Capítulo 8

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Capítulo 8:

Ambos se miran estupefactos. ¿Anemia? ¿Cómo puede ser?

- ¿Anemia? Pero si eso no es mortal ya.

- Lo sé señorita, pero parece ser que esta anemia se agravaba con el paso de los días. Aunque hicieran transfusiones no servía de nada. La sangre les desaparecía del cuerpo como si nada.

Silencio. Entre ellos reina el silencio después de esta revelación. Nigel y Susan sienten sus corazones palpitando fuerte en el pecho. Seguro que están tras una buena pista.

- Esto... - Nigel es el primero en reponerse después de esta revelación – nos gustaría hablar con las familias de cada uno de los difuntos.

- Claro. Un momento.

El agente vuelve a irse y se acerca a la puerta del cementerio. El agente que estaba allí habla con él y asiente con la cabeza. Mcmara les hace un gesto con la mano para que se acerquen.

- Podéis hablar con las familias. Sin embargo, tendréis que hacerlo en sus casas. No creo que estén bien para hablar en plena calle.

- Entendido. Aunque, ¿está muy lejos? No tenemos coche.

- No se preocupen, el agente les llevará en el coche patrulla.

- Muchas gracias.

Salen del cementerio y la mujer de antes se pone frente a ellos.

- Podrían hablar conmigo primero. Vivo cerca.

- De acuerdo.

El agente que les llevaría en coche asiente con la cabeza y sube a la mujer en el coche delante y Nigel y Susan se suben detrás.

Mcmara habla con otras dos personas que están en el cementerio, y ambas se ponen a caminar. "Las otras familias" piensa Susan.

La mujer les había dicho la verdad, vivía relativamente cerca.

Durante todo el viaje en coche – que apenas ha durado más de cinco minutos – la mujer ha estado sollozando por lo bajo en el asiento del copiloto. No parece que se haya calmado, y el tener que hablar con dos detectives tampoco parece que le haga mucha ilusión.

Bajan del coche y siguen a la mujer hasta su casa. El agente se queda dentro del coche esperando.

Dentro de la casa ya se puede ver que hay un aire de desolación por todas partes. No parece haber nadie, sin embargo la casa por si sola desprende un sentimiento de desesperación que solo se siente cuando ha muerto alguien querido y todo te recuerda a esa persona.

Las fotos están todas cubiertas de un velo negro por todas partes, y no parece que hayan limpiado en unos días. Algo de polvo flota en la estancia donde les conduce la señora.

- Siento que tengan que ver mi casa en estas condiciones, pero no me siento con fuerzas para poder limpiar ni airear la casa.

- No se preocupe, lo entendemos.

La mujer asiente con la cabeza mientras les hace un ademán con la mano para que se sienten en el sillón. Al menos este parece más limpio.

- Sentimos su pérdida, señora...

- Señora Christie.

- Lo sentimos de veras. Debe de ser duro perder a un hijo. – Susan levanta la cabeza entristecida – yo me llamo Susan, y el Nigel. Queremos hacerle unas preguntas.

En busca de la verdadWhere stories live. Discover now