Capítulo 7. Me gustas

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A la mañana siguiente Alec abrió los ojos y no se sorprendió de ver a Magnus roncando como oso. Era temprano y Alec sabía que lo mejor era volver a dormir, pero no pudo. Las cosas que Magnus había dicho anoche aun resonaban en su cabeza, y la verdad es que no sabía que pensar de ellas.

Todo era demasiado confuso y Alec odiaba el sentimiento, así que se levantó y salió de la habitación. Su cabeza dolía y su estómago rugía; sabía que desayunar le ayudaría a sentirse mejor. Tenia que parar de sobre analizar la interacción que había tenido con Magnus la noche anterior, y para ello necesitaba distraerse un poco.

Alec caminó hacia la cafetería, y después de comprarse unos panqués, se sentó en una de las muchas mesas vacías. Después de todo, el lugar estaba desértico. No que esperara algo diferente con la hora que era.

Casi había terminado de comer cuando dos chicos se sentaron en la mesa de al lado y comenzaron a platicar sobre la fiesta. Alec trato de no prestar atención a la conversación, ya hablaban sobre un chico que había bailado desnudo en la fiesta, pero de repente mencionaron a Camille, y eso si llamó la atención de Alec.

– Que mal que ya tenga novio. –dijo uno.

– No lo tiene, – replicó el otro.

– Si, si lo tiene. Está saliendo con el chico Bane. –

– No es cierto. –

– Si, si lo hace. Les vi besándose en la fiesta. –

Alec sintió como si alguien le hubiera golpeado el pecho. Había sido un tonto al pensar que Magnus pudiera estar interesado en él. ¿Por qué lo estaría? Alec era aburrido y raro, y no lo suficientemente atractivo como para llamar la atención de alguien como Magnus.

De repente, ya no estaba hambriento, así que dejó su desayuno sin terminar y salió de la cafetería. Tenia que volver a su habitación y comenzar a empacar e irse de la escuela lo más pronto posible. El curso había terminado y necesitaba unas buenas vacaciones para olvidar a Magnus, y todo lo que le hacia sentir.

Cuando Alec entró a la habitación, esperaba que Magnus siguiera durmiendo. Aun era temprano y había estimado que su compañero seguiría durmiendo hasta el medio día, pero se había equivocado. El hombre estaba despierto y sentado en su cama, frotando su cabeza con sus pulgares. Se veía destrozado.

Alec hiso lo mejor que pudo para ignorarlo y caminar hacia su estante para tomar un libro. El plan de empacar tendría que esperar. Sabia que con todo el remolino de emociones que tenia dentro, no podía estar cerca de Magnus. Así que su mejor plan era tomar un libro y esconderse en la biblioteca hasta que Magnus no estuviera en la habitación.

– Gracias, – masculló Magnus de la nada.

– ¿Por qué? – dijo Alec, aun ignorándole. Sus ojos estaban fijo en el estante de libros.

– Por lo que hiciste anoche. –

Alec entró en pánico, pero intentó mantenerse tranquilo. – Yo no hice nada, – dijo, mientras fingía examinar sus libros.

– ¿Entonces quien me puso en la cama? – preguntó Magnus confundido.

– No lo se, – mintió Alec. – Quizá tu novia, – dijo con un tono más amargo del que deseaba.

– Yo no tengo novia, – dijo Magnus. – Y se que fuiste tu. puede que no recuerde todo lo que paso anoche, pero si tengo pequeños recuerdos. –

Alec trató de no entrar en pánico.

– Recuerdo llegar al edificio, – continuó Magnus. – De alguna forma, tambaleándome, y luego colapse cuando intenté llegar a la puerta. Supongo que me golpeé la cabeza porque me duele demasiado. –

Todo Lo Que Siempre Quise (Malec)Where stories live. Discover now