Parecía que la luz del sol chocaba contra mi cara, lo podía sentir sobre mi piel, el cielo estaba totalmente celeste. Estaba en un campo. Me recosté sobre el césped sintiéndolo mojado, miraba el cielo mientras cortaba pequeños trozos de césped sintiéndolo entre mis dedos. Me sentía tranquilo, luego me sentía asustado, luego de nuevo tranquilo, era raro, muy raro.
Abrí los ojos sintiéndolos pesados, sentía un poco de dolor en mi cuerpo, ¿Que estaba pasando? Mire a mi alrededor, ¿el hospital? paredes blancas, techo blanco.. esperen, ¿estaba en una cama? si, una cama de hospital..
De pronto entro una enfermera preguntándome si me sentía bien, me comenzó a tomar el pulso y a revisarme, luego se fue diciéndome que pronto vendría mi mamá, Estuve esperando unos minutos y la vi en el marco de la puerta, me observo desde ese lugar, la imagen que se me vino a la cabeza fue la de ella observarme cuando mi papa me golpeaba, era.. idéntica.
Me sentí solo, muy solo, ese horrible sentimiento estaba entre las cuatro paredes y yo, esas cuatros paredes que eran mi compañía en ese feo lugar.
No entendí como reaccionar a ese momento, recordaba la cuenta regresiva cuando me colocaban anestesia, recordaba a verme dormido pensando que todo mejoraba, en realidad todo estaba empeorando.
Ese día fue doloroso, ¿Desde cuando mi vida era así? Quería olvidarme de todo, quería pensar que todo era un sueño. Ese día me amputaron la pierna, mi pierna ya no estaba, no estaba mas y no iba a volver. Tuvieron que quitármela desde un poco mas arriba de la rodilla, para que el cáncer no se transmitiera a otra parte del cuerpo.
Perder una pierna me dolió mas que perder a un ser querido, raro ¿no?. No podría explicar lo doloroso que se sintió, no me refiero a la operación, me refiero a perderla, nunca se me hubiera cruzado por la cabeza que en mi vida perdería una pierna, nunca.
Si existe el Dios del que tanto hablan por favor que aparezca.
