Capitulo 9

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MATHIUS

Pasé la noche sin poder dormir.

No podía dejar de pensar en Maggie. Simplemente, no podía.

Miré el techo de la habitación y proclamé blasfemias hacia los ángeles juzgadores en un intento de librarme de la ira que me recorría al no poder estar con ella.

Mi mente no dejaba de recordarme que ellos no podían detenerme de estar junto a ella si yo lo quería. Total, ellos ni siquiera estaban aquí. Me dejé llevar por esa idea, así que la mañana siguiente me levanté temprano me preparé algo de desayuno, Bajé a buscar el auto y fui a encontrarme con mi chica.

Aparque justo al frente de su casa, como lo hacía todos los días antes de las últimas 3 semanas.

Aun desde el auto observe la luz encendida de su habitación y la luz de su baño.

Una pequeña silueta, tal vez sin saberlo, se paseaba envuelta en una toalla atrás de las cortinas verdes. Como cada mañana, desapareció de la ventana y varios minutos después volvía aparecer totalmente cubierta por el uniforme de la escuela.

Mi mirada bajó hasta la ventana de la cocina donde la luz se encendía y esa era mi señal. Siempre esperaba ese momento para bajar del auto. Me arreglé la chaqueta y el cabello antes de cruzar la calle y tocar su puerta.

Maggie abrió la puerta totalmente distraída pero al momento en que alzó la cabeza, sus ojos conectaron con los míos.

- Mathius?- preguntó como si no pueda creer que yo estuviera delante de ella. Sus ojos me observaban como si estuviera viendo un espejismo y noté como dudaba al saludarme.

- Buenos días Hermosa- le susurré mientras que, dejando mis preocupaciones de lado, levanté mi mano hasta su mejilla. Su rostro se acomodó en mi mano mientras sus ojos se cerraban y pude notar como inhalaba lento y ligeros suspiros se le escapaban. Mi mano, por su parte, se sentía tan agradable. De veras había extrañado esa sensación.

Sus Largas pestañas se movieron lento mientras abría los ojos y me sonreía, lo que hacía que se le formara un lindo hoyuelo junto a una de las comisuras de sus labios.

*-Oh-* Supliqué *-Como me encanta ese hoyuelo*

Le sonreí y dirigí mi frente contra la suya.

- Te extrañé- Murmuró mientras sus ojos involuntariamente se desviaban hacia abajo.

Sonreí mientras mi corazón corría al notar que su mirada apuntaba a mis labios.

- Y yo a ti- le susurré.

Su sonrisa se amplió y luego no pude despegar mis ojos de su boca.

*-Esos labios, esos malditos labios*

Levante también mi otra mano a su rostro mientras notaba como sus pequeños labios se abrían quizás esperando que le diera un beso que tenía prohibido darle.

Sentí la duda crearse en mi interior y maldije mentalmente esta parte humana que me estaba controlando en este momento pero aun así dejé que este deseo me sedujera y deslicé mis labios sobre los de ella.

Todos aquellos monstruos transformados en miedo que me decían que estaba haciendo mal, que los ángeles juzgadores me castigarían por esto, todos ellos, empezaron a hacerse tan pequeños que solo los ignoré.

Dejé que mis labios amaran los de ella y sentí como la emoción corría por mis venas.

Cedí a mis ansias y algo frenético pedí más de sus besos.

Nuestros labios se movían con demasiada emoción pero en un punto sentí que no era suficiente.

Noté como una llama ardía en mi interior y como mi cuerpo me pedía aún más.

La habían besado cientos de veces pero no había sentido tal pasión como ahora. Tal vez se debía a que antes no sentía como lo hago ahora, pensé, a que antes no tenía una parte "humana" que me hacía vulnerable a mi instinto.

Mis manos se descontrolaron por un segundo y las bajé siguiendo su silueta hasta encontrarme con su cintura.

Las manos de ella se mantenían tras mi cabeza, donde trazaba círculos con mis cabellos.

Sentí como ella se desvanecía en mis manos y sus pies fueron dando pasos hacia atrás, guiándome con ella. Sin ninguna objeción, la seguí y con un puntapié cerré la puerta tras de mí.

Nuestros pies se fueron en una danza lenta hasta que llegamos a alguna pared.

Por un momento no podía pensar más que en Maggie, más que en tenerla cerca, en besarla, en tener su cuerpo entre mis brazos. Un deseo totalmente nuevo para mí nublaba mi mente y no me permitía pensar con coherencia.

Llevé mis besos por el hueso de su mandíbula donde la vi morderse el labio inferior

Bajé mis besos a su cuello y Maggie suspiró, yo besé hasta su clavícula, allí mis manos se fueron a su espalda para librarme de aquella tela escolar que la cubría y yo... tuve que parar.

Cerré los ojos mientras la razón me hablaba.

Escuché como nuestras respiraciones aceleradas trataban de calmarse.

*Esto no está bien*- me dije y mis manos se volvieron puños para luego relajarse al dar un par de pasos atrás. Dejé que el juicio volviera a mi cargado de reproches.

Aunque estos deseos carnales trataban de apoderarse de mí, no debía permitirlo. Ya estaba bajo la mirada de los ángeles juzgadores y aunque me había dicho a mí mismo que no me preocupara por ello, ese tipo de pensamientos me colmaban de una culpa inmensa.

Maggie me miró algo confundida mientras su pecho subía y bajaba descontroladamente.

- Llegaremos tarde- le dije tratando de excusarme.

Ella asintió lento mientras se daba la vuelta y subía las escaleras a buscar sus cosas. Aunque había ido apurada, pude notar como sonreía mientras su dedo índice se deslizaba por su labio.

Respiré hondo tratando de desviar mis pensamientos.

*Maggie y yo no podíamos pasaron de la raya*- me recordé en un intento de no romper la única norma que me quedaba.

Cuando bajó estaba sonriente y el aire se había llenado de un dulce olor a frutas.

Pasé mi brazo por sus hombros mientras íbamos hacia el carro pero igual todo el camino fuimos en silencio. Una que otras veces la encontraba mirándome y se ruborizaba haciéndola ver tan dulce.

Nos habíamos gastado nuestros minutos antes del timbre de entrada, así que llegamos justos para entrar a la primera clase. Maggie y yo no compartíamos esta clase así que la acompañe hasta la puerta de su salón. Donde nos despedimos con un ligero beso.


Lágrimas de ángelOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz