Era inevitable

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Estaba ansioso por que el día empezará, mucho a decir verdad, y aunque en él fuera normal el tener ánimos por asistir a clases, ahora era en un nivel muy elevado, extrañando a Nathalie.

Pero cabe mencionar que también estaba jodidamente nervioso.

No sabía que iba a suceder, pero ya era inevitable de cualquier manera.

Solo esperaba que Marinette lo aceptará, así como el lo haría en cualquier instancia.

No hace falta decir que su rutina mañanera había tenido altibajos, gracias a los nervios, teniendo que cambiarse de atuendo dos veces, una por terminar manchando su playera y la otra por desgarrar sus pantalones.

Claro, sin olvidar su amuleto.

Incluso él podía pensar que no todo lo malo era por causa de sus nervios, si no quizás mala suerte.

Y el momento de la verdad llegaba.

Cuando llego a la escuela se extrañó de no ver a Marinette por ahí, aunque si lo pensaba bien era algo normal, ella usualmente era la ultima en llegar.

Río levemente ante este pensamiento mientras cruzaba el umbral de la entrada.

— ¿Y esa sonrisa, Agreste? — Una voz femenina lo saco de sus pensamientos, era Alya, quien lo miraba divertida.

— Por nada — Intento evadirla.

— ¿Algo que reportar? Estas inquieto — Comentó ella de manera tranquila y al notar que sus ojos no querían mirarla y un tono rojizo cubría su rostro, la respuesta apareció frente a sus ojos — ¡Le dijiste! —.

— ¡No! — Negó con sus brazos — Bueno, si, pero no — Suspiro, cubriendo su rostro con su mano algo desesperado — Es complicado Alya —.

— Tú eres el complicado —.

Okey, ella tenia un punto.

Adrien Agreste era complicado.

— ¿Ella sabe? — Preguntó Alya, mientras observaba hacia la entrada principal.

Adrien suspiró.

— Sí, ella sabe — Hizo una pausa — Y no, no se lo que opina, me fui justo después —.

— Querías guardar el enigma, vaya, si que eres Chat Noir — Comentó burlona mientras saludaba a alguien en la entrada.

«No, realmente quería que ella pensará bien sobre todo eso»

Algo así — Por curiosidad llevó la mirada hacia donde Alya saludaba.

Y ahí estaba Marinette.

Dos pensamientos pasaron por su mente en esos momentos.

Uno, que parecía una gelatina por los nervios e irremediablemente adorable.

Y dos, que de verdad anhelaba que su mejor amiga fuera Ladybug.

Tragó saliva e intento caminar hacia ella, pero al momento de comenzar a avanzar, ella partió cual cohete hacia el salón de clases.

Lo había evitado.

Aquello lo había dejado clavado al piso, y tremendamente pálido.

— Creo que fue demasiado enigma — Le susurro Alya, para después comenzar a caminar hacia el salón de clases.

[…]

Pelear con Akumas no se comparaba en nivel de dificultad a o que estaba viviendo ahora mismo.

Inevitable [TERMINADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora