-'No eres mi hijo, nunca lo seras, eres un extraño.'
Esas palabras resonaban en mi cabeza una y otra vez, claro que era algo muy triste para un chico que había pasado por la muerte de su hermano mayor, que recibía burlas, que era invisible, de hecho era demasiado para solo un niño, era demasiado para mi..
Creo que mi hermano mayor que no diré su nombre para mantener el misterio, siempre fue el hijo preferido aun que les ocasionara problemas, por eso con simplemente algunos años de edad no entendía porque el era el hijo preferido, la forma en que deseaba que mis padres me quisieran tanto como a el era impresionante, deseaba cada minuto que me prestaran la mínima atención, pero por mas berrinche que hiciera ellos no reaccionaban ¿Ahora entienden porque digo que siempre fui invisible?
Aquella frase de mi padre fue muy dolorosa, en ese tiempo claro, ahora no me afecta en lo mas mínimo, así que... justo al final de esa frase fue el primer golpe, el primero pero no tan doloroso como los otros, si, hubieron otros. Ahí fue cuando empezó la nueva etapa de mi vida, el típico niño golpeado por su padre, pero créanme cuando les cuento que lo que fue mas doloroso que el golpe fue que mi madre miraba, al principio su ceño estaba fruncido mientras miraba como mi padre era violento conmigo, luego, su ceño se iba relajando mientras miraba a un punto fijo lejos de mi, es como si hiciera que no estaba pasando nada.
Cayo una lagrima que bajo en dirección hacia mi boca, pero, la limpie rápidamente, este era el momento de tratar de ser fuerte, porque sabia que no era lo primero que vendría, ni tampoco lo ultimo, quedaba mucho mas por delante, y tenia que ser fuerte por mi y por mi madre, si, yo amaba a mi madre en ese momento.
Fueron pasando los días y las palizas ya no dolían, pero el dolor seguía ahí en mi pecho.
Pasara lo que pasara trataba de ser amable con mis viejos, me mantenía callado todo el tiempo, incluso trataba de ser lo mas invisible posible. Recuerdo esperar en mi habitación hasta escuchar el sonido de las llaves tratando de abrir la puerta, ese era el momento en que todos los días entraba mi papá, no recuerdo bien si el sonido que se escuchaba cuando caminaba directamente hacia mi habitación eran carcajadas o un llanto, nunca logre distinguirlo bien, mi mamá llegaba mas tarde a casa ya que ella trabajaba en una empresa y vivía viajando, solo se que esperaba sentado en mi cama con la puerta cerrada mientras miraba el manojo, luego ese manojo se movía y yo cerraba los ojos mientras contaba, y ahí venían los golpes que aterrizaban en mi cara y en distintas partes de mi cuerpo, creo que si yo hubiese sido luchador de grande nunca me hubieran podido noquear, enserio era bueno en soportar golpes, esperaba hasta que mi padre se cansara, cuando se cansaba empezaba a caminar con pasos pesados hasta su cama y el caía en ella, yo me levantaba adolorido, después me acostaba pensando en que cuando despertara todo fuera un sueño, aun que sabia que no lo era.
