Capítulo 9 - No te metas con Zohan

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Desperté sobre el acolchado, en el piso junto mi cama, vestida. Mi cama estaba hecha un desastre. Las sábanas estaban hechas una pelota y el colchón estaba a la vista. La luz de luna entraba por la ventana abierta y los mosquitos zumbaban en la habitación como cigarras. Evidentemente había dormido todo el día. Me levanté suavemente, caminando sobre mis rodillas hasta llegar a la cama, donde me senté. Mi espalda me estaba matando por haber dormido sobre el suelo. Tomé mi celular, eran las 3 de la mañana. Había dormido casi dos días y nadie me había despertado. Podría haber muerto en mi cama y nadie lo hubiese sabido. Me sentí sola y triste. No había nada en mi vida, no tenía un sueño, no tenía una familia, no tenía con quien hablar. Estaba desperdiciando mi vida.

Tengo que hacer algo. ¿Tal vez conseguir un trabajo? Mmm, no, ¿quién me va a dar trabajo si no tengo estudios? Tengo que estudiar.

Me senté en mi escritorio y encendí mi computador.

¿Abogacía? Sería útil cuando tenga que defenderme en juicios por homicidio, tengo la sensación que me meteré en problemas.

Escribí abogacía en Google, abrí la página de una Universidad y comencé a leer. Derecho constitucional, Economía política, Derecho Político, ¡PUAJ! No, la Abogacía no es lo mío. Medicina sería imposible, ¿Qué pasaría si veo sangre, me como a un paciente? Bien, sé un poco de inglés, tal vez pueda estudiar Profesorado en Inglés.

Busqué Profesorado en Inglés y abrí una página de una Universidad cercana. Lengua Inglesa, Lingüística, Traducción Jurídica, ¡PUAJ! Nope, ¡paso!

¿Qué otra cosa me gusta hacer?

Pues, ¡ir de compras! Pero, no puedo hacer una carrera con eso, ¿o sí? Tengo talento para elegir qué ponerme.

¿Diseño de indumentaria?

Busco en Google y encuentro que la carrera la dan en la Universidad que está a unos pocos kilómetros de la ciudad. Miro las materias, parece interesante y encima puedo inscribirme esta semana y comenzar la que viene. Hago click en inscribirme y subo mis datos.

Bien, ahora me sentía mejor conmigo misma.

El gruñido de mi estómago interrumpió mis pensamientos. No había comido por dos días.

Me puse una remera larga sobre mi ropa interior y bajé a la cocina a buscar algo para comer. Abrí la heladera y me hice un buen sándwich de jamón y queso. Lo devoré en dos bocados. Pero seguía con hambre así que me hice otro sándwich y otro. Cuando se acabó el jamón, freí dos milanesas y las devoré. Seguía con hambre, abrí la heladera y observé qué más quedaba para saciar mi apetito.

Tal vez debería comer algo de verduras. Mmm pero esas chuletas huelen fantásticas. Tomo un par y las acerco a mi nariz. Wow, sí.

Estoy a punto de darle un mordisco a una chuleta cruda cuando un sonido a mis espaldas me hace girar. Había un hombre parado allí, mirándome con sorpresa. Solté la carne y tomé una cuchilla de la mesada.

—¡¿Quién es usted?!—grité.

Era un hombre de alrededor de 50 años con cabello grisáceo. Tenía una musculosa verde con unos joggings negros. Parecía que hacía pesas por los músculos trabajados que tenía. Nada comparado con Franco, claro.

—¡Fuera de mi casa!—grité mientras caminaba lentamente hacia mi derecha, donde estaba el teléfono fijo.

El hombre me miraba de arriba abajo con un hambre muy distinto al que tenía yo. Encima estaba vestida con poca ropa.

Felicitas aprende a andar en motocicleta (Salvajes #2) #FantaAwards2017 #WGA2017Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin