;Capítulo 4;

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« –Ya sé, los vi besándose– me dijo Kira moviendo sus cejas de arriba hacia abajo, haciendo que tire una ligera risa nerviosa. Le estaba contando sobre el beso que tuve con Jackson en aquella fiesta que acabábamos de irnos–. Lydia, ¿Estás bien?– me preguntó mi amiga al verme cerrar un poco los ojos y hacer arcadas. Dios, había tomado demasiado.

– ¿Yo? ¡Perfecta, como siempre!– reí y apreté el acelerador de mi auto. Miré mi reflejo en aquel espejo retrovisor y vi mis -aún en perfectas condiciones- ojos delineados.

Lydia, creo que será mejor que detengas el auto y maneje yo. No estoy tan sobria pero estoy más consciente que tú.

¡No!– grité como una niña, haciendo que me ría como una loca, en cuestión de minutos cualquier cosa me parecía diez veces más graciosa. Sentí la mirada acusatoria de Kira, por lo que bufé–. Bien, pero no pararé aquí, espera que cruze esta manzana y ahí cambiaremos de lugar.

Está bien– sonrió, pero yo rodé mis ojos.
Giré hacia mi izquierda, pero gracias a mi estado de ebriedad no me fijé que acababa de meterme a una carretera en contramano.

Una fuerte luz junto a un claxón me hizo reaccionar, traté de girar para esquivar esa enorme camioneta, pero eso solo empeoró las cosas...

Nuestro auto se encontraba girando por toda la zona, sentí una fuerte punzada en mi brazo derecho, de mi labo inferior caía sangre al igual que de mi frente. Intenté abrir los ojos, pero todo lo que vi fue el parabrisas rompiéndose en pequeños cristales, entrando en ambos de mis ojos.

Mis gritos de dolor se hicieron más fuerte al sentir los cristales en mis ojos, haciendo que solo vea -apenas- sangre.

El auto había dejado de girar y lo único que quería saber era si Kira estaba bien.

– ¿Lydia?– se la escuchaba parcialmente bien, en cambio yo...solo me encontraba gritando desesperada por ayuda– ¡Oh por Dios, Lydia! ¡Tus ojos están sangrando!

¡Kira! ¡Por favor ayúdame!– Intenté abrir mis ojos pero sólo dolió más, dejándome completamente cegada y desmayándome del dolor. »

– Sí, Isaac. Todo está bi...– Stiles se encontraba hablando por teléfono con el hermano de Lydia, del cuál se habían hecho cercanos. Pero el grito desesperado de Lydia que venía de su habitación lo preocupó demasiado.

– ¿Stiles? ¿Qué fue eso?– Demonios. Isaac también había escuchado a Lydia.

– Oh...nada, todo esta b-bien. Estaba viendo una película de terror, el ruido que escuchaste fue el grito de el personaje principal...– trató de inventar lo primero que se le vino a la cabeza–. ¡Hay mucha sangre! ¡Debes verla! Adiós Isaac– Stiles juraba nunca haber hablado tan rápido.

Cortó el teléfono y corrió a la habitación de Lydia.

– ¡Lydia!– la chica se movía frenéticamente junto con sus gritos desgarradores y llantos–. Sh, ya está, fue sólo una pesadilla– trató de agarrarla y calmarla, pero al decir lo último sólo la hizo llorar más.

– Una pesadilla que es real– dijo entre sollozos. El chico de lunares se acercó a Lydia abrazándola un poco, se veía tan vulnerable que no rechazaría su abrazo.

– Todo esta bien, sólo...intenta dormir de nuevo.

– ¡No!– le contestó aterrada–. No volveré a dormir, volveré a soñar eso– Por más que él se moría de la intriga, sabía que no era momento de preguntar que era "eso".

– No– dijo sonando firme, lo que a Lydia le causó de cierta manera tranquilidad–. Prometo que no volverás a soñar...lo que sea que soñaste.

– ¿Cómo lo sabes?– le preguntó ahora más calmada.

– Lo sé porque...– «Vamos, Stiles, piensa»–. Porque dormiré contigo.

– ¿Sabes? Creo que prefiero volver a soñar aquella pesadilla. Gracias.

– Tu te lo pierdes, cariño– una apenas notable sonrisa apareció en los labios de la pelirroja–. ¡Vamos Lydia! No sé si te lo dijeron pero...soy muy bueno calmando pesadillas– ¿Calmando pesadillas? ¿En serio? Definitivamente no era bueno convenciendo a chicas. Pero la esperanza volvió a Stiles cuando vió que Lydia rió.

– Está bien, ¡Pero esto no se repetirá!.

El chico a lunares se sacó sus zapatillas y jeans, metiéndose bajo las sábanas, al segundo que se acomodó, La rubiafresa se amarró a Stiles, poniendo unas de sus piernas arriba de él y sus brazos alrededor de su pecho.

– Hasta mañana Stiles.

– Ahora sí, hasta mañana Ariel– dijo, logrando que ambos suelten una sonrisa.

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Love without looks  △ Stydia Where stories live. Discover now