16. Con el culo helado.

Start from the beginning
                                    

—No es lastima, y de verdad me ofende que creas que yo podría sentir lastima por ti.

—Pues lastima es justo lo que estoy viendo en tu mirada.

—No es lastima, se llama preocupación.

Mierda. Eso es peor.

—Pues tampoco necesito que te preocupes por mí.

—Es increíble lo estúpida que puedes llegar a ser.

—¿Disculpa?

—Preocuparte no es algo que puedas elegir sentir o no. Simplemente se limita al hecho de que nos preocupamos por las personas que queremos y que apreciamos.

—¿Y quieres que crea que tú sientes algo por mí?

—¿Por qué no podría sentirlo?

—Tú mismo lo dijiste; jugamos con las personas. Si eres como yo, entonces no puedes sentir cosas como el amor.

—¿Quién ha dicho algo sobre esa mierda? ¿Qué no puedo simplemente preocuparme por una amiga?

—No.

—¿Por qué no?

Lo miro a los ojos.

—Porque yo no soy tu amiga.

Paso por su lado y no me detengo hasta salir del departamento. Luego conduzco directo a casa y paso las siguientes horas ejercitándome hasta que siento que todo mi cuerpo arde por el esfuerzo físico al que lo he sometido. Luego subo a mi alcoba, me doy una ducha, me arreglo y me marcho de casa antes de que las chicas lleguen.

Para cuando estaciono en la Corona ya pasan de las siete de la mañana y el cielo comienza a nublarse anunciando una pronta lluvia. No me detengo demasiado, solo hago una rápida parada por el departamento que tengo en este lugar para buscar una bolsa con polvo blanco de primera calidad, y antes de volver a salir, inhalo una línea para poder soportar los estragos de los días que llevo sin dormir bien. Luego regreso a mi auto y conduzco directo hacia la universidad.

Estaciono la camioneta en el mismo lugar de siempre y escondo la cocaína en uno de los compartimientos que tiene el auto en su interior. Bajo de ella y el viento sopla con fuerza haciendo que yo maldiga no haber traído otra cosa que la simple sudadera que llevo puesta, le pongo seguro a las puertas y camino hacia la cafetería para buscar algo de comer antes de mi clase de estadística inferencial aplicada.

—¡Sam!

Reconozco la voz de Beatriz gritándome. Y cuando me giro la encuentro caminando casi a mi lado.

—Hola —la saludo de mal humor mientras sigo caminando.

—Joder, entonces sí era cierto.

—¿Qué era cierto?

—Que no dormiste bien. Derek nos dijo que no pudiste dormir y que te marchaste temprano.

<<Maldito imbécil>>

—Sí, me marché antes —observo a mi amiga y me doy cuenta de que lleva la misma ropa que traía puesta el día anterior—. Y por lo visto ustedes ni siquiera se pasaron por la casa.

—¿Bromeas? Por poco y no venimos a clases.

—¿Y por qué vinieron si no tenían ganas?

—Llegó una rubia al departamento y Derek necesitaba la casa sola para ellos —se encoje de hombros—. Igual tenía que venir para entregar mi proyecto.

—Ah.

Así que Camila regresó antes por su respuesta. Entiendo.

—Sí, ¿nos vemos más tarde?

Carpe Diem [Saga Carpe Diem 1] *EDITANDO*Where stories live. Discover now