Capitulo 28

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Adele

—Gracias por traerme a este hermoso lugar —dije mientras caminaba con el tomada de la mano.

—Quise traerte para que despejaras un poco tu mente, han sido demasiadas cosas en tan poco tiempo —abrió mi puesto en la mesa del restaurant, me senté lentamente y luego él lo hizo.

—Gracias por pensar en mí, gracias porque a pesar de todo siempre has estado conmigo en los momentos más difíciles, Simon —dije realmente agradecida, el tomó mi mano y la besó.

—No me tienes que agradecer absolutamente nada, estaré para ti siempre que lo necesites, porque te amo. Gracias por hacerme papá nuevamente de una hermosa niña que muy pronto llegará —dijo conmovido hasta las lagrimas.

—Te amo Simon, te amo como no tienes una idea —dije acariciando su mejilla para luego besarlo. Fuimos interrumpido por los meseros quienes nos trajeron la cena, un delicioso pollo a la brasa estaba por pasar por mi garganta, el hambre inmediatamente vino a mí y empezamos a cenar, jugo natural acompañaba la cena y el cielo estrellado de fondo, hace mucho no disfrutaba de algo así con él, un rato a sola para los dos sin pensar en los problemas.

Alison

—Alison...—escuché la voz de Angelo y abrí un poco los ojos, el dolor de cabeza que tenía era insoportable, la luz me molestaba en los ojos. Me puse de rodillas y sentí un fuerte mareo, pasé mis manos por el cuello el cual estaba sudado, miré a Angelo quien me miraba con preocupación —¿Qué te pasa? Te ves muy mal.

—No sé...—dije en un hilo de voz y me volví a tirar a la cama boca abajo. Sentí las manos frías de Angelo en mi frente lo que me hizo dar un salto y mi piel se erizó.

—¡Santo Dios! Estas ardiendo en fiebre —lo escuché y volteé a verlo, tenía sus ojos abiertos como platos — ¿Te duele la cabeza? —asentí —Voy a llamar a mi mamá —dijo tomando su teléfono y se lo arrebaté.

—No hagas eso...ya se me pasará —metí su teléfono debajo de la almohada y puse mi cabeza sobre ella. No quería arruinarles la cena por un estúpido resfriado.

—Pero es peligroso...además tienes la temperatura muy alta —volvió a tocarme y sentí un escalofrío por todo mi cuerpo —Voy a ver que hay para la fiebre aquí —sentí cuando se bajó de la cama y yo me cubrí por completo, cerré mis ojos y dormida quedé —Alison...

— ¿Mmmm?

—Te traje esto —abrí un solo ojo y lo vi con una pastilla en la mano, me senté con cuidado y a ojos cerrados me la tomé —Espero te haga efecto —me volví a acostar y cerré los ojos, cada vez que me movía el dolor de cabeza era más intenso y mi nariz no dejaba de moquear, que asco estar así. Sentí movimiento en mi almohada y abrí los ojos, Angelo estaba metiendo las manos debajo de mi almohada.

—Deja quieto eso —dije palmeando su mano y el la sacó asustado.

— ¡Pensé que estabas dormida! Alison hay que avisarle a mi mamá, estas ahí delirando cosas y me estas poniendo nervioso.

—Ya te dije que no —dije con los ojos cerrados, abrirlos me costaba. El calor volvía a hacerse presente en mí y me quité la sabana. La última vez que me dio fiebre la hermana Charlotte me dio un baño de agua tibia, asi que me levanté y entré al baño, mis piernas me temblaban y a cada paso que daba sentía como si me golpearan la cabeza. Llené la ducha y me metí en ella, el agua estaba tibia pero la sentía fría lo que hizo que mi cuerpo empezara a temblar en demasía, me bañé rápidamente y luchaba para no quedarme dormida, salí y Angelo buscaba el telefono por todos lados pero yo fui mas astuta y lo guardé en el bolsillo de la bata —¿Buscabas esto? —dije sosteniendo en telefono, el volteó a verme y bufó.

When We Were Young 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora