30. Alas ✔

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Regresé. Lo sé ha pasado tanto tiempo desde que retome lo que fue la plataforma y las redes [instagram: blair_storm twitter: DCBlair78]  fue un año aproximadamente, creanme que estaba bloqueada, entre tareas, trabajo, proyectos, que no me dejaba tiempo, volví para quedarme. 

Escribí esta nota porque siento que les debo una explicación que ya di, estuve poniendome al tanto aquí en wattpad y en las redes, les daré el final que se merecen, comenzare con DESTROY ME cuando termine aquí, es mi reporte Joaquín, los amo. 

Con amor, Blair. 



Raider.

Los humanos tenían la creencia errónea de que necesitan a alguien para sobrevivir.

Yo le había roto el corazón.

A la mitad de todo esto, estaba ella. Había cambiado radicalmente desde la conocí, yo sabía que esta no era la primera vez que había conocido a mi condena, pero viéndola a través de los siglos se volvía menos denso, la amaba. La amaba tanto como para no quererla conmigo, la amaba en la manera que te das cuenta que ya no existe marcha atrás.

La había amado tanto tiempo.

Tanto que dolía.

Y ya no estaba dispuesto a querer tenerla conmigo. En ese momento pensé con la cabeza fría, y deje de lado lo que sentía. Teníamos a cientos de seres detrás de nosotros que querían saciar su venganza, y para mí, derrotado accedí a un trato.

—No logro sacármela de la cabeza —susurré entre mis labios.

Mayson con los brazos flexionados detrás de su cabeza con su semblante burlón y altanero me sonrió.

—Te lo dije —parpadeó dejando de girar el cuchillo pequeño entre sus dedos—. Sabías que esto sucedería desde que Gabriel apareció, termina esto Rayder.

Algo dolió. Cientos de años entrenando para no sentir y en ese momento algo latía en mis entrañas, yo había perdido la cabeza por Arielle, Kassandra, Lia cualquier nombre con el que apareciera, me parecía un ser extraordinario pero fue mi destrucción. Yo, un vil y poderoso ángel cayendo por lo que ellos conocen como lujuria, a la mierda la lujuria y las guerras el infierno iba arder si alguien llegaba a tocarla.

—No puedo sacármela de la cabeza —murmuré al aire, así sin nada, solo murmuré y todo me sonó tan vacío que algo volvió a pesar en mi pecho.

—Se llama culpa —dijo Mayson por fin. Barrió despacio cada punta del lugar para decirme con voz amortiguada, —ese tipo de voz con la que te dicen un secreto—. Y te duele aquí —señaló su pecho arrastrando las palabras en voz baja, sus dedos ascendieron hasta su cabeza—, sin embargo todo recae aquí.

La mente, las memorias, todo.

—Quizá Gema, quizá ella pueda ayudarme a arreglarlo.

—Ni siquiera pienses en ella, no en ella, Rayder —había resentimiento y amor en su voz, todavía no la perdonaba del todo, pero era Gema, y si algo era bien sabido de ella es que le encantaba jugar con los recuerdos de las personas—. Gema me quiere a diez metros bajo la tierra con todos esos demonios.

—Estoy jodido —lancé la estatuilla brillante que tenía entre mis dedos al aire sin perderla de vista.

—Solo mira como la observa —la voz perezosa del demonio a mi lado me inmuto—. Déjala ir, Rayder.

El chico de los ojos verdesWhere stories live. Discover now