¿Todo para qué? Los impuestos cobrados por los reyes son más altos que cualquier cosa.

Tres reyes unidos. Tres reinados. Gobernados por los legendarios y soberanos de las tierras hace siglos y milenios.

El rey Kim Namjoon. El rey de puño de oro, poderoso y temerario, quien defiende a la población de las guerras contra los hombres, y contra otros que no son hombres. Su insignia es un puño en alto, puedes reconocer donde vayas que dónde se encuentre aquel símbolo significa una guerra ganada por el tenaz y férreo rey.

El rey Min YoonGi, el más sangre fría, encargado de hacer las leyes de los pueblos y para los pueblos, de los humanos y los que no lo son. Nadie se atreve a cuestionar sus palabras, y su organización ha mantenido el orden desde hace tantos años que nadie recuerda. Sabe cómo y qué hacer antes las peores o las mejores situaciones. Sé le dice un mesías, casi como si pudiera predecir el futuro. Él siempre sabe qué hacer y cómo hacerlo.

Y el rey Jung HoSeok, encargado de hacer cumplir las leyes en los pueblos, de recompensar a quien las cumpla y castigar a quien las rompa. Quien esta con más contacto con los pueblos, encargado de la repartición de tierras, de los impuestos, de la seguridad y bienestar. También es quien condena a los seres no humanos y los sacrifica ante los ojos de las multitudes mostrando cómo el puño del hombre prevalece sobre las bestias y los monstruos.

Todo aquel humano que quiebre una regla de Min sera castigado por el mandato de Jung, y todo aquel ser no humano que provoque la ira de los reyes sera condenado por el rey Kim.

Un perfecto equilibrio nos mantiene.

Bueno, a ellos.

Yo estoy fuera de toda regla y norma.

Soy un don nadie, no aparezco en ningún registro natal, nadie sabe mi nombre ni nadie sabe quien soy porque ni yo mismo lo sé.

Por eso inventé un nombre, ya que sólo recuerdo mi apellido.

Jeon, según el broche de oro que llevo conmigo desde que tengo memoria. Jeon, sólo eso.

Me dije a mi mismo que burlaría el destino. Así que me inventé un nombre. Tenía que ser uno que vaya con mi porte y que concuerde con mi apellido. No dejaría ni permitiría que nadie, ni siquiera el cruel destino me matara, o me dejara morir sin un nombre.

Y me llame JungKook.

Y tampoco me deje morir.

Sobreviví. Y lo seguiré haciendo.

He vagado durante años, y aún no encuentro el significado de mi insignia, ni de mi broche de oro. Cómo si nunca hubiese existido a todo el mundo se le hubiese olvidado.

Necesito saber su significado, por que quizás me diga de donde vengo.

Soy curioso. Lo sé.

Caminar entre el bullicio de gente se hacia cada vez más difícil.

—¡Usted! —escuché —Sí, usted joven.

Un anciano señalo para que me acercara al rincón donde él se encontraba al borde del camino.

Atardecía y necesitaba encontrar lugar donde dormir esta noche.

—Usted parece un jovencito con suerte —dijo el anciano mirándome con detalle.

Sonreí.

Lo era realmente.

Sólo maldecía mi fobia irracional.

Note como el anciano me miraba a la vez que acariciaba una bola cristalina. Detuvo sus extraños movimientos para mirar dentro de ella.

Me hinque para observar con curiosidad qué miraba dentro de aquello que parecía una simple bola cristalina vacía.

Hemophobia | VKook EDITANDOWhere stories live. Discover now