13: Noche.

6 2 0
                                    

Bueno, tengo que irme.

Tengo que irme.

Cada día de mi vida.

Cada día

Cada día

De mi vida

Cada día

-¡NO!- desperté sollozando, presa del pánico por aquel recuerdo, estaba empapada de sudor y mi cuerpo únicamente reaccionó para subir mis rodillas hasta el pecho y rodearlos con mis brazos, escondiendo mi rostro con el cabello que me caía a los costados, cubriéndome.

-¡Basta por favor! Basta... Duele.- repetía una y otra vez entre sollozos.

Era él, lo podía sentir, había vuelto pero no me reconoció, estaba saliendo con Tia, pero cuando dijo su nombre lo recordé. Seguía en mi estado de trance, salían gritos desgarrados de mi garganta, me tumbé boca abajo sobre la cama, tomando en puños la sábana hasta que sentí una mano posarse en mi cabeza.

Al levantar la vista no había nada, una fuerte ráfaga de viento entro por el balcón y desde la cocina entraron Kira y Ron, éste último en su estado humano. Al ver mi estado ambos corrieron a mi lado.

Me sentía tan mal, quería estar sola así que desplegué un campo de fuerza alrededor mío, algo que había aprendido de chica para defenderme de otros demonios. La loba y el brujo intentaron romperlo hasta que se dieron por vencidos y se retiraron de la habitación, cerrando la puerta tras ellos y dándome mi espacio.

Me acosté de costado, en posición fetal y me dejé llevar por los sentimientos que me embargaban. Del balcón un viento caliente entró y escuché unos susurros que detuvieron mi llanto. Una sombra se materializó frente a mí, sentado en el borde de la cama, primero me dio miedo y retrocedí hasta que la oscuridad desapareció y las luces de la ciudad lo iluminaron.

Por alguna extraña razón me hizo sentir bien verlo y me lancé a sus brazos, me acunó en ellos, con largas caricias por mi cabello y besos en la coronilla.

-Rou, tranquilízate.- me pidió Azael, apretándome más a él.

-Era él.- repetí en voz alta y volví a sollozar. Azael, como si fuese posible, me pego más a él, con paciencia espero hasta que me desahogara todo.

Después de casi una hora logré controlar mi respiración, aflojé el agarre que tenía en la remera del padre de Tia y me separé un poco para verlo, tenía el ceño fruncido y me miraba preocupado.

-¿Qué sucedió pequeña?- me preguntó cariñoso, me hizo sentir rara pero cálida.

-Era él.- fue lo único que pude decir.

-Es lo que has estado repitiendo desde hace tiempo.- comentó con una pequeña sonrisa forzada. -¿A quién viste Rou? Tal fue el choque que tuviste que afectó a Tia, me preocupe por ambas ya que su fuerza vital se estaba tambaleando.-

-Yo... Él...-

-Rou, necesito que me hables, ¿a quién viste? O ¿a quién vio Tia?-

-Regan.- decir su nombre en voz alta me provocaba nuevamente muchos sentimientos encontrados, me hacía sentir estúpido por sólo haberle visto una vez de niños y que me provocase tantas cosas, y ni siquiera lo había visto yo, fue Tia quien lo vio y sólo al presentarse lo reconocí.

-¿Por qué siento que ese nombre me suena de algún lado?- preguntó Azael en voz alta, cuando se aseguró de que me haya calmado me recostó del lado de la cabecera de la cama y se sentó del lado derecho, de modo que me miraba y cogía mi mano derecha con la suya. -¿Te sientes mejor?-

RouWhere stories live. Discover now