Two melodies [Yoonmin] ©

Capítulo 21

Jimin se encontraba apoyado en una pared, cruzado de brazos. Con su pie, marcaba un ritmo rápido en el piso, nervioso. Levantó su mirada en cuanto la puerta del consultorio que estaba frente a él se abrió. Min Yoongi salió de allí. Este caminó lentamente hacia el menor, con una pequeña sonrisa en su rostro.

—¿Qué dijo el doctor? ¿Qué tienes?

—No encontró nada. Tengo que ir al primer piso para realizar unos análisis. Vamos.

Jimin lo tomó del brazo, ayudándolo a caminar hacia el ascensor. Yoongi aún tenía fiebre, y su cuerpo se sentía débil. Una vez que llegaron al piso correcto, salieron e ingresaron al consultorio que previamente se les había indicado. Extraer las muestras necesarias para el diagnóstico les tomó a los médicos sólo un par de minutos, y Yoongi pudo, entonces, ir a la sala de espera. Se sentó junto a Jimin.

—Por esta razón no quería venir.

—¿Por qué?

—Todo este lío por un poco de fiebre... es una locura.

—No fue poco, lo sabes.

—Como sea... no me gustan los hospitales. Me hacen sentir mal.

—Bueno, no vienes a pasarla bien a un lugar como este —se encogió de hombros.

Yoongi bostezó.

—Mañana no irás a trabajar, ¿Oíste?

—¿Disculpa?

—¿Qué? ¿Acaso pensabas ir? Estás loco. Es muy tarde, estás exhausto y tienes algo que aún no sabemos qué es. Te vas a quedar a descansar hasta que te repongas.

—Veo que te gusta mucho mandar a los demás.

—De hecho, sí.

—No lo hagas, es molesto.

—¿Por qué? ¡Tengo razón! Además, quiero cuidarte.

—Ya, ya, ya. No molestes. Estoy enfermo, ¿Recuerdas? No me hagas pasar malos ratos.

—Lo siento.

Yoongi rió y recostó su cabeza sobre el hombro de Jimin.

—No te lo tomes tan en serio. Estaba jugando.

—¿Y yo cómo voy a saber?

—Créeme: si estuviera molesto, no haría falta que te lo dijera.

—Creo que tengo miedo de llegar a enojarte algún día.

—Haces bien —sonrió, abrazó el brazo del menor.

Jimin negó con la cabeza y lo miró. Los ojos de Yoongi se encontraron con los suyos.

—¿Qué me has hecho, Park Jimin? ¿Por qué me siento tan extrañamente bien cuando estoy a tu lado?

—Me pregunto lo mismo. Jamás creí que llegaras a ser tan dulce.

—¿Sabes qué es lo peor? Que creo que recién es el comienzo.

—¿En serio?

—Sí, es decir, somos novios.

Jimin abrió bien grandes sus ojos, y su corazón palpitó a toda velocidad. El hecho de que estuvieran en una relación era algo que, obviamente, ya sabía. Sin embargo, le parecía tan irreal que fuera a suceder, que mientras lo estaba viviendo, lo había olvidado por completo.