―Déjame hablar. ―Toma una pausa para controlar un poco su respiración―. John y yo estábamos tratando de dar una explicación a Dan acerca de tu ausencia ―habla despacio―. De pronto, escuché unas detonaciones y...

―¿Por qué Dan hizo esto? ―Indaga con resentimiento.

―Te equivocas, Dan no hizo nada. ―Observa la mirada confundida de ella―. Él y John están muertos.

―Eso no puede ser. ―Niega con firmeza―. No puede haber otro culpable.

Completamente incrédula, observa su alrededor y es ahí donde los localiza; no tan lejos del sitio en el que se encuentran están los cuerpo inertes de John Lauper y Dan Gasser.

Se levanta y deja a Leonti en el suelo. Cuando llegó corriendo por él no vislumbró la escena de su alrededor que sólo puede compararse a una batalla de cientos de hombres por la cantidad de destrozos y armas del lugar. El patio que gozaba de belleza natural, está convertido en un lugar árido donde ni una sola flor quedó en pie. El lugar de la flora fue tomado por espadas, casquillos de balas y pistolas de todo calibre.

Para confirmar las bajas declaradas por Leonti, Nicole camina hacia los hombres. El primero al que se acerca es a John, el pelinegro tiene varios impactos de balas en sus piernas, el cuello roto además de un tiro de gracia en su sien.

Cinco, seis, siete... el número de espadas en el pelirrojo sigue ascendiendo. Al acercarse a Dan ha empezado a contar las espadas incrustadas en su cuerpo que han formado a su alrededor un verdadero río de sangre.

La joven agente ni siquiera pestañea ante una escena tan fuerte que doblegaría a cualquiera. Por el contrario, está perturbada pero no por los asesinatos sino porque todo apuntaba a que la persona que estaría detrás de cualquier atentado sería Dan, si no fue él... ¿Quién asesinó a Mirko? ¿Quién es el verdadero enemigo?

Una mano cálida que aprieta su hombro la hace reaccionar. Su compañero está detrás de ella, cansado pero con mejor semblante puesto su herida abdominal se ha cerrado.

―Concéntrate en recuperarte ―lo reprende al verlo de pie.

―Te dije que no estaba tan mal como parecía ―contesta tratando de sonreír.

―¿Por qué no moriste? ―deja la preocupación a un lado y ahora lo cuestiona con desconfianza.

―No quiero que dudes de mí. ―Su compañera no cambia de expresión, obligándolo a probar su inocencia―. Cada familia protectora tiene sus secretos y... te explicaré pero que quede entre nosotros o de lo contrario, Padre me matará. ―Nicole asiente y él saca de debajo de su lengua una pastilla para mostrárselo―. Este es un nuevo experimento al que se me convocó para probarlo. Esta pastilla cataliza poder psíquico para que cuando un agente de la tercera familia sea herido gravemente, expulse lo contenido en el cuerpo para sanar sin necesidad de activar la terapia de energía de forma consciente.

―¿Usaste un experimento?

―Era eso o morir. Además, tenía que probarlo en algún momento y no fue una mala idea, funciona bien en algunas heridas pero no tan rápidamente. Antes de que tú llegaras tenía más contusiones pero fueron sanadas.

Nicole le da un vistazo a su ropa y comprueba la veracidad de sus palabras.

―Perdóname por dudar, ―Las palabras salen de su boca y se avergüenza por ser la primera vez que se excusa con él, decide cambiar de tema―. ¿Identificaste a los atacantes? ―dice tomando en cuenta que aquello no pudo haber sido ocasionado por una persona―. ¿Cómo lograron acceder sin que te percataras?

―No logré ver a nadie. ―Suspira con pesar―. No sé si fue un error del sistema pero no me avisó de ningún intruso y mucho menos de que alguien registrado ingresara. Sin embargo, fue obvio que ingresaron sin usar la fuerza ya que el ataque fue dentro de la barrera.

Princesa Juliana: La maldición de la coronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora