—León, ¿ventilaste mi cuarto? —preguntó intentando voltear hacia mí pero por nuestra posición le fue difícil hacerlo—. Papá me dijo que había desinfectado mi dormitorio y estoy segura que olerá peor que un hospital.

—No lo hice tu papá no me quiso dar la llave.

—Ash —se quejó—. Espero que de ahora en adelante no me traten como una niña. Se supone que soy mayor de edad, deberían de dejar de tratarme como una pequeña.

Me encantaba escucharla quejarse.

Estábamos sentados en los primeros escalones de los dormitorios mientras esperábamos a que Karina llegara. Al parecer Esteban y yo teníamos un desastre en nuestros cuartos porque cuando Gia pidió subir ambos gritamos con terror y estuvimos de acuerdo en que sería mejor esperar fuera.

Cuando llegó no me había fijado en como lucía pero ahora que tenía más tiempo de admirarla me di cuenta que llevaba una falda blanca que le quedaba arriba de la rodilla y una blusa roja de esas que a las chicas les gustaba usar tanto, eran de una tela transparente pero a diferencia de otras chicas Gia sí sabía usarla porque llevaba una blusa de tirantes del mismo color debajo, también tenía unos zapatos de piso que nunca le había visto y una bolsa pequeña que sí había visto pero no en ella. Arrugué la frente intentando recordar en donde había visto esa bolsa negra…

—Gia, ¿Fuiste a ver a Alissa antes de venir aquí? —la risa que tenía al estar hablando con Esteban se apagó inmediatamente y se removió incomoda en el escalón.

Levantó la mirada y titubeó.

—Ya llegó Karina —apuntó hacia el frente.

—No cambies de…

—Hola —dijo la muchacha acercándose como un bólido hacia nosotros, temía que me atropellara.

Gia se levantó justo a tiempo para abrazarla, ambas empezaron a hablar al mismo tiempo y rápido que ni siquiera sé cómo se entendían pero de alguna extraña forma lo hacían porque ambas asentían y se abrazaban nuevamente. Los dos hombres nos quedamos sentados viéndolas hasta que a Karina se le ocurrió una tonta idea que no me incluía a mí.

—Ven, Esteban —dijo Karina agitando la mano rápidamente—. Volvemos más tarde León —me avisó mientras jalaba a Gia y a Esteban de la mano, ambos parecían ajenos a lo que tramaba su amiga.

—Pero debo decirle a Le… —empezó Gia pero fue interrumpida por su amiga.

—Volveremos en un par de horas, me lo debes después de haberme dejado como loca durante tres semanas…

—¿Y yo que tengo que ver con ustedes? —preguntó Esteban siguiéndole el paso.

—Ustedes sólo vengan y ya.

De pie en los primeros escalones observé, sin comprender, como se llevaban a Gia de mi lado, de nuevo. Quería pasar todo mi tiempo con ella y me la quitaban… gracias Karina.

Volteé hacia mi dormitorio y recordé que estaba hecho un basurero, subí corriendo para intentar arreglarlo un poco antes de que Gia volviera, después de todo sí tenía que agradecerle un poco a Karina.

En una hora terminé con la mayoría de las cosas que hacían ver a mi dormitorio como una bolsa de basura gigante, la cama estaba tendida con sabanas y cobijas limpias, el piso se veía y lo había limpiado con desinfectante, la cocina estaba limpia y al fin había encontrado la mesa, mi televisión ya no parecía un portavasos y mi bote de basura ya no parecía estarla vomitando. En tres bolsas de basura gigantes, que ya había arrojado al contenedor, había quedado toda la suciedad.

Kiss me, baby (KMB Libro #1)Where stories live. Discover now