Las voces se habían ido, pero eso no significaba que había parado de sentir malestar. De un pronto a otro se sentía exhausta, como si hubiese pasado todo el día haciendo ecuaciones complicadas. Soltó un suspiro y se quedó unos minutos en silencio, con su cabeza debajo de los brazos.

—Oye… ¿estás bien? — escuchó a una voz preguntarle.

        Levantó su cabeza y ahí estaba Paul. Llevaba una camisa de manga larga azul, que hacía que su cabello resaltara más. Natasha notó la sonrisa en su boca, no era genuina, más bien era la manera en la que disimulaba su preocupación. Lo sabía porque ella también la usaba de vez en cuando.

—Sí, simplemente necesitaba estar sola —le respondió.

—Lo entiendo. A veces hay que alejarse de todo y de todos.

—Parece que a eso es a lo que te dedicas ¿no? — le dijo Natasha mientras recordaba a Daniel decir que Paul casi nunca llegaba a dormir.

—Algunas veces, sí —admitió el chico—. Pero cuando lo quiero hacer no me encierro en un aula, conozco lugares mejores. Podría llevarte si quieres.

—Si no lo recuerdas no puedo salir del refugio. Algo así como que soy la superdotada más codiciada del país o algo por el estilo.

—Esa es la mejor parte —sonrió Paul—. Está dentro del refugio. Ven, te aseguro que no te arrepentirás.

                                                                                   ****

Paul guio a Natasha  hasta el final del pasillo. Ahí había una puerta con una pintura blanca algo desgastada. En ella colgaba un rótulo de “No entrar”.

—¿Estamos a punto de romper las reglas? —preguntó Natasha alarmada.

—Lo dice la chica que se escapó porque no tenía ropa — las risas de Paul se intensificaron cuando Natasha hizo una cara de desaprobación —. Aunque no te preocupes, ahora me tienes a mí desde el principio. Así no te meterás en problemas.

        Natasha puso sus ojos en blanco y abrió la puerta. No estaba segura de lo que se esperaba al otro lado, pero definitivamente no era una escalera de caracol.

—Sube, te aseguro que no te arrepentirás.

        Natasha no encontró razón por la cual desobedecer esa orden, al fin y al cabo ya había abierto la puerta. No iba a retroceder ahora. Empezó a subir, era increíble lo larga que era esa escalera. Después de perder la cuenta de cuantos escalones había subido, y su respiración regular, Natasha sintió algo extraño. ¿Aire fresco? Se apresuró a terminar de subir los escalones y se sorprendió al ver que estaba en el tejado del edificio.

—Genial ¿no? —le dijo Paul mientras se incorporaba al tejado—. Siempre vengo aquí cuando necesito huir de algo.

—¿Y de qué huye el famoso Paul…? —Natasha se detuvo al darse cuenta que no conocía su apellido.

—Blaxom —dijo él mientras sonreía —.Y te sorprendería la cantidad de cosas que no sabes de mí.

—Pues ya tengo lo básico ¿no? Nombre: Paul. Apellido: Bloxam. Aficiones: Salir por ahí a rescatar a damiselas en apuros.

—Más como rescatar a la chica que es tan testaruda como para escapar dos veces de las personas que intentan protegerla. ¿No crees?

—Como ya lo dijiste. Soy una rebelde —bromeó Natasha—. Aunque en serio, no sé nada de ti. Debería de conocer a la persona que ha salvado mi vida dos veces ¿no?

Peligro (la mentalista #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora