faster than my bullet.

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Sus ojos marrones se quedaron estáticos  mirando los del contrario. Su miedo era exquisito, sus labios soltando palabras de súplica incitaban aún más a sus sentidos agobiados a seguir. Su mente repetía música clásica con una leve combinación de dubstep.

Trató de continuar con la melodía; movía su mano agitando el arma de manera divertida. Se encontraba dentro de vídeo juego en dónde su papel se volvía sencillo. Aniquilar. Eso era lo único debía hacer.

Alzó su pequeña y esquelética mano apuntando justo a la cabeza de aquel castaño. La luz inocente de sus ojos se había perdido por completo, aquella historia había pasado demasiado rápido, que no importaba cuantos errores todos habían cometido, su último destino era parar en algún lado.

Sonrió moviendo su cabeza de un lado a otro con psicosis total. Todo se está volviendo tardío, ¿cierto?.

Su respiración era lenta volviendo todo aún más hábil. ¿Dispararía? O ¿se retractaría?.

De pronto los ojos de Tyler se abrieron divisando la escena clara. Josh estaba amenazando a cientos de personas inocentes, aunque todo se volvió confuso en un segundo.

Su mano dejó de apuntar a su cráneo para tomar la dirección contraria. Josh ahora se estaba apuntando justo en la sien derecha; sostenía una sonrisa macabra. Quizá Tyler estaba frente al diablo o sólo frente a un niño atemorizado.

Gotas de agua resonaron en el cristal de cada una de las ventanas de la institución de Columbus, aunque prontamente fueron silenciadas. Sangre botó por todos lados, en cada rincón; por enfrente, por detrás, de derecha y de izquierda.

Su semblante palideció mirando a Josh caer. Una danza llena de melancolía se hallaba justo en su cabeza. Un piano tocando con lentitud, un par de murmullos, un par de gritos. Huesos romperse, piel siendo desgarrada, ojos cansados. Vida agobiada.

Todo dio vueltas, nauseas y un sabor a hierro colapsaron en su boca. El ambiente había cesado de cierta maldad. De pronto un líquido verdoso salió de su boca.

Su débil cuerpo fue abrazado por dos fuertes brazos que lo estaban alejando de aquel niño inquietante. Gritos desgarradores del señor Dun se escucharon.

Josh ahora estaba en dónde quería y debía agradecerle al castaño por hacerle tomar aquel valor que le faltó hace años.

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