Capítulo 18

Depuis le début
                                    

            A Max se le iluminó la cara y sonrió. Ligna y Nitza no se mostraron muy conformes, aún así no opusieron resistencia ya que estaban deseando poner el plan en acción. Entonces se pusieron en marcha para montar en el coche. Meira se acercó a su amiga Hanna y le susurró.

            -Gracias…

            -De nada, espero no arrepentirme…

            -No te dará problemas, ya lo verás…- Meira fulminó a Max con la mirada, advirtiéndole. Él levantó las manos como respuesta a que la había entendido.

            Media hora después se hallaban ante el club El Inframundo, era del que más se leían mensajes en la Web y como Meira estaba dispuesta a hacer un ataque por todo lo alto, lo había decidido hacer allí. Un club que al parecer frecuentaban vampiros de ambos lados y donde dejaría bien claro que no la atraparían sin más, que lucharía hasta el final y que debían pensarse si dañar a los cazadores era una buena opción. Ya estaban frente a la puerta, camufladas, donde las esperaba el resto de las cazadoras. Meira escondió su cabellera rojiza bajo un gorrito de lana y se colocó bien la chaqueta que actuaba como arsenal. Cuando pasó junto a las cazadoras que estaban por allí, como si no se conocieran hizo un leve e imperceptible gesto de asentimiento y entró en el local. Miró alrededor, el lugar estaba bastante concurrido, las superaban en número pero no por ello se iba a dejar intimidar. Por su lado pasaron Nitza y Ligna, al igual que Hanna quien había cogido de la mano a Max para que no se le perdiera.

            -Tened cuidado- les susurró y se separaron adentrándose en el local. Meira, entonces, se acercó a la barra donde había varios vampiros magreando a vampiresas, se apoyó como si nada, de espaldas y echó un vistazo rápido, tomando nota de todo cuanto se extendía ante ella. Buscaba a los vampiros más grandes, los que podrían estar liderando pequeñas bandas, quería tenerlo todo controlado. Entonces oyó la voz de Nitza a través del pinganillo que llevaba en la oreja.

            -Estoy cerca de uno de los grandes…

            -Bien, no te separes de él…- murmuró Meira y vio como Ligna se colocaba junto a un amplio grupo de vampiros que jugaban al billar, justo en el fondo del local. Hanna disimulaba con Max ser una pareja pero sin dejar de observar a su alrededor, cuando Meira la miró le indicó con el pulgar hacia arriba que se encontraba en una situación estratégica y que de allí lo captaría todo con la cámara de vídeo que guardaba bajo el pulóver. Por lo demás, las otras cazadoras se habían sabido distribuir a la perfección, no había ni un sitio donde se hallaran vampiros donde no hubiera una de ellas. Sonrió, la primera parte de su plan había salido a pedir de boca, no habían sospechado. Ahora pondría en marcha la segunda parte. Se volvió hacia el interior de la barra. El camarero que limpiaba un vaso, se percató de la presencia de Meira y se acercó.

            -¿Desea algo, preciosa?- se dirigió a ella con total confianza. Meira sonrió y sus ojos brillaron de desprecio al ver los colmillos que este le enseñaba.

            -Quisiera un plato de vampiros a la brasa pero creo que eso no va a poder ser ¿verdad?- habló con cierta inocencia pero sin poder detener la mordacidad de su tono. El camarero la miró fijamente y vio que algo sobresalía de su chaqueta. Rápidamente se apartó para gritar que había una emboscada pero Meira fue mucho más veloz y lo cogió del cuello, clavándole levemente las uñas postizas de hierro plenamente afiladas que se había colocado esa misma tarde, mas quería ponerse a la altura de los vampiros en todos sus sentidos- como de tu boca salga un simple aullido, caerás al suelo antes de que alguno de este local pueda ponerse alerta.

Eterna OscuridadOù les histoires vivent. Découvrez maintenant