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ASHLEY.

Al fin sábado. Los exámenes habían estado súper difíciles. Pero gracias a Dios los días habían pasado.

Hoy, más tarde, Lianna vendría a buscarme para ir a una disco... Disco a la cual sin duda alguna iba a asistir y esta vez no sería a escondida de Andrus ni de mi madre... Desde hoy pretendía hacer un cambio en mi vida, nada de cosas a escondidas, desde hoy hare todo con permiso de mi madre y sé perfectamente que ella dirá que si en cualquier cosa. ¿Y Andrus? Pues que se joda, él va donde le da la gana y no dice absolutamente nada a nadie, yo no tengo porque decirle nada a él, la única que debe saber a donde voy, y con quien, es mi madre.

Escuche la alarma sonar, eran las 12 del medio día, ayer me había acostado tarde de la noche y me alegro haber despertado a esta hora, porque levantarme a las 6 todos los días no es algo agradable.

Se siente un silencio en toda la habitación, me levantó de la cama y camino hacia la bañera para darme un baño, me deshago de mi pijama y entro, abro el grifo y cierro los ojos esperando el impacto de la helada agua... Pero nada. Abro y cierro el grifo... Nada.

Bufo y salgo de la bañera, tomo mi cepillo dental para luego envolverme en mi toalla y encaminarme a la habitación de mamá.

–Mamá...– Abro la puerta de su habitación pero me detengo a la mitad al escuchar la voz de Andrus a mis espaldas.

–Buenas tardes, patito durmientes– Sonrió levemente al escuchar sus ocurrencias. Me giro hacía él y noto que esta recientemente salido de la ducha, ya que sostiene una toalla en sus manos y solo lleva puesto unos jeans. –Mamá salio esta mañana, dijo que vendría más tarde...–Suspire ante sus palabras. Él paso la toalla por su pelo húmedo y continuo. –Oye, tengo hambre. Prepara de comer– Ruedo los ojos ante sus últimas palabras.

–Es obvio que también te acabas de levantar...– Dije ignorando sus palabras. Empecé a caminar en dirección al baño de servicio y pasando por su lado me detuve. –A mi bañera no llega el agua. ¿Me echas la mano?– Dije girándome nuevamente hacía él.

–Si, Dame un minuto...– Da un bostezo al final de la palabra. Andrus iba a decir algo, pero hable antes.

–Prepararé pancakes, con mucha miel– Él sonríe. Me lanza la toalla al rostro, deje escapar un gruñido mientras la tomaba entre mis manos. 
–Eso es chantaje...– Pausó. – Lo arreglare en seguida– Continúa  diciendo sonriente –Oye, estoy esperando a Erick...– Frunzo el ceño ante sus palabras. Él se gira y empieza a caminar por el corto sendero. –Si viene, mandalo directamente hacía mí– Sin más, lo veo adentrarse a mi habitación cerrando la puerta tras él.

Me encamine al baño de servicio, estando en este me deshice de la toalla de Andrus y de la mía. Cepille mis dientes para luego entrar a la bañera y darme una relajante ducha...

El agua estaba mejor que días anteriores.

Al terminal, recuerdo que no saque absolutamente nada que ponerme... Me cubrí con la toalla y seque mi pelo con la de Andrus, me doy una mirada rápida al espejo, salgo fuera... Llegando a mi habitación, escuche el timbre sonar una, dos...

Erick. Debe ser él...

Rápidamente me encamine a la habitación de mi hermano y tome lo primero que vi tirado en su desordenada cama: una remera blanca, justamente la que el tenía anoche. Sin preámbulos, me la puse, luego envolví la toalla alrededor de mi cadera. Me sentía incomoda con la remera de Andrus, tenía un aroma a colonia de hombre mezclado con sudor... ¡Agh!.

ERICK WILLIANSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora