Capítulo 01

190 13 6
                                    

La Señora Robbins se paseaba por la clase con el libro entre las manos. Odiaba esa clase, y por eso me pasé la hora entera con el ceño fruncido. Patty, que se sienta a mi lado cuando tenemos alguna clase juntas, me miró con una sonrisilla en la cara. Me estaba poniendo de peor humor.

–"¡Oh, tú, Otelo, un tiempo tan eminente, –continuó la Señora Robbins, alzando los brazos y mirándonos de vez en cuando para ver si continuamos la lectura– caído en los brazos de un esclavo maldito, ¿qué se dirá de ti?" –hizo una brevísima pausa, alzando la mirada por encima de sus gafas-. Señor Morris, ¿podría continuar?

Oliver, mi mejor amigo y al que la profesora se dirige como "Señor Morris", chasqueó la lengua y le vi apretar con fuerza el libro, al parecer no estaba siendo muy discreto mientras mandaba mensajes a Dios sabe quién. Se aclaró la garganta para hablar antes de pronunciar la siguiente frase.

– "Pues cualquier cosa: asesino honorable, si queréis, pues nada he hecho por odio, sino todo por amor" –recitó con total naturalidad y perfecta entonación.

La campana sonó antes de que la Señora Robbins pudiera pronunciar la siguiente frase, así que cerró el libro de golpe, con una sola mano y empezó a vociferar los deberes para el siguiente día. Nosotros nos dedicábamos a asentir con la cabeza, una forma de decir "sí, te hemos escuchado", mientras recogíamos nuestras cosas y las metíamos de cabeza en la mochila. Una vez fuera, nos acercamos hasta nuestras taquillas, la buena noticia es que esa ha sido la última clase del viernes, y eso significa total libertad.

–¿Qué vamos a hacer este fin de semana? –preguntó Patty, que se la veía más entusiasmada de lo normal.

–Podríamos ver una película en el cine, hay algunas que tienen muy buena pinta –propuse mientras atravesábamos el pasillo para llegar a la puerta principal, donde la estampida hormonal de chicos y chicas de instituto nos empujaban con ellos.

–Me gusta la idea –opinó mi querida amiga.

–¿En serio? ¿Queréis ir al cine? Yo estaba pensando más en maratón de Piratas del Caribe –protestó Oliver.

–Eso también es buena idea, ¿no te parece, Dot? –respondió Patty, a lo que asentí lentamente. Me encanta Piratas del Caribe.

Cuando estábamos saliendo vi una figura que me era familiar en el mismísimo parking del instituto. Reconocería en cualquier lado ese Audi negro, por no hablar del hombre que me divisaba con una sonrisa de oreja a oreja, trajeado, y con el pelo engominado, lo que parece más bien césped recién cortado.

–Mierda, –espeté mordiéndome el labio inferior– este fin de semana me toca irme con mi padre. Lo siento chicos –me volví hacia ellos, agachando la cabeza y repitiéndome a mí misma "Adiós a las palomitas y las Oreo del maratón".

Mis amigos lo comprendieron perfectamente, así que me dieron una palmadita en el hombro y se despidieron de mí hasta el lunes. Llegué hasta mi padre, que me recibió con un abrazo y yo se lo devolví. Mis padres se divorciaron cuando yo era muy pequeña, no me afectó mucho, porque mi hermano siempre estuvo ahí para mí, aun así toda mi vida se ha basado en vivir con mi madre y pasar algunos fines de semana y algunas vacaciones con mi padre, como en este caso.

–Hola cariño, –besó mi cabeza– ¿qué tal las clases?

–Exasperantes, como siempre.

Mi padre se echa a reír mientras presiona el botón de las llaves para que se abriera el coche. Me cogió la mochila y la guardó en el maletero. Podrá no haber sido el mejor marido para mi madre, pero para mí es todo un caballero y el mejor padre del mundo aunque no le veo tanto como me gustaría.

Enséñame a amarWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu