The Noose (megadeth, dunior)

Capítulo 5.

Estaban seguros de lo que harían. Ya había sido planificado días antes.
  Finalmente era el gran día, la boda se llevaría a cabo. Mary Anne lucía un vestido blanco con tul, casi tan apagado y descolorido como lo era ella; sin personalidad, sin ninguna cualidad que la haga distinta a los demás. Quizá sea por eso que Dave se fijó en Junior, alguien que destacaba del montón, alguien diferente, irrepetible, único.

  Dave, ya vestido con su traje y corbata, vio por última vez a la hermana de su amante.

—Te ves hermosa. —mintió.

Ya era hora.

Todos los invitados de la boda estaban sentados, esperando a que la ceremonia inicie. La novia sonreía como nunca lo había hecho en su vida, el Sr Ellefson sonreía prepotente, satisfecho. El cura recitaba varias palabras que realmente no importaban a nadie. El momento se acercaba cada vez más. En aquél momento, se suponía que el novio debía entrar. Pero nada. No habían rastros de Dave en ningún lado. Enfurecido, el magnate comenzó a buscarlo por todos lados pero, él ya se había ido hacía mucho tiempo.

  En aquél momento Mustaine estaba besándose apasionadamente con su amante, Junior, en algún lugar dentro de las profundidades del bosque. Habían escapado juntos hacia un lugar que sólo él conocía. No los habrían de encontrar en ese enorme paraíso arbolado.

—¿Ahora hacia dónde iremos? —preguntó el pelirrojo, separándose de los labios del menor.
—Debemos escapar del país. Iremos a Irlanda, allí no nos encontrarán.
—¿Y cómo lo haremos?
—Encontraremos la forma, ya verás...

Pasaron juntos un par de horas más allí hasta que finalmente se desplazaron. Habían dado con la suerte de que un anciano que iba hacia el puerto en su vieja carreta fue de buen corazón para llevarlos.
Una vez allí se quedaron bajo los rayos del sol, sentados, contemplando el paisaje. Ya para cuando el próximo barco a tierras extranjeras había arribado, el cielo se había vuelto de los colores más cálidos que alguna vez presenció. Ambos subieron al barco, ansiosos de comenzar una nueva vida.
  Aquella noche el agua había estado tranquila, y el clima era cálido. Y allí iban aquellos dos locos enamorados.
Luego de la espera de unos días finalmente habían llegado a la tierra prometida; Irlanda. Era tan bella como se la habían imaginado. Comenzarían de cero sus vidas, despreocupados. Todo parecía perfecto hasta ese entonces, mas sin embargo, no debían cantar victoria antes de tiempo.
Podrán escapar del destino pero, tarde o temprano, lo enfrentarán.