Fueron separados de pequeños, dejándolos con pesadillas por la noche y sueños por el día. Un repentino evento en Madrid hiso que ambos se reencontraran luego de casi 15 años.
¿Tendrán los mismos deseos que cuando niños?
— Mi madre va a matarme... — La pequeña miraba a todos lados, asustada.
— Tranquila, tampoco es que hayas cometido un delito. Te has arrancado. Que mas pueden esperar de una traviesa de nueve años, ____? — El chico parecía más tranquilo, se ve que no es primera vez que se arranca.
— Para que me trajiste a...? — Antes de que pudiera terminar, el pequeño le entregó un peluche de un tierno perro, que con sus manitas tenia abrazada una rosa, recién sacada del jardín de su madre.
— Rubén... No-no era necesario... Yo... — Sonrojada tomó la pequeña flor y, con todo el amor de una inoscente niña, la mantuvo entre sus manos.
— Te traje aquí, por que aquí fue donde nos conocimos. El padrino dijo que este seria el lugar perfecto para esta noche...
— El sabe que estamos aquí? — Tapó sus cachetes completamente rojos.
— Claro! — Se arrodilló frente a la chiquilla de flecos claros. — Soy un niño tonto y travieso. Y tu una niña dulce y obediente. Crees que podriamos ser algo más que amigos?
— Siempre supe que estabas enamorado de mi... — Soltó en tono burlesco. Se arrodilló de la misma forma que su pretendiente. — También me gustas. Si quiero. — Finalizó la charla besándole la mejilla. Esta se tornó en un rojo intenso al sentir el contacto de sus dulces labios.
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Para terminar esta pequeña cita, Rubén le entregó una pequeña caja con un bombón dentro. Chocolate relleno de nata sabor frutilla. Cómo supo él que ese era su favorito?
Salieron de su pequeño escondite, dándose la mano al encontrarse ya fuera. Ruben no borraba esa sonrisa tierna de su cara, mientras que ____ no lograba volver a su color natural.
Unos cuantos pasos más allá se encontraba el padrino, detrás de él una madre confusa.
— Cómo te fue, campeón? — Rubén corrió a sus brazos. ____ escuchaba todo desde la puerta de su casa.
— Mami, a que no me crees? — Esta lo miró raro. — Tengo novia!
— Que dices? Estas muy pequeño! — Soltó unas risas. Desordenó de forma amorosa su cabello.
— Que si. Que si. Y nos dimos la mano! ____ ____ me dió la mano! — La felicidad se le sentía a kilómetros.
— Ese es mi chico!! — Chocaron los cinco y se fueron a dentro.
____ seguía parada en la puerta de su casa. Tenía miedo a la bronca que su madre le metería nada mas cruzar el marco. Lentamente giró el picaporte, no estaba a salvo. La esperaba sentada en el sofá. Esto no es bueno.
— Como te ha ido, pequeña? — ____ se sorprendió.
— Lo sabías!! — Su madre soltó carcajadas. — Me ha ido bien. Somos novios.
— Sois muy pequeños para eso, corazón. Les queda mucho por descubrir. — La abrazó.
— Pero ma... Nos dimos la mano!! Es un gran paso. — Aun seguía roja.
Se separaron y la mayor se fue a hacer la comida. ____ corrió al mueble del salón y de este sacó un jarrón pequeño, lo llenó de agua y corrió a su habitación para colocar aquella pequeña rosa que su novio le había regalado.
Ruben nunca olvido esa mágica tarde. ____ nunca más se separo de ese peluche mugriento y regalado con tanto amor.
F I N F L A S H B A C K
____, abraza a Rubén lo miro extrañada.
— Que tanto piensas? — Este le sonrió.
— En nuestra primera cita... — No borraba la sonrisa de su cara, como cuando pequeños.
— Fue un desastre... — El mayor arrugó la frente. — Toda esa gente siguiéndonos. Los insultos. Las preguntas. Joder...
— Yo no hablo de esa... — Ahora era ____ quien arrugaba su frente. — Estoy hablando de la primera primera. — Le dejó un tiempo para que pensase. — Cuando ese Rubén de diez años le regaló a la ____ de nueve un peluche mugriento de...
— De un perrito. Con una rosa. Y un bombón de chocolate relleno de nata sabor frutilla. Mis...
— Tus favoritos. — ____ se subió sobre Rubén y comenzó a besarle.
La noche se tornó romántica y apasionada. Hicieron sus cosas y siguieron recordando aquellos momentos donde nada ni nadie impedía su relación. No saben lo que les viene...
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