#50- La noche de las tres.

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31 de Octubre de 1981. Último capítulo.

Apoyó su cabeza en la pared, cerrando sus ojos. Hace días que no dormía y presentía que no lo haría hoy tampoco. Miró sus manos y suspiró, hace casi dos semanas que no se bañaba. Hace casi dos semanas que estaba prisionera. Su cabeza dolía, igual que todo su cuerpo, que estaba totalmente maltratado. A pesar de todos los golpes y maldiciones que había sufrido, ella se seguía negando a formar parte de los mortífagos y dar información de la orden o su hija. Y hoy todo terminaba. Luego de un año practicando, había logrando desarrollar sus poderes, su mente era rápida y podía entrar a cualquier mente, a excepción de la de los animales.

Había podido ver en la mente de los mortífagos que hoy era su final, Voldemort había ordenado que la mataran. Rió, ni el mismo iba a hacerlo, sino que iba a matarla un mortífago, aún no sabía quién y no le importaba. Había intentado escaparse, pero no pudo, la cuidaban intensamente. Ya no le importaba nada, solo saber cómo estaba Sirius. No podía comunicarse mentalmente con el. Aún no averiguaba por qué.

—Jordan— gritó Goyle, entrando a la habitación— Levántate. Tú fin llegó.

—Yo pensé que tendrían esperando por siempre— comentó, levantándose con dificultad— ¿Y quién lo hará? Espero recibir honores, que sea alguien de categoría. Me pondría muy furiosa si tú me mataras, no vales nada aquí.— rió entre dientes—.

—Nena— se acercó, acariciando su cabello, mientras la mujer hacia cara de asco— Ya te lo dije, acepta una noche conmigo y puedo hacer que tu muerte no sea llevada acabo.

—Lamento informarte, Goyle, pero preferiría que me coman los lobos a tener que acostarme contigo— negó— No eres mi tipo... ya sabes, me gustan... guapos y con más de dos neuronas.

Vio como el ceño del hombre se fruncía, visiblemente enojado. Rió. Pasando por su lado, saliendo de la habitación.

—Vamos, no te darán de comer ésta noche si no haces bien tu trabajo— sonrió, caminando a la sala, lugar que ya conocía.

Estaba muy segura que estaba en la Mansión Malfoy, había visto varias fotos de rubios. Caminó un trecho más, entrando a la sala, dónde había unas cuantas personas. Tragó saliva. Estaban Severus y Narcissa. Los miraba de una forma especial, quería hablar con ellos. Quería decirle que los perdonaba, que los amaba y que los extrañaba. Pero no pudo, ahí estaba también Bellatrix Lenstrage, Lucius Malfoy, los hermanos Carrow y Antonin Dolohov.

—Te trajimos porque tenemos ganas de jugar contigo— siseo uno de los hermanos Carrow, acercándose a ella, acariciando su cabello— Eres demasiado bonita... ¿seguro que no quieres quedarte con nosotros?

—¿Tengo que deletrearles que no quiero acostarme con ninguno?— preguntó, para que todos la escucha— Si hubiera querido les hubiera dicho que sí en Hogwarts, imbéciles.

Dolohov pareció que quiso lanzarle un hechizo, pero Severus no se lo permitió.

—Recuerda, no debemos hacerle nada, solo esperar la orden y matarla. Nada más.

—Puedes sentarte, Jordan.— ofreció Lucius— Todavía no te haremos nada, debemos esperar a alguien.

—Uy, qué divertido pasar mis últimos minutos de vida con ustedes— rodó los ojos— Lo que soñé toda mi vida.

Nadie le respondió, así que se mantuvo callada. Anna miró a Severus a los ojos, como pidiéndole permiso, el movió levemente su cabeza, dándole a entender que era un si. Ella se sentó, entrando en la cabeza del azabache.

—Hola, Sev— dijo en su cabeza, para que solo el lo escuchara.

—Hola, Ann— le respondió luego de unos segundos— Es tan extraño hablar así y más tenerte al frente de ésta manera.

Es Igual A Mi...- Sirius BlackWhere stories live. Discover now