Distracciones.

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×_______________×

- No tienes que asustarte, todo va a estar bien - Me dió un beso en la cabeza-. ¿Qué puedo hacer para distraerte?

Me acomodé para quedar viéndolo de frente, para mirar sus lindos ojos color miel. Me acerqué a el para darle un pequeño beso en los labios.

Colocó sus manos en mis caderas para luego abrazarme y tomar la iniciativa, comenzó a besarme a medida que yo me acomodaba para quedar sobre él, sentada en sus piernas.

Me abrazó fuerte, apegandome a él. Mi corazón se aceleraba con tan solo tenerlo cerca, los besos se volvieron más intensos.

Se levantó con cuidado del sofá, a lo que me afirme de él como si fuera un koala. Subimos por las escaleras hasta llegar a su pieza, en donde me recostó en su cama, quedando él arriba y yo abajo.

- ¿Segura que quieres esto? - Me preguntó-. Si no te sientes bien, no es necesario y lo entiendo.
- Si, quiero - Respondí.- Te quiero a ti.

Volvimos a besarnos una vez más, comenzó a bajar por mi cuello. Con sus manos bajó mi short, y retiró mi ropa interior, mordió su labio y bajó hasta mis partes íntimas para comenzar a juguetear con su lengua. Un gemido se escapó de mis labios a la vez que mi espalda se arqueaba, insertó sus dedos dentro de mi, acompañando sus caricias.

Tiré de su cabello con delicadeza, luego de unos minutos el juego había comenzado. Las investidas lentas y luego rápidas, los cariños y besos mientras nos dábamos placer el uno al otro; todo por un pequeño momento de distracción.

[...]

Ambos nos despertamos tarde, pasado las 12. Habíamos faltado a las clases de la mañana porque a ninguno de los dos le sonó la alarma.

Mientras nos vestíamos acelerados para alcanzar a llegar a la siguiente clase, hablabamos sobre como cresta colocamos la alarma a las 7, pero de la tarde. Salimos corriendo de su casa, sin desayuno, sin ducharnos, sin lavarnos el osico', nada. Me sentía asquerosa pero tenía que salvar ese ramo como fuese posible.

Llegamos al metro, y no me quedaba plata en el pase. Pero al Yelo sí.

- Nos vemos allá, te quiero - Gritó mientras me dejaba atrás.

- ¡Gracias! - Le dije de vuelta, conchetumadre nomás.

Revisé mis bolsillos, nada.
La mochila, nada.
La billetera, nada.

¡Ni una puta pelusa tenía para cargar el pase!

Miré el celular, eran las 12:20. La próxima clase que tenía era a 15 para las 1. La universidad está a 6 estaciones.

Sin pensarlo dos veces, corrí, corrí como nunca había corrido en mi puta vida. Yo, la que se moría de ataque de asma en educación física en el colegio corriendo como gacela para poder llegar a la clase. La gente me miraba con cara de pobre weona, choqué con medio Santiago y casi me sacan la cresta por lo mismo pero logré llegar.

CINCO
MINUTOS
ANTES

Y la sala estaba al otro lado.

Seguí corriendo, tenía sudor en partes que no sabía que sudaban.

- ¿Por qué tan apurada? - Me gritó la Anto, quién estaba junto con las chiquillas.

- TENGO QUE SALVAR EL RAMO - Le grité de vuelta, con el corazón en la mano-.

Subí las infinitas escaleras de la facultad de Ingeniería para poder llegar a la sala.

Menos de dos minutos, corrí por los pasillos esquivando sacos de weas. Y ahí estaba la sala, en la esquina, tan cerca y a la vez tan lejos.

- ¡__________! - Oí que me llamaba una voz familiar.

Mientras trotaba, me di vuelta para ver quien era, pero no pude verlo porque choqué con alguien.

Y me saqué la cresta, y con quién choqué, el también estaba en el piso. Un viejito pelaito de casi 60 años, a quién no pude reconocer a primera vista porque no le pude ver la cara.

Me reí, porque cuando estoy muy nerviosa lo único que hago es reírme.

-Profe, ¿está bien? -Le preguntó una alumna, mientras lo ayudaba a levantarse.

Me querís webiar.

Podía sentir mis mejillas arder, todos estaban pendientes de lo que había pasado, había un grupo de estudiantes ayudando al profe a pararse mientras yo estaba en el suelo, esperando a que este me tragase.

- Pareciai sonic culiá - Se me acercó el Nico, él era la voz familiar.

- Por culpa tuya me saqué la chucha weon - Intenté contener el rosario, después de todo el profe estaba a menos de 1 metro.

El Nico me ayudó a levantarme, y me disculpé ocho mil veces con el profe por lo que había sucedido.

Tenía las rodillas un poco rasmilladas, nada tan terrible.

Con el Nico caminamos juntos detrás del profe hasta la sala, y ahí estaba el Yelo, revisando su teléfono como si nada del otro mundo hubiese pasado.

Los tres nos sentamos distanciados para poder comenzar el examen que decidiría si salvo el ramo o no.

[...]

La sala estaba casi vacía, quedábamos yo y otra niña quién estaba apunto de entregar. Aún me quedaban 10 minutos.

Me tomo mi tiempo en los exámenes, una vez que los termino reviso cada pequeño detalle para asegurarme que esté todo bien.

- ¿Díaz se encuentra bien? - Me preguntó el profe, una vez que la otra cabra saliera de la sala.

- - Respondí-. Sólo que ha sido una semana un tanto extraña.

Terminé de revisar lo que me faltaba, y se lo entregué al profe; y me disculpé nuevamente por lo de la caída.

Salí de la sala y ahí estaba el grupito de siempre, todos conversando y riéndose en el pasillo.

- ¿Amor que te pasó en las rodillas? - Me preguntó el Yelo al verme salir.

No si a este weón yo lo mato.

aweonao ii ✾ jaidefinichonWhere stories live. Discover now