<< Lo correcto. Aunque ni siquiera conoces su nombre, lo amas. ¿Por qué no darle una oportunidad? La Diosa Matb los unió por algo. Una razón poderosa. Es su destino estar juntos por siempre. Así como debemos estarlo Logan y yo... por favor... te lo ruego, déjanos ser feliz.>>

— Pero ¿y si...?

<< "¿Y si es malo y pone en peligro a los nenes?" Alissa, yo misma renunciaré a eso. Pero dale una oportunidad. Sé que Eso no Será necesario.>>

Entonces, se me ocurre algo. Mis manos empiezan a temblar, y el miedo empieza a recorrerme al pensar en conocerlo.

— Keyla...

<< ¿Si?>>

— Necesitamos el collar.

*NARRADOR OMNISCIENTE*

Mientras Alissa buscaba el collar con la ayuda de su Loba, en otra parte del pueblo se realizaba una junta familiar, en la que el Alpha estaba involucrado.

La reunión se llevaba acabo una gran mansión un poquito más lejos del bosque, la familia era grande, así que personas era lo que menos faltaba.

— Y bueno, Alpha, ¿Ya ha encontrado a su Luna?

El chico de cabellos castaños mira con frialdad al hombre que le ha preguntado eso. No era nadie más ni nadie menos que Rodri, su tío.

Sabía que todos en esa mansión estaban atentos a su conversación, así que fue muy precavido al contestar.

— Por desgracia no, pero sé que está cerca. Últimamente la he sentido, pero por razones inexplicables su rastro desaparece.— El Alpha toma de su copa de vino, y con los ojos cerrados por el delicioso sabor, dice:— Aunque, cambiando de tema, ¿Cómo le va con su hija?

El señor Rodri aprieta la mandíbula, pero aun así trata de sonreír.

" En efecto. El Alpha es un arma de doble filo. No se si estar feliz, o enojado por lo que me acaba de mencionar" piensa con hipocresía el tipo. No obstante, no dice nada al respecto.

Hace una reverencia al Alpha, y se retira, diciendo que su esposa le llamaba.

El castaño, se acaba la copa, y sube a su habitación, ordenándole a una sirvienta que le diga a todos que la reunión que se ha llevado a cabo por horas, había terminado.

Mientras él subía las escaleras, un sentimiento de desesperación se apoderó en su interior.

El Alpha no entendía por qué no encontraba a su amada. Ya llevaba exactamente una década buscándola, y obviamente no se rendiría nunca. Había tenido que utilizar métodos extraordinarios para así tener más oportunidades de encontrarla: entró a la escuela. Él aparentaba tener una edad joven, pero en realidad no era así. Ya había pasado por esa etapa.

Por una vez en su vida, había agradecido el que los Alphas se queden estancados en cierta edad. Aunque sabía que dentro de dos o tres décadas más, tendría un aspecto más adulto.

Suspira con pesadez, y entra a su alcoba.

Todo tan grande, tan espacioso... pero era muy deprimente que aún no pudiera compartir esto con ella.

Él últimamente había estado sintiéndola cerca. Su lobo sufría cada vez que la olían y no la encontraban, y él también.

Desde hace días que sentía el vínculo más fuerte, y más cerca. Sin embargo, no sabía cómo es que la chica desaparecía sin más.

El Alpha sabía que ella estaba en este pueblo, pero conocía a cada persona... era casi imposible que no la conociera. Pero, ¿Cómo pudo pasar?

Agarra el licor que tiene en uno de sus cajones, y sale de la habitación, para así dirigirse a su despacho. Ahí, empieza a tomar aquel alcohol.

Y piensa una vez más en sus desgracias.

El chico patea con furia un mueble, y miles de hojas vuelan por la habitación. Mira al suelo con recelo, pero se queda paralizado al ver una hoja en especial. Un expediente...

Había visto a una chica desconocida en el mercado. Una rubia. Aunque sabía que ella no era su mate, tenía el deber de investigarla.

El hechicero de la manada, Frederick, había dicho que es muy sospechosa. Que es una loba, pero no tenía olor a alguna manada que conozcamos.

"Necesito trabajar... es lo único que me distrae" piensa, esta vez triste, el Alpha.

Sujeta el expediente, y lee el historial. Por alguna razón se hunde entre páginas.

Él estaba decidido a trabajar, y a asegurarse de que aquella mujer no era peligrosa. Incluso si llegase a ser buena, no la dejaría de vigilar, y en el mejor de los casos, le invitaría a unirse en su manada.

"Una loba solitaria no sobrevive, y está huérfana tal vez ni lo sepa"

Aunque todo el mundo lo veía como un lobo abominable, violento y sobre todo temible, muy en el fondo era lo contrario. Solo era que el tiempo le estaba cambiando, y había aprendido a ser temido, para que así, nadie se metiera con él.

Pero si su manada se ponía en peligro, se atrevía a matar a todo aquel que esté involucrado en esa amenaza.

Cuando acaba de leer el expediente, él manda a llamar a dos hermanos, los cuales son de su manada. Ellos sabrían darle información sobre esa chica.

En menos de una hora, los gemelos Johnson llegaron a su despacho. Y con ello, una información muy jugosa.

La loba de la manadaWhere stories live. Discover now