparnos con un solo zombi, llegamos hasta una puerta que daba al cuarto de máquinas, pero estaba cerrado con llave, José golpeo la cerradura con la culata del arma y esta salió volando, abrió la puerta, dentro del cuarto de máquinas reinaba la oscuridad, no se podía ver nada, pero por suerte los cascos tenían linternas para estos casos, las encendimos, pero solo funcionaron la mía y la de José, nos pusimos al frente del grupo, para iluminar el lugar, el cuarto de máquinas estaba cubierto de polvo y telarañas por todos lados, algunas incluso tenían el tamaño de una pelota de béisbol, en otros tiempos habría salido de ahí huyendo, pero después de luchar con tantos zombis, ya no me daba miedo nada, de hecho era un lugar agradable.

el lugar estaba vació y los generadores que encontramos era demasiado grande como para poder llevarnos lo, no había más que buscar aquí, solo nos quedaba volver al Sandcat, salimos del cuarto y cuando lo hicimos el ruido de los zombis al entrar se empezó a escuchar, nos acercamos agazapados para ver la cantidad de zombis que estaban entrando al centro comercial y eran demasiados, varias decenas de zombis que entre ellos se encontraban algunos de los zombis locos corriendo por todo el lugar, uno casi nos ve pero nos ocultamos justo a tiempo, regresamos al cuarto de máquinas para ocultarnos, pero no tenía llave, así que si nos encontraban no podríamos detenerlos, cerramos la puerta despacio después de que entramos todos, podíamos ver al otro lado por un pequeño agujero donde antes estaba el picaporte de la puerta.

Nos turnábamos para mirar al otro lado, poco a poco los zombis se estaban acercando a donde estamos nosotros, quedamos atrapados como ratones en un laberinto, no teníamos a donde ir, y la cantidad de zombis estaba aumentando, uno de ellos se empezó a caminar en dirección a nosotros, se estrelló contar la puerta, pero esta no se movió ningún milímetro, porque la teníamos muy sujeta, por el agujero de la puerta se veía el zombi para do sin moverse, solo podía ver parte de su cintura y sus piernas, era un hombre de traje, por lo que vi cuando se acercaba, seguí vigilando lo sin apartar la vista del agujero, pero pegue un brinco hacia atrás cuando el zombi se agacho para mirar por el agujero, caí de sentado en el suelo, pero me repuse para volver a mirar, despacio me acerque al agujero de la puerta, mientras todos me miraban inquietos y preguntándose por qué me había exaltado.

El zombi miraba hacia dentro, pero sin hacer ningún movimiento, solo se quedaba quieto con un ojo en el agujero de la puerta, me le quede mirando, pero él no podía verme como si la oscuridad del interior, nos ocultara, Kechu tomo mi lugar para ver que estaba pasando y también se sorprendió por ver al zombi tan cerca, después de un rato el zombi se fue alejando por la izquierda y le perdimos de vista, fue muy extraño ver a un zombi tan de cerca sin que nos intentara comer.

Una araña patona empezó a caminar por el rostro de Alex, pero este ni se inmuto por ello, lo bueno que es una araña inofensiva para los humanos así que no le prestamos atención. Las horas pasaban y el número de zombis dentro del centro comercial no disminuía, todo indicaba que nos quedaríamos atrapados por lo menos un tiempo ahí, pero no nos convenía, porque lo único que estaba deteniendo la puerta éramos nosotros, teníamos que idear una forma para escapar de ahí sin morir y teníamos que hacerlo lo más pronto posible.

Por más que lo pensamos la única forma de salir era que uno de nosotros hiciera de carnada, pero sería una muerte casi segura, no hay muchos lugares por donde escapar y además hay demasiados zombis como para esquivarlos, no podíamos hacer nada y a cada minuto que pasaba íbamos perdiendo las esperanzas. Nos tranquilizamos un poco y decidimos esperar hasta que los zombis se marcharan o por lo menos esperar una oportunidad de escapar.

Nos turnamos cada quien, para vigilar la puerta, cada uno debía vigilar la puerta dos horas mientras los otros descansaban, era mucho pero no sabíamos cuánto tiempo íbamos a durar aquí, los demás se sentaron de espaldas a la puerta y el primero en vigilar fui yo, me recargué a la pared y empecé a mirar hacia afuera para ver qué pasaba y así empezaron mis horas de vigilancia.



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