10. El poder de la destrucción

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Una escandalosa risa femenina producía eco en las paredes llenas de osamentas.

—Todo está saliendo mejor de lo que... planeaba — gritaba llena de satisfacción y dolor. En el húmedo suelo de aquella caverna la mujer en su forma de civil se encontraba arrodillada por el dolor en su pecho.

Hawk Moth la mantenía informada sobre los dolorosos sentimientos de Ladybug y Chat Noir...

Desde la sala, Marinette vio a su hijo correr hacia el piso de arriba —discúlpeme un momento — se excusó levantándose del mueble donde sus padres conversaban animados con su invitado de honor.

Siguió el camino por donde lo había visto cruzar, avanzó guiándose por los sollozos y la aguda voz de Tikki hasta encontrarlo sentado en las escaleras que dirigían al cuarto que ella ocupaba en el pasado cuando era una adolescente que vivía con sus padres.

—¿Amor? —Preguntó al ver al pequeño llorando con las manos hecha puño —¿Te dijo algo? — se refirió a Nathaniel.

El niño negó con la cabeza —me ignoró — respondió mientras sorbía su nariz.

—Marinette — habló la pequeña rojiza chocando miradas de preocupación con su portadora.

La azabache abrazó a su hijo decidiendo cambiar esta situación, pensó en romper esa relación sin amor como tantas veces le había aconsejado su amiga de motas, pero estaba aquella noticia que se negaba a escuchar por parte de Adrien... En definitiva, lo mejor era quedarse sola con su hijo. Pero el niño Preguntó algo de lo que no estaba preparada hablar.

—Mami... ¿Mi papá no me quiere porque soy adoptado? —el niño se separó de sus brazos y ahora la miraba interrogante con sus verdes ojos.

—¿Quién te dijo eso, mi vida? — Limpió las lágrimas de la blanca piel de su pequeño.

—El niño de siempre... Dice que yo soy adoptado porque no me parezco ni a ti ni a mi papá —Louis no parecía entender la situación, en la escuela le recordaban el nulo parecido con el hombre que llamaba padre. No tenían ni un rasgo característico que los reconociera como padre e hijo.

—Escúchame príncipe — la azabache tomó del rostro a su hijo —yo soy tu mamá, tu viniste de mí — lanzó un profundo suspiro antes de proseguir —y sé que lo que te voy a decir puede que sea doloroso, que ahora no lo entenderás pero aclarará tus dudas, Nathaniel no es tu padre, pero eso no significa que no te ama, ¡Claro que lo hace!, estoy segura — continuó mientras agraciaba el ondeado cabello dorado— además él se ha encargado de ti todos estos años por eso debes respetarlo, no cambies el cariño que le tienes, que esto no haga la diferencia, ¿Sí?

Marinette ya no sabía si en realidad Nathaniel seguía teniéndole cariño a Louis como lo hizo cuando le juró amarla a ella y al hijo de Agreste.

El pequeño soltó más lágrimas las cuales fueron limpiadas por los pulgares de la mayor —¿Quién es? — preguntó casi inaudible.

—Pronto lo sabrás mi amor, pero tu verdadero papá también te ama muchísimo, no llores ¿Sí? — el rubio con mirada triste asintió con la cabeza.

—¿Qué te parece si nos vamos a vivir solo tú, yo y Tikki? —Preguntó intentando animarlo y la pequeña kwami voló con alegría al escuchar esa muy buena noticia

—¿Podemos ir con Adrien?

—¿Eso te gustaría? — La azabache cargó al niño en brazos.

—Sí — susurró el niño abrazándose del cuello de la mujer regalándole un beso en la mejilla.

—¡Marinette! mira las manos de Lou —interrumpió Tikki alterada.

La mujer con rapidez inspeccionó una de las manos del pequeño que aún se mantenían cerradas en puño —déjame ver por favor.

El Regreso de Chat Noir [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora