-¿Qué? ¿De qué...?.- Balbuceé tratando de lucir desconcertada.

-Camila.- Me cortó elevando las cejas.

Oír su nombre fue como un golpe bajo, me estremecí.

-No sé de qué hablas.- Empecé a tartamudear.

-Sabes perfectamente de qué hablo, Laur.- Me contrarió.

Rasqué mi nuca y me resigné.

-¿Quién te lo dijo?.- Indagué con precaución.

-Tu amiga Ariana. Pero no la culpes.- Agregó antes de que pudiese decir algo.- Ella llamó a tu celular, atendí la llamada, pensó que eras tú y preguntó: ¿Qué pasó con Camila?.- Explicó rápidamente, incluso fingiendo la voz aguda de Ariana.

-Eso no significa que esté enamorada de ella.- Murmuré cabizbaja.

-No sabes mentir.- 

Apreté los puños y me di cuenta de mis ojos entornados. Quizá Ariana tenía razón, yo entrecerraba los ojos al mentir.

-Genial.- Siseé con disgusto.- Ahora todos saben que me gusta Camila.- Dije con fingido ánimo.

-Todos no, creo que falta mamá y papá.- Rió Chris.

-Díselos y les diré del correo que llegó de la Universidad el martes pasado.- Lo chantajeé.- Creí leer algo como... ¿señor Christopher Jauregui, debido a su bajo rendimiento estamos considerando la idea de anular su beca completa?.- Dije fingiendo duda.

-Tu secreto está a salvo conmigo.- Acordó, repentinamente pálido, mi hermano.

-Lo sabía.- Respondí.

Después de que él se fuera cogí mi celular y marqué el número de Ariana.

Mi pecho se infló mientras esperaba que me cogiese la llamada.

-¿Cuántos nerds, además de ti, hay en nuestra preparatoria?.- Preguntó ella apenas atendió.

-¿Qué?.- Dudé, sin comprender a qué se debía su repentina curiosidad y alejando el aparato de mi oído debido a su chillona voz.

-Vamos, Lau. Tú eres una nerd, ¿cuántos más hay?.- Prosiguió pareciendo apresurada.

-Dos, tres, no sé.- Respondí encogiéndome de hombros a pesar de no ser visto.

-Yo sólo te conozco a ti.- Acotó rápidamente. Pude imaginar sus labios fruncidos, como cuando pensaba seriamente algo.-¿A quién besaste?.- Preguntó luego.

-¿Qué? Yo...-

-Fuiste tú. Por esa razón echaste a Camila en el almuerzo, para que no me contase que tú habías besado a la perra de la preparatoria. Lo estuve pensando y llegué a esa conclusión. ¿Cómo se llama la chica?.- 

Pude imaginar a Ariana vestida de una versión femenina de Sherlock Holmes; haciendo sus investigaciones, sacando conclusiones y descubriendo la verdad. Mi estómago se revolvió mientras el pavor me consumía.

-No...- Musité falta de palabras.

-Si me mientes lo sabré. Ya sabes, puedo preguntarle a cualquiera quién es la perra de la preparatoria. Creo que a la gente le gustan los chismes.-

Oí su risa burlona al otro lado de la línea.

-No sabes la historia completa, sólo una parte.- Dejé salir.

-Entonces es cierto.- Conjeturó; tras un breve silencio, oí su suave risa.-¡Es de no creer!.- Chilló. Empecé a decir algo, cuando volvió a interrumpir.-Puede que sea vicepresidenta del periódico escolar, Lau, pero mis amigos son mi prioridad. Te prometo que no contaré esto.- Afirmó luego, logrando que mi cuerpo se relajara.

-Camila.- Musité.

-¿Qué hay con ella?.- Averiguó, yo sólo aclaré mi garganta.-Oh, ella. ¡La besaste! ¿De verdad es una...- Bajó su tono de voz y prosiguió en voz baja.- Perra..?.- 

Solté un bufido.

-No todo lo que se dice es cierto.- Comenté.

-¿Y entonces qué tiene de malo que la hayas besado? Es decir, siempre supe que te gustaba Camila.- Mis ojos se abrieron más grande de lo normal y resoplé exageradamente.-¿Qué? La miras como estúpida.- Se justificó.

-Me gusta, pero no puedo decírselo.- Siseé.

-¿Por qué no?.- Quiso saber.

-Porque... es obvio.- Resumí rodando los ojos.-Ella es... ella. Y yo soy... yo.- Enfaticé con vergüenza.

-Nunca hasta ahora te había oído hablar sin fundamentos, Lau.- 

-No lo entiendes.-

Claro que no lo entendía, ni lo entendería jamás. Pero todo estaba claramente bosquejado en mi cabeza; por un lado estaba yo con mis libros, mi única amiga, mi obsesión por las películas fantásticas y mis camisas, pantalones de franela y converse negros. Y por otro lado, muy lejos, fuera de ese bosquejo de mi realidad, estaba Camila. Ella con sus ojos achocolatados, sus lunares, su sonrisa altanera y ese aura superior a mí que la rodeaba donde sea que fuera.

Ella no estaba a mi alcance.

-Claro que sí.- Habló Ariana, refutando mis pensamientos sin siquiera darse cuenta.-Ahora dime si te disculpaste con ella, necesito saberlo.-Quedé callada por unos segundos, incapaz de contarle lo que había sucedido.-¿Por qué no lo hiciste?.- Adivinó.

-Me provoca.- Siseé tal como una niña quejándose con su madre sobre otra niña.

-¿Te provoca?.- Rió sumamente jocosa.-Te provoca.- Repitió. Imaginé su cabeza sacudiéndose con gracia.-Mira Lau, juré que no te hablaría, pero no puedo evitarlo y menos ahora. Quiero que la llames y le digas que gustas de ella, ¿de acuerdo?.-

Como si fuera tan fácil, quise decir. Sin embargo, no fueron esas las palabras que salieron de mi boca.

-Ni siquiera tengo su número.-

¡Definitivamente, yo estaba loca! ¿Y si tuviera el número qué?, me dije. Jamás podría hablarle.

-Puedo conseguirlo, tengo contactos.- Aseguró Ariana.

¿Tenía contactos?

¿Me conseguiría su número de móvil?

¿Haría todo eso para que yo, luego, llamara a Camila y le hablara de mis sentimientos?

Claro que no, nunca haría eso, yo...

-Coge lápiz y papel, lo conseguí.- Exclamó Ariana, cortando el hilo de mis pensamientos. Mi boca se secó rápidamente.-¿Lista? Su número es...-

No podía creerlo.

Había escrito el número de Camila.

Y minutos después de haber finalizado la llamada con Ariana, seguía con el móvil en mi mano, pero esta vez marcando a la chica que había robado mi corazón... y mi libro en una de las clases.


Estúpida Lauren (Camren. Adap)Where stories live. Discover now