Amistad

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-Es... ¡Es mi culpa!

Esas palabras resonaron por todo el bosque, incluso ciertas aves salieron volando ante el grito que sonaba desgarrador del pecho de Yamaguchi.

Kuroo no le dio tiempo a que dijera o hiciera algo, pues había acortado la distancia que los separaba con dos largas zancadas y le tomó con una manos del cuello de la chaqueta, haciendo que tuviera que pararse de la posición arrodillada en la que se encontraba. Estaba a punto de propinarle un golpe con la mano disponible que tenía.

La rabia y la frustración que toda aquella situación le había provocado habían encontrado un chivo expiatorio y él estaba más que feliz de canalizar todo el estres acumulado el último día golpeando al chico que se sorbeteaba la nariz frente suyo.

Lo único que lo frenó fue precisamente ver esa cara. No mostraba señal de querer defenderse, al contrario, estaba más que dispuesto en aceptar aquél golpe que Kuroo quería estamparle en la cara. Por otra parte, él siempre había sido consciente de los sentimientos que Tadashi tenía hacia su novio. Si bien Kei pensaba en él solamente como su mejor amigo, sabía que pecas-kun no lo veía de esa forma, pero que a pesar de ello, siempre había sido un apoyo para Tsukishima y nunca se había opuesto a la relación de ellos, al contrario, fue un gran apoyo en el momento en que decidieron hacer público su relación.

Chasqueando la lengua lo soltó y Yamaguchi cayó de trasero al suelo. Para aliviar un poco la frustración que había acumulado, pateó una piedra y aguantó el grito de dolor cuando esta no se movió pero sí su dedo pequeño.

Pasándose las manos por el cabello despeinándolo más de lo que ya estaba, miró como Tsukki se acercaba a pecas-kun que seguía llorando en el suelo. A diferencia de él, su novio sí lo golpeó a mano abierta.

-¡Tsukki! -exclamó cuando se volvió a acercar a ellos. No era normal que el rubio tuviera actitudes violentas, de eso se encarga él de cumplir la cuota en la relación.

Cuando tomó a Tsukishima del hombro para evitar que le diera otra bofetada a su amigo, pudo ver que a través de los lentes, los dorados ojos estaban nublosos y que las lágrimas estaban contenidas en ellos. Kei apretaba la mandíbula de frustración y con la manga de su chaqueta se limpiaba una lágrima que había caído de forma rebelde por su mejilla.

-¿Por... por qué lo hiciste? -le preguntó entre sollozos que seguía tratando de disimular- ¡yo... yo confiaba en ti, Yamaguchi! -la voz se le quebró cuando mencionó su nombre.

-¡Tsu... Tsukki! -le reclamó Kuroo.

Estaba mal. Todos los presentes estaban de acuerdo en que lo que había hecho -sea lo que fuera que había hecho- Yamaguchi, estaba mal, pero también, los tres sabían que él se encontraba completamente arrepentido. 

Tetsuro más que nadie quería golpearlo y obligar a que devolviera las cosas a su estado natural, por lo que entendía el estado de Tsukishima. Pero tampoco podía aceptar que alguien se aprovechara de una persona en el estado en que se encontraba el chico con pecas.

-Perdón Tsukki... perdón -el chico de tez olivácea no dejaba de pedirle perdón y disculpas, y de sollozar sobre sus rodillas.

Por otra parte, Kei trataba de seguir manteniendo su cara impasible, pero las lágrimas que escurrían desde sus ojos no ayudaban en ello.

Definitivamente Kuroo era el adulto allí. La vida suele ser muy irónica. Suspiró por enésima vez ese día mientras se pasaba la mano por el cabello  y pensaba en qué hacer. 

La verdad era que aunque ya sabían que pecas-kun era el responsable, no les había dicho cómo, seguía culpándose y pidiendo disculpas, pero no les confesaba nada más. Con el ceño fruncido, se acercó a él y comenzó el interrogatorio mientras el pequeño rubio le tomaba casualmente de la mano.

Tsukimi (KuroTsuki) #HaikyuuAwardsWhere stories live. Discover now