MI PRIMER BESO...

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Hoy era sábado y como tal iba a salir con Andrés por la ciudad, pero no iba a ir sola mi hermano Karlos me iba a acompañar junto con su mate, ahora me estoy arreglando para salir y como había dicho antes es sábado, mi hermano y yo pensamos en quedarnos todo el día en la ciudad.

Como vestuario me puse una blusa negra con un pantalón negro y mis converse negra, cogí mi teléfono y algo de dinero y me dirijo hacia la cocina para desayunar allí me encontró con mis hermanos, mi padre y con Erin la mete de Francisco, me siento en una de las bancas de la isla que hay en la cocina.
-bueno- comenzó a decir mi padre - ¿para donde van ustedes dos?-nos pregunta a Karlos y a mi.

-bueno, primero vamos al centro comercial y después a la feria de los humanos- responde Karlos como si nada.

-¿podemos ir con ustedes?- pregunta Francisco mientras se come sus huevos.

Me rasco la nuca algo nerviosa y mi hermano me mira con el mismo nerviosismo, hasta que Karlos toma la palabra y dice "que es una salida entre hermanos y no le gustaría que hubiera una pareja entre nosotros", y con eso se libero de la pareja, mi padre no le vio malicia a eso y no dijo nada.

Ya estando en la ciudad, nos encontramos con Andrés y con Anni y nos fuimos directo al centro comercial, donde nos pusimos a ver cada cosa que había ahí yo ya acostumbrada a eso y ellos fascinados con lo que veían parecían indígenas recién llegados a la ciudad.

Ya era hora del almuerzo y nos fuimos a un restaurante que quedaba cerca del centro comercial, ya llenos de comida del almuerzo nos pusimos a pasear por el parque.

-Me gusta, la manera en la que ves las cosas - me dice Andrés al llegar a una bancas- te ves tan tierna.

-y a mi me gusta el color de tus ojos- dije mientras que me ponía rojo de la vergüenza.

-¿por que te pones roja?- dice mientras que me acaricia el cabello.

-¡calla te!- dije mientras me ponía mas roja - no digas que estoy roja me pones peor.

- pero si te ves tierna así - responde con una sonrisa juguetona.

-¡muchachos ya vamos a la feria!- grita Karlos a lo lejos.

Nos paramos de nuestros lugares y nos vamos hacia donde ellos estaban, ya cerca nos fuimos a la feria juntos, allí todo era fantástico y lleno de luces ya eran pasadas las cinco de la tarde y ya estaba oscureciendo.

Andrés y yo nos fuimos a un juego y que "la rueda de la fortuna" creó que se llamaba así y nos montamos ahí ya arriba las cosas se veían fantásticas y paro rama era muy romántico.

- ¿Cuando le diremos a nuestros padres?- me pregunta Andrés.

- No lo se, tengo miedo ¿sabes?, miedo a perderte.

-Yo también tengo miedo, amor, pero no podemos vivir así.

-¿así como?- pregunto con los ojos llenos de lágrimas -dime¿ así como?- insisto.

-lo siento no quería decir eso - se disculpa - ¿sabes que? olvidemos lo que acabo de decir y sigamos viendo el paisaje.

Dicho eso le hice caso y me puse a ver las luces de la ciudad que se vean en aquella altura, hasta que siento unos ojos penetrantes mirarme fijamente, me sonrojo al saber que es él, el que me esta mirando.

-Andy ¿podrías dejar de mirarme hací que me pones nerviosa?- digo al darme cuenta que no quita la mirada de mi.

Escucho una carcajada de parte de él y volteo a mirarlo.

-¿sabes? No nos hemos dado nuestro primer beso -dice después de calmar un poco la risa.

Mi cuerpo automáticamente se eriza a aquella afirmación y me lo quedó morando sin expresión alguna no se que decir.

-¿que hago?- me pregunto a mi mismo.

Támara no responde y no hace acto de presencia eso me preocupa pero no tanto como lo que me esta pasando ahora.

-El hombre debe dar la iniciativa -respondo pero no fui yo fue támara.

-¿que haces?- pregunto por medio del enlace.

-acto de presencia- responde como si nada.

Comienzo a rascarme la nuca algo nerviosa, Andy me mira con una sonrisa juguetona y comienza a acercarse peligrosamente a mi.

-pues... creo que debería hacerlo ahora - dice acercándose mas hasta quedar tan cerca que nuestra respiración se vuelve una sola - ¿no crees?- y dicho eso une sus labios con los mios que comienzan a danzar a compás del otro.

Nos separamos ya por falta de aire, pero ya con el aire recuperado volvimos con la acción.

Ya fuera de aquel juego comenzamos a caminar toda la feria agarrados de las manos muy felices.

Así pasamos hasta que se hacieron las nueves y nos tocaba ir cada cual a su casa. Llegamos tarde a la casa y mi padre estaba angustiados les llevamos algunas cosas y cada cual se fue a su cuarto o recamara a dormir.

HIJA DE UN ALFADonde viven las historias. Descúbrelo ahora