XVII. "Quemarse en la misma llama azul"

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The goddamn warning.
Miren, al chile, este cap trae mierdas homoeróticas, si no soportas leer pito×pito a chingar a tu madre por allá, aquí va la gente chida y allá van los culos.
No me hago responsable de desangramientos, perdida de fluidos corporales o calenturas, metanse los dedos, jalense la oreja, chupen un pie o yo que sé.
Pervientase.

No, ya en serio, si no te gusta, neta no lo leas. Que necesidad de andarle buscando la cara al diablo.



Fue solo un instante, en el que la voz del Alfa moreno llegó a sus oídos y los tímpanos parecieron estallar con el sonido.
Un instante en que el calor se convirtió en fuego y su voz en un susurro desesperado.

La piel le picaba de una manera extraña que lo obligaba a retorcerse. El calor le hacía espuma los brazos y las piernas y le revolvía el estómago.
La boca de le lleno de saliva cuando lo olió.

¿Qué era este olor? Tan pesado. Le quedaba en la lengua con cada respiración y le llenaba los pulmones de veneno.

En un parpadeo, Aomine ya lo estaba sujetando.
Y aunque no sabía ponerle nombre a nada de lo que ocurría dentro de él mismo, juraba que él tacto de Aomine le quemaba y lo tranquilizaba de una manera demasiado intensa como para notar algo más que su respiracion pesada, vuelta en resoplidos combinados con gruñidos, en su oído. Sus fuertes brazos enroscados en su cintura y su voz profunda diciéndole algo que no entendía muy bien.
Algo se apretó en sus entrañas cuando el rostro del Alfa se deslizó hasta su cuello.

-Oh dios...¿Tu siquiera sabes como hueles?-jadeó mientras pegaba los labios en ese único punto entre su cuello y su oreja. Encima del bendito collar–No me puedes hacer esto.

¿Hacer que?
Pero no pudo decir nada, en su lugar le echó los brazos al cuello.

-N-no..

Su voz sonaba demasiado débil pero eso no importó porque Aomine tenía el cuerpo entero en sintonía con el.

–No voy a hacerte daño, Tetsu–sonaba contrariado y un rumor profundo nació en su pecho, vibrante y ligeramente amenazador pero aún así prometía una y otra vez.

Kuroko llegó a un punto en el que ya no entendía absolutamente nada de lo que él estaba tratando de decirle. Solo sabía que comenzaba a perder el juicio a medida que el aroma del alfa se metía por su sistema.
No reconocía ese aroma, temerariamente picante, le dejaba una estela de ardor por él cuerpo pero era adictivo, una mezcla de menta, canela y algo mas que no sabría nombrar. Pero gritaba presencia por todos lados, le hacia ver a Aomine en todos los casos posibles.
Tomó una bocanada enorme y por algún motivo el aire caliente que entró en su sistema lo hizo gimotear.

-Quema, duele ¿Por qué?-comenzó a ser insuficiente el hecho de que lo sostuviera solo así. Comenzaba a sentirse mas inquieto.

El Alfa lo tenía abrazado todavía. Manteniendo un férreo agarre sobre su cuerpo de gelatina.

–Todo está bien–sopló suave en su oído–¿Que te duele?¿Dónde?

Comenzó a mordisquear inofensivamente su lóbulo mientras sobaba con gentileza su espalda, Kuroko se revolvió entra sus brazos queriendo apartarse pero a su vez, fundirse a su cuerpo musculoso. El calor amenazaba con reducirlo a nada y parecía ser el mayor de sus problemas cuando un tirón progresivamente agresivo y doloroso se atascó en la base de su vientre dejándolo sin respiración. Gimoteó quedito, ahogado.
Su cadera se movió involuntariamente y sintió su propia humedad.

-¡N-no!¡No lo sé!.-contesto apresuradamente mientras sentía sus entrañas tirar dolorosamente de si mismas, ardientes y taladrantes ondas de dolor se atascaron en su vientre. Era vacío, un espantoso vacío dentro de si mismo. Inaguantable, roñoso y maldito.

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