Creo ya haber marcado territorio en esa chica...

-Ah..- Desvío la mirada de Ashley y la centro en Andrus, el cual nos mira extrañado. -¿Donde esta mamá?- Ashley señala a sus espaldas en dirección al patio trasero, él nos da una mirada cómplice, luego se va.

-Ya después hablaremos- Susurré luego de que Andrus se marchase.

Definitivamente esta conversación no se quedaba aquí. Ashley mira a sus espaldas, me mira nuevamente Y se acerca un poco más a mi...

-No tenemos nada que hablar- Dijo. Sonrió ante sus palabras mientras ella me asesina con la mirada. -¡Idiota!- Siento mis mejillas arden como el infierno al momento en que las manos de Ashley se estrellaron contra mi mejilla. -Respeta, no soy una cualquiera- Escucho sus palabras mientras me hago de todo mi auto control para no desquitárme como se me antoje. Ella se gira para irse, pero la tomo por los hombros mientras me coloco detrás de ella.

-No debiste hacer eso...- Le susurré al oído poniendola nerviosa. Sonreí victorioso mientras acercaba mi rostro a su cuello y dejaba cortos besos sobre su piel. Al besarla en ese lugar, supe que había encontrado su punto débil. -¡Te saldrá caro!- Al pronunciar esas palabras Ashley se alejo de mí encaminándose fuera del lugar.

Verdaderamente, me encanto sentir su piel sobre mis labios, ero también me molesto su actitud, me molesto que me pegara por algo que, ella sabe, nos gusta a ambos. Odio que actúe como al que no le gusta este estúpido juego, pero odio aún más que me haya pegado y más en el rostro. Pero no la culpo por haber tomado tal impulso y abofetearme, estoy consiente de que yo la incite a eso. Pero creo haberle dejado bien claro que esto no se quedaría así.

Inconscientemente lleve mis manos a mi rostro, justo donde ella me había pegado. Unos recuerdos horribles llegan a mi mente al momento de tocar mi mejilla. La ultima persona que me pegaba como un verdadero hombre cuando yo apenas era un niño de trece años, agradezco a Dios que haya caído en prisión... Aunque ahora este libre.

Deshago esos pensamientos y miro todo a mi alrededor, la cocina esta en un completo silencio. De repente escucho un insignificante gritó proveniente del jardín trasero, me apego a la puerta para escuchar mejor...

-¿Que paso allí dentro?-.

¡Joder, era Andrus!.

-Nada...- Frunzo el ceño y me esfuerzo en escuchar mejor. Se escucha un silencio, luego la voz de Andrus...

-No me engañas, sé que algo pasa entre ustedes...-- Su voz aumenta.

-Creo que tienes suficiente con Britney... Enfocate en eso- ¿¡Que mierda fue eso!?.

¿Sera...?. ¡No, Britney no contaria algo asi!. ¿O si?

Se escucha un silencio que parece no tener fin. Frunzo el ceño confundido y, cuando estoy a punto de asomarme por la puerta, escucho unos pasos aproximarse, rápidamente retrocedo colocándome al lado de la encimera. No pude evitar que una sonrisa se plante en mi rostro al momento en que Andrus pone sus pies en la cocina y se coloca del otro lado de la encimera dándome una mirada de muerte.

-Sé que escuchaste todo...- Sonreí aún más, no hago nada más que observarlo, él continua. -Tal ves ella no quiso decirme nada... Pero supongo que con ver lo rosada que esta tu mejilla, basta- Lo miro neutral e inconscientemente mi mano viaja a mi mejilla acariciando lo que Ashley había provocado. -Y tu silencio habla por ti- Aprieto la mandíbula mientras observo a Andrus. Él rodea la encimera acercándose a mí. -Escuchame Willians... Alejate de ella, si me entero de que te has querido aprovechar de Ashley, te puedo asegurar que esta vez no te la perdonó...- Hace una pausa y sonríe falsamente. Un ruido trás de mí, llama nuestra atención, él mira a mis espaldas por encima de mis hombro. Me giro encontrándome con Sthel, quien acaba de entrar y cierra la puerta a sus espaldas.

ERICK WILLIANSWhere stories live. Discover now