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Ser friendzoneada no es para nada agradable, y mucho menos si es frente a todo el instituto. No había definición para lo que sentía en estos momentos, pero estaba segura que se asemejaba a humillación.

Aiden había dicho con voz fuerte y clara que solo me veía como una amiga delante de todo el mundo, avergonzándome.

Me sentía estúpida. Hasta había practicado frente al espejo durante horas. Tomé el coraje de confesarle mis sentimientos y... a la mierda todo mi esfuerzo.

Aiden no sintió pena al soltar que no estaba interesado en mi, se había olvidado de nuestra bella amistad y terminó humillándome.

Se merecía una buena patada en las pelotas, pero fui tan buena persona que me alejé de allí soportando la mirada de todos.

En fin, al menos lo había dicho. Me gustaba Aiden, y no como un amigo. Quería algo serio con él, pero a él no le iban esas cosas de relaciones serias.

Ahora estaba en biología, oyendo al profesor hablar sin parar. Allison jugueteaba con una lapicera mientras observaba a Scott, su crush.

Sonreí y apoyé los codos sobre la mesa, sin quitar la vista del reloj. Solo cinco minutos, Lydia, nada más que eso.

Suspiré al recordar las palabras de Aiden. Eramos tan buenos amigos que no esperaba que fuera tan cruel conmigo. Un papelito cayó en mi mesa desviándo mis pensamientos. Lo tomé y lo abrí.

"Fiesta en casa de Isaac esta noche, ¿me acompañas? necesito a alguien que me ayude a vigilar a ya sabes quién. Atte.: Allison sexy y perfecta Argent".

¿Isaac? ¿desde cuando hablaba con el rarito de las bufandas?

Rodé los ojos. Mi amiga estaba obsecionada con Mccall, hacia todo lo posible para poder espiarlo y saber lo que hacía. Dirigí mi mirada hacia ella y terminé por asentir. Distraerme un poco iba a servirme para olvidar lo sucedido con Aiden, ¿que iba a hacer entonces? ¿quedarme en mi casa llorando como una estúpida mientras comía helado y miraba la novela de las cinco? De hecho, no sonaba para nada mal.

El timbre sonó y me levanté de un salto. Por suerte era la última hora de hoy y ya podía irme a casa. Recogí mis cosas y me retiré del salón.

—Lydia, esperame —Allison me tomó del brazo deteniendome —. ¿Puedo ir a tu casa hoy? Mi padre no estará en todo el día, así que podríamos prepararnos para la fiesta en la tuya.

—Claro —respondí y seguí caminando. Me dirigí hacia mi casillero para dejar mis cosas, Allison hizo lo mismo.

En el casillero de al lado, una chica hablaba con un castaño que se me hacía conocido. Mis instintos chusmas me ganaron, por lo que fingí estar buscando algo mientras oía lo que decían.

Estaba intrigada por saber si todos estaban enterados de que había sido friendzoneada por Aiden.

—Stiles... te quiero mucho, pero no quiero que perderdamos nuestra amistad por culpa de una cita que podría salir mal —dijo la chica.

Stiles... creo que era el amigo de Scott, siempre los veía juntos.

Paren todo, ¿lo estaban friendzoneando?

Cerré la puerta de mi casillero y me alejé de ahí, no quería que me descubrieran oyéndolos.

Al menos no se lo gritó públicamente, la chica tenía buen corazón y estaba rechazándolo sin la necesidad de que todo el mundo la oiga.

Minutos después ya estabamos en el coche con Allison, yendo hacia mi casa.

—Tú podrías ponerte el vestido que te regalé para tu cumpleaños.

Alcé las cejas al recordarlo. Ni loca me pondría eso, era un vestido ajustado e incómodo. Demasiado provocativo para mi gusto, la verdad. Jamás lo había usado, pero si me lo había probado. Y créanme, eso era digno de una prostituta. Si no me equivoco, parecía el que Julia Roberts usaba en la película de Mujer Bonita.

Ok, tal vez estoy exagerando un poco. Solo era ajustado, pero de todas formas no iba a ponermelo.

—No, es que... quiero estrenar el vestido floreado que me regaló mi madre —mentí.

—¿El violeta? Ese lo estrenaste hace dos años, Lydia.

Me encogí de hombros. No iba a cambiar de opinión.

Llegamos a casa y nos sentamos en el sofá.

—Oye, ¿no quieres ir a ver que vestido ponerte? —preguntó, a lo que yo negué con la cabeza.

—Allison, la fiesta empieza a las diez. Son las dos de la tarde —rodé los ojos —. Faltan ocho horas.

Mi madre apareció de la nada y nos sonrió.

—Hola, chicas... voy a salir hoy y no creo que vuelva en todo el día. ¿Quieres quedarte, Allison?

Mi amiga asintió.

—Si, de hecho mi padre tampoco estará hoy, así que no me queda opción —sonrió. Mi madre sonrió nerviosamente y se dirigió a la puerta.

—¿Porque tan arreglada, mamá? —la mujer paró en seco y cerró los ojos como si estuviera evitando esa pregunta.

—Reunión de profesores —contestó.

Entrecerré los ojos pero terminé por ignorar su actitud sospechosa.

—Espera, mamá. ¿Podemos ir a una fiesta hoy? —ella se volteó y alzó una ceja. Por supuesto, no solía ir a fiestas muy seguido —. Allison necesita acosar a su amor secreto.

La castaña me golpeó el hombro molesta y mi madre soltó una risa.

—Está bien, pero no vuelvan tarde —advirtió para luego salir de la casa.

Miré a Allison y esta sonrió pícaramente.

—Aiden se arrepentirá de haberte friendzoneado.

···

Comenten quien les gustaría que aparezca en los próximos capítulos.

friendzone | stydiaOnde histórias criam vida. Descubra agora