La segunda vez fue cuándo las encontraron en una situación bastante comprometedora (Con "comprometedora" me refiero a Camila al borde del orgasmo) sobre el sofá del salón.

Sinuhe y Alejandro habían comprendido que prohibirles el sexo no funcionaria en nada, así que solamente les pidieron que lo mantuvieran entre las cuatro paredes de la habitación de Camila y se dieran el esfuerzo de cerrar la puerta antes.

Bajo lentamente, intentando no hacer ruido. Quería sorprender a Lauren.

Supo que no lo había logrado cuándo resbalo justamente en el último escalón y su trasero golpeo estrepitosamente el suelo.

Cuándo entro en la cocina, caminando torpemente y con una mano en sus nalgas adoloridas, se encontró a Lauren riendo débilmente, vestida con el uniforme de la biblioteca, sus crucigramas hechos a un lado y su taza de café a medio beber sobre estos.

Lauren: Buen día -Saludo débilmente, sin poder parar de reírse.

Camila: No te rías... Pude haber muerto allí.

De inmediato, las facciones de Lauren se deformaron y sus ojos, ese día verdes, empezaron a cristalizarse, Camila comprendiendo al instante que se había tomado esto en serio.

Camila: Estoy bromeando, Lolo -Aclaro.

Lauren: No lo veo gracioso -Susurro enojada, cruzándose de brazos y mirándola fijamente a los ojos, como una pequeña niña malcriada.

Camila: ¡Oh, vamos! ¡No te enojes! -Suplico-... ¿Sonrisita? -Intento mientras se acercaba a ella, mostrando una gran sonrisa.

Lauren: No -Se negó.

Camila: Por favor -Pidió, acercándose un poco más.

Lauren: No...

Camila: Si lo haces tal vez podrías tocar mi trasero... Ya sabes, acabo de caerme, me duele y necesito que alguien lo acaricie por mi mientras bebo algo de jugo de naranja...

La sonrisa que en esos momentos se dibujo en los labios de Lauren fue casi mágica.

Camila: Eres una pervertida -Susurro antes de depositar un corto beso en sus labios, sirviéndose algo de jugo en un vaso-. ¿Qué? ¿No piensas hacerlo?

Lauren simplemente asintió rápidamente, aun sonriendo, sujetando las piernas de Camila para acercarla a la mesa y luego usando la misma mano para acariciar tiernamente su trasero adolorido, mientras que con la otra tomaba su taza de café y daba un largo trago antes de comenzar un nuevo crucigrama.

Camila sonrío al verla de esta forma, tan ajena al mundo, acariciando su trasero mientras su mente le daba las respuestas de aquellos complejos acertijos que a ella le habría tomado años decifrar.

Soltó un chillido bajo cuándo sintió la mano de la chica de la ventana deslizarse bajo su pantalón y seguir con el trabajo, ahora en contacto con la pie de la zona.

Camila: Lauren -Murmuro, comenzando a sentir como corrientes eléctricas viajaban por todo su cuerpo con solo esta acción-. Lauren, mis padres entraran en cualquier momento...

Pero la chica de ojos verdes estaba demasiado ocupada en su crucigrama como para prestarle atención a sus advertencias.

Lauren: El Taj Mahal -La escucho susurrar mientras escribía la respuesta en la quinta columna horizontal.

Realmente no parecía darse cuenta de las acciones de su mano.

Lo supo cuándo sintió como, lentamente, sus caricias se convertían en bruscos agarres que, a pesar de que eran endemoniadamente placenteros, necesitaba detener.

La Chica de la Ventana |CAMREN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora