5. Nido lejano

3 0 0
                                    

- ¿Astron? – Kanae arqueó una ceja. - ¿Y qué se nos ha perdido en Astron?

- Venga, mamá... - Suspiro Frey. - ¿Cuándo fue la última vez que visitamos la capital? Sólo digo que vayamos a dar una vuelta. Un fin de semana, nada más.

- Frey, te recuerdo que tu padre está desaparecido... - Le dijo su madre. – Ahora no es un buen momento para irnos de viaje.

Eso es precisamente lo que quería solucionar, maldita sea. Frey se controló para no poner los ojos en blanco. – Precisamente por eso. Con todo lo que está pasando con papá y todo, estamos todos de los nervios. Nos vendría bien descansar un poco, dejar que la policía haga su trabajo... - "Un trabajo que no va a servir de nada". Pero no podía decírselo. Estaba segura de que si detectaba que quería tomar cartas en el asunto, la negativa a la hora de ir a Astron sería categórica. Tenía que tirar de todas las cartas disponibles. – Además... - Aquella, por ejemplo, era una de las que no le gustaba. – La familia de Rick también va unos días.

- ¡Ajajá! – Intervino Idris, con una sonrisa totalmente prevista por Freya. – ¡Un chico! ¡Así que es por eso que quieres ir! ¿Eh, picarona?

Ella le lanzó una mirada de las de "si-no-fuera-porque-quiero-algo-estarías-muerto" a las que tan acostumbrado estaba el orco, lo que hizo que éste se echara a reír.

- Sigo sin estar convencida, Frey. – Añadió su madre. – Entiendo que es divertido ir a pasar un fin de semana a la capital para evadirte con tus amigos, pero, ¿Qué pasa con los estudios? Te recuerdo que los exámenes se acercan, no puedes permitirte andar vagueando.

- Ah, sobre eso... Bueno, creo que voy un poco holgada de tiempo. Me he organizado y... Además, Rick me pidió que le ayudase a estudiar, y creo que cambiar un poco de aires un par de días nos vendría bien para... establecer conceptos. – Sonrió, con cara de niña buena. Es decir, no era mentira. Rick le había pedido ayuda. Más o menos.

- Así que quieres ir a la capital con tu amigo y cómplice de fechorías, y pretendes que me crea que sólo quieres estudiar. – Suspiró Kanae, arqueando las cejas. – Conozco esa mirada, señorita. Y por muchas excusas que me pongan, no es no. El lunes es el estreno, y tengo un montón de cosas que arreglar.

- Venga, Kanae, están en esa edad. – Dijo Idris, con las manos en las caderas. – Ya sabes, todos hemos hecho locuras como esa de jóvenes. - ¿De verdad se había creído lo de ella y Rick? Su vida amorosa no era algo que quisiera debatir con el tío Idris, pero mientras le ayudara... - Además, yo puedo ir con ellos, ¿De acuerdo? Ahora que soy un chef influyente, tengo que ir a Astron a ver si publicito el negocio.

Kanae los miró a los dos, con el ceño fruncido, y Frey creyó que no los iba a dejar, que iba a negárselo tajantemente. Pero, al final, respiró hondo y pareció deshincharse. – De acuerdo. Es sólo que todo iba también, y ahora... - Suspiró, y Frey la abrazó, casi por instinto. – No quiero que también os vayáis. Ni Keith ni vosotros.

- No vamos a irnos. – La tranquilizó Freya. – No vamos a huir a ninguna montaña, ni a correr ningún peligro. Sólo estaremos a tres horas en coche, ¿De acuerdo? Estaremos bien. Ni siquiera es peligroso.

- Sabes, cielo, la última persona que me dijo eso, está desaparecida. – Replicó Kanae, suavemente. Y Freya sintió dolor en su voz.

Tenía que recuperar a su padre. Tenía que hacerlo. No sólo por ella. También por su familia, por su madre. Kanae era fuerte, que nadie se engañe, pero tenía sus puntos débiles, como todo el mundo. Y, si Keith también desaparecía... No, eso no ocurriría. Iban a encontrarlo. Estaba completamente segura.

Sobrevolando el nidoWhere stories live. Discover now