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Los intereses musicales de SeokJin nunca habían rodeado el rap. No se consideraba una persona de gustos musicales particulares, ni tampoco era muy hermético con ello. Si le gustaba, lo escuchaba, y ya. Fuese rock clásico o las canciones que sólo suenan en la radio por un tiempo y después son olvidadas. No se entregaba a la ardua tarea de investigar discografías de algún artista, y ni siquiera descargaba canciones por placer. La música no le causaba interés alguno, sólo era un entretenimiento usual que estaba ahí por el convencionalismo, hasta el momento en que pudo escuchar a Agust-D.
Uno de sus amigos le había insistido que lo acompañara a su concierto. Después de una larga disputa sobre por qué no asistir a esos recintos underground, donde servían alcohol ilegal a menores. en Daegu, SeokJin había aceptado, con la condición de que JungKook le pagara una parrillada después del evento. Su amigo asistía a esta clase de eventos con regularidad, siempre iba acompañado porque el alcohol lo traicionaba y necesitaba alguien que cuidase de él, pero esa noche, Jimin había cancelado.

—Mira, tengo boletos para esta cosa desde hace dos meses. Es la primera vez que podré escuchar el mixtape completo.

—Podrías ir tu solo sin tomar nada y regresar a casa a salvo. No quiero que me culpen de inducirte a ese mundo, sabes que aún tienes diecisiete. No tomes alcohol y listo, hasta creo que podrías disfrutar más del concierto si tus sentidos están completos.

—¿Es que nunca te has embriagado? Es divertido.

—Sí, cuando tu identificación dice que eres legal y no frecuentas lugares raros— JungKook rodó sus ojos y soltó un suspiro. No podía creer la manera de pensar de Jin-hyung, tan arcaica y sosa.

—Estamos en el siglo XXI. Y tú también deberías comenzar a divertirte, no haces más que ir al colegio, luego a casa, y luego al colegio.

—Se te olvida que la casa de estudiantes donde vivimos tiene toque de queda.

—No, por eso somos dos los que deben escaparse. Alguien debe ayudarme, y, dado que Jimin me canceló todo, creo que deberías de ser tú. Sabes que el toque de queda sólo es para los menores, ¿verdad?

SeokJin conocía cada regla de la residencia, y se esforzaba por acatarlas cada día. El cuarto limpio y la hora de lavado cada sábado por la mañana, prohibido entrar al dormitorio de las chicas, cigarrillos sólo en las áreas abiertas y a los mayores de edad, las salas de estudio cierran a las nueve de la noche...

—Compré dos boletos... Por favoooor—hizo su mejor esfuerzo por poner una cara tierna. SeokJin jamás se había resistido a ese tipo de expresiones, vinieran de quien vinieran, y su amigo menor con aspecto de roedor en apuros no sería la primera excepción.

—Está bien, te acompañaré, pero deberás pagarme una parrillada. A cambio te daré la seguridad de que no caerás ebrio en alguna calle de Daegu.

—Eres el mejor, Jin-hyung— y sonrió con malicia.

SeokJin tampoco salía a menudo. Su vida era bastante aburrida, su carrera en leyes consumía la mitad de su tiempo, pues demandaba leer demasiado y memorizar un montón de decretos. Los exámenes prácticos eran los peores, la sala se llenaba de una tensión inescrutable donde cada quién buscaba defender su argumento como si su vida dependiera de ello; sin mencionar la teoría, que era un constante dolor de cabeza. Estudiar para ser abogado jamás había sido la prioridad de SeokJin, pero no había alguna otra aspiración en su lista de metas, y su padre estaba demasiado emocionado con que su hijo siguiera sus mismos pasos, incluso lo había mandado a Daegu con tal de que estudiasen en la misma universidad. A SeokJin le bastaba eso junto con la seguridad de tener un empleo a futuro.

SeokJin se dirigió a la recepción con los registros de salida y le pidió a la chica encargada el permiso para pasar la noche afuera. Dio su identificación, sus apellidos y su número de habitación. Salió por la entrada principal y se escabulló hacia la parte trasera para dirigirse a la ventana de la habitación de JungKook, que quedaba en el segundo piso, no muy lejos del suelo. Marcó a su celular para decirle que ya había pedido permiso para salir y que ya se encontraba detrás del edificio, esperándole. JungKook lo saludó unos cinco minutos después, se sentó en el borde de la ventana, SeokJin tomó sus pies con sus manos y funcionó como una clase de gato hidráulico, permitiendo que su amigo lograra tocar el suelo sin lastimarse.

agust d ; yoonjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora