3: Día.

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Multimedia: Regan.

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<Despierta>

-¿Mmm?-

<Despierta Tia>

-¿Mmm, qué?-

<DESPIERTA>

-¡AHHH!- desperté sobresaltada y una bola de pelos negra estaba sentada sobre mis piernas, por encima de la sábana.

-¿Ron? Qué mal sueño...-

En ése momento mi teléfono comenzó a sonar, no había escuchado la alarma o seguramente habrá sonado y yo simplemente la apagué y no me acordaba, había una llamada entrante.

-¡Hola cariño!- era mamá.

-Hola mamá...- respondí tratando de calmar mis pulsaciones.

-¿Estás bien? Te escucho agitada.-

-No, no, sólo una pesadilla.-

-Bueno, llamaba para saber si vas a venir a quedarte con tus pobres padres que te aman...- siempre exageraba.

-Sí voy, en un rato llego.-

Colgamos y yo me propuse a levantarme para prepararme, tomar una ducha y vestirme. Hacía buen clima así que elegí un corto vestido azul con detalles de encaje blanco, unas sandalias bajas y el cabello recogido con horquillas a los costados dejando el resto suelto. Dejé una buena porción de comida y agua a Ron, agarré la mochila con mis cosas y salí.

Mientras esperaba el ascensor un vecino que no había visto antes salió a esperar también.

-Hola.- saludó. -¿Madrugadora?

-Hola, em no realmente, me despertaron...- respondí un poco insegura.

-¿Pesadillas?- preguntó el vecino, me giré para observarlo con cara neutra para que no viera que estaba en lo cierto. Creo que me entraron moscas en la boca de tan abierta que la tenía, mientras que él trataba de aguantar la risa.

Tenía unos ojos azules preciosos, casi celestes, una barba incipiente que por una extraña razón física me daban ganas de pasar mis manos por ella, un cabello oscuro desordenado... Estaba vestido con una camisa a cuadros oscuros con los primeros botones desabrochados, unos jeans desgastados y unas botas negras estilo militar, la camisa se le ajustaba un poco en los brazos y creo que empecé a babear.

-¿Has terminado de repasarme?- preguntó tratando en vano de aguantar su risa.

-Eh...-

-Bueno, al menos sabes porque no suelo salir mucho de mi piso.-dijo.

El ascensor llegó y el me hizo una seña para que pasara primero. Mis piernas entendieron el mensaje antes que yo, presionó el botón de la planta baja.

-¿Cómo te llamas?- preguntó tratando de romper el silencio.

-¿Eh?- <Genial, pensarás que eres retrasada> -¡Ah sí! Me llamo Tía.- <Bien, al menos eso>

Llegamos a la planta baja, fuimos hasta el portón de la entrada juntos, al llegar de nuevo me dio paso y cuando estábamos en la calle reaccioné antes de que se alejara demasiado.

-¡EH!, ¿CÓMO TE LLAMAS?- pregunté casi a los gritos. El volteó y simplemente me respondió con una sonrisa ladeada y un saludo de mano. Bueno, al menos era mi vecino y podría verlo de vez en cuando.

Sin perder más tiempo me dirigí a la casa de mis padres, en el condominio Roseff, fui a la parada de taxi que estaba a una cuadra y le di la dirección. Cuando llegué pagué y baje, saludando al portero que ya me conocía. Caminé pasando alrededor de 10 casas hasta llegar a la de mis padres. A eso se dedicaban, terrenos, compra y venta de casas, dúplex, condominios.

RouWhere stories live. Discover now