2: Coincidencias del destino.

652 38 5
                                    

-Cómo digas... -acepté.

Y seguramente iba a echarme otro choro pero gracias a Dios, llego el maestro justo a tiempo y entonces no le quedo más que irse de nuevo a su lugar.

La clase paso lenta, con presentaciones y uno que otro ejercicio para probar nuestra capacidad. Hasta que después de dos horas la clase terminó, trate de salir lo más rápido que pude pero por no fijarme choque con alguien y eso hizo volar todas las hojas que tenía en una carpeta con canciones.

Y como era de esperarse... el galán se apresuro a ayudarme, no sin antes burlarse un poco.

-Ves a que me refiero cuando digo que a veces eres un poco tonta.

-No me molestes.

-Está bien, adiós.

Esquivo las butacas para marchar hacía la puerta... sabía que si me quedaba ahí tardaría una eternidad levantando todas esas hojas, aunque irracionalmente sólo era un tonto pretexto mío. Al parecer empezaba a gustarme la manera en que peleábamos por nada, así que tuve que suplicar por un poco de ayuda.

-Tal vez podrías ayudarme, ¿no?

-No sé porque, pero sabía que dirías eso -se carcajeó.

-Eres un tarado.

Oh! Hiciste mal en decir eso, ahora ya no te ayudaré.

-Lo siento, lo siento... no quise decirlo -dije forzada.

-Está bien, te ayudaré.

-Gracias -agradecí con el sarcasmo por delante.

Terminamos de levantar todo y salimos por fin del aula. Caminamos hasta la salida sin cruzar palabra, daría lo que fuera por golpearlo por las dos veces que me llamo tonta, pero tenía que controlar eso. Llegamos hasta la puerta que da a la calle y salimos.

-Bueno, pues me voy, gracias de nuevo y adiós.

-¿Por qué tan pronto amor?

-¡No soy tu amor! -grite y cause que algunos chicos voltearan a vernos-. Estamos ensayando una obra -les grite de nuevo a quienes voltearon para disimular y reí nerviosa.

-¿Una obra? -rió- ¡Qué chistoso! ¿Y cómo se llama? -se burlaba.

-Cállate, ¿quieres? Era para disimular, pero ahora que lo mencionas... se llamaría "El galán que parecía retrasado mental" -reí y él se molesto.

-Eres una tonta -se cruzó de manos.

-¿Qué se siente estar del otro lado de la línea, eh?

-Bien. Creo que por eso me caes bien... por cierto soy Drake -extendió su mano, la cual yo ignoré-. Pésima educación al tuya -renegó.

-No es eso... sino que temo ensuciarte -le recordé.

-Hay va la tonta de nuevo... ya te dije que lo lamento. ¿No puedes olvidarlo?

-Mmm... haré el intento. Por ahora tengo que irme.

Me giré y empecé a bajar las escaleras, pero él corrió y se paró frente a mí, trate de detenerme pero no pise bien y resbale... y sí, los dos rodamos por las escaleras.

-¿Esto estaba en el libreto de tú obra? -pregunto adolorido.

-Me temo que no, ¡aush! -me queje tirada a un lado de él.

-Definitivamente, cada minuto que pasa te conozco más y más me convenzo de que eres una tonta -afirmo.

-Deja de decir tonterías y mejor ayúdame a levantar.

Se levanto y después me ayudo, los dos sacudíamos el polvo de nuestras ropas.

-Te invito a tomar un helado, ¿aceptas? -propuso.

-No puedo, tengo que llegar a casa.

-Anda, será sólo un momento.

-Mmm... de acuerdo -acepté.

Caminamos un par de cuadras y llegamos hasta una pequeña fuente de sodas que estaba por ahí cerca, entramos y pedimos nuestros helados, ya en la mesa.

-Espera, no te muevas -comentó mirando mi cabeza fijamente.

-¿Qué, qué tengo? -pregunte asustada.

-¡Shhh! Tranquila.

-Rápido, quítalo ¡rápido! -comenzaba a gritar.

-¡Ya! Tranquila, lo tengo.

-¿Qué es? -pregunte curiosa.

-Es sólo una rama -dijo entre risas, abrió su mano y efectivamente ahí estaba la rama en ella.

-¡Eres un tarado! Detesto los bichos -grite furiosa.

-Ya lo note -rió.

-Ja-ja ¡no es gracioso! -lo aniquile con la mirada.

-Pues para mí lo es.

-He leído por ahí que cuando un chico; en este caso , molesta a una chica; que podría ser yo, es porque tal vez le gusta.

Y parecía que había dicho un chiste, algo verdaderamente gracioso o algo así... porque él comenzó a reír a carcajadas.

-¡Qué risa contigo! -reía.

-Ríete si quieres... pero eso fue lo que leí.

-Mmm, pues puede ser que tal vez tengas razón.

-¿Perdón?

-Sí, tal vez me gustas.

Y ahora para hacerlo enojar, fue mi momento de venganza y comencé a reírme a más no poder.

-¡Estás loco! -reía aún más-. ¡Eso es imposible!

-Ríete si quieres... pero puede ser que así sea.

-¡No te creo nada! Tan sólo lo haces para molestarme, usas las mismas palabras.

-No, yo sí hablo enserio -Aseguró.

-Pues me rehusó a creerte.

-Está bien... como quieras.

-Lo qué digas...

¿Por qué lo hacía? ¿Gozaba al arremedarme y verme molesta? ¡Ash! Me molestaba pero al mismo tiempo me caía bien... era divertido, pero lo odiaba también. Era un cuento de nunca acabar. Y al final... la única que se molestaba era yo.

You're The One. | Drake BellWhere stories live. Discover now