Capítulo 4. Maldición

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– ¿Qué es tan gracioso, Lightwood? –preguntó Camille.

Alec solo levantó las manos en derrota, no quería iniciar una pelea con Camille. Desde su encuentro en la biblioteca ella había mantenido su distancia, pero la hostilidad seguía ahí, así que mejor no arriesgarse. Además, no estaba de humor.

– Y si, querido, – continuó ignorando a Alec y centrándose en Magnus de nuevo. – Necesito tu ayuda para estudiar. ¿podríamos estudiar juntos? –

Alec sintió los ojos de Magnus sobre el, pero pretendió que no lo notó y siguió haciendo notas para su próximo examen. Sabia que Magnus y Camille eran ambos estudiantes de diseño de modas, así que tenían casi todas sus clases iguales.

– Bien...– dijo Magnus con un suspiro. – Pero me comprarás la comida. –

Alec notó que Magnus sonó un poco resignado.

– Si, como sea... entonces ¿podemos comenzar? – preguntó, tomando unos libros de la estantería de Magnus.

– Mmm, no vamos a estudiar aquí, – anunció Magnus.

– ¿Por qué no? – preguntó y Alec levantó la mirada de su libro. Curioso de saber el porque.

– Porque Alexander también está estudiando y ambos no pueden estar en la misma habitación sin intentar matarse. Vamos a tu habitación. Estoy seguro que a Lily no le importará. – dijo Magnus.

– Yo me puedo ir, mejor, – Alec se metió en la conversación. Después de todo, Lily y él eran buenos amigos. Ambos estaban en la misma clase de ingles y aunque al principio fue un poco dura con Alec, terminaron volviéndose buenos amigos.

– Cierto... casi olvido que mi compañera idiota es amigo de ratón de biblioteca, – Camille le dijo a Magnus.

Alec solo la ignoró y comenzó a juntar sus cosas.

– ¿Estás seguro, Alexander? – preguntó Magnus.

Alec asintió. – Necesito un poco de aire, – dijo sin mirarlos, y solo caminando hacia fuera. De verdad necesitaba aire, ya que con ese pequeño encuentro con Magnus se había dado cuenta de que no podía continuar negándolo. Su hermana había tenido razón. Magnus era más importante para él de lo que se atrevía a admitir.

– ¡Maldición! – soltó. Estaba jodido.

*

Cuando finalmente llegaron los últimos días de finales, Alec estaba completamente exhausto. Había logrado sacar una C en su primer examen, una B en el segundo y una A en el resto de ellos, pero estaba preocupado a muerte por su último examen. Era, hasta ahora, su clase más difícil, y no porque se le dificultaran las lecturas, si no el análisis después de ello, la forma en la que cada persona interpretaba el contenido era completamente subjetiva, y por ello, no había forma de saber si lo que pensabas de cierto texto iba a ser correcto o no.

Alec estaba estudiando con sus amigas Maia y Lily, ambas estudiantes de Ingles como él, para su último examen. Estaban en la habitación de Maia aprovechando que su compañera de cuarto no estaba por ahí.

– ¿Por qué es tan difícil? –preguntó Maia, ojeando las paginas de un libro. – Cuando me inscribí para esto, pensé que solo trataba de leer y escribir ciertas cosas, no prácticamente hacer un análisis científico de un estúpido poema escrito hace más de 200 años. –

Alec se rió. Compartía su opinión. – Bueno, el profesor Peters diría que "analizar el trabajo de alguien más es la forma más sencilla de hacer una crítica constructiva, – dijo Alec, imitando la voz del hombre mayor.

Todo Lo Que Siempre Quise (Malec)Where stories live. Discover now