Capítulo 1

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Jerome Carter estudio mi rostro antes de usar sus manos para secarme las lagrimas —Vas a estar bien Amor— susurró y después de ese circo esbozo una sonrisa ladeada

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Jerome Carter estudio mi rostro antes de usar sus manos para secarme las lagrimas —Vas a estar bien Amor— susurró y después de ese circo esbozo una sonrisa ladeada. Sus pómulos afilados enmarcaban una cara de rasgos andróginos y llamativos. Tenía unos cuantos lunares cerca de sus labios, los cuales eran gruesos, rosados y húmedos. Sus ojos siempre fueron muy oscuros, en trece años era la primera vez que lo tenia tan cerca y podría jurar por mi hermano pequeño que, por un fragmento de segundo, se habían vuelto amarillos.

Lo tomé de las muñecas y lo aleje de mi cara tan rápido como pude.

¿Qué mierda estaba pasando?

¿Por qué el ex novio de mi amiga me estaba tocando?

Salí de la ceremonia dejando al atrevido de Eric atrás. Quería encontrar a Emma para contarle.

El frío calo mis huesos rápidamente, no traía un abrigo, solo llevaba un vestido largo color negro que abrazaba la parte superior de mi cuerpo y que desde la cintura caía en una falda un poco acampanada hasta llegar al suelo prácticamente. Ese día hacía mucho frío pero el sol de invierno

Encontré a la peli negra en el estacionamiento, no había soltado el cigarrillo desde que llego al lugar.

— Hola — saludo sin voltear a verme.

Auch. ¿Por qué me hablaba como si fuera una desconocida?

Me quede en silencio un minuto que me pareció una eternidad. Éramos como dos extrañas que estaban forzadas a relacionarse.

—¿Viste a Jerome? —pregunté de repente.

— No.

— Pues anda por ahí como si estuviera en un cumpleaños.

—No te preocupes por el. No deberías pensar en él. Ya se que lo odias pero no es la ocasión, ¿si? Hablaremos mierda de él otro día.

Tenía razón.

Desde que conocí a Jerome me provocaba ganas de huir cada vez que lo veía y es que era raro. La primera vez de ese tipo en mi vida fue cuando tenía siete y mi mamá me pidió que deje mi rompecabezas para saludar a los nuevos vecinos, entonces lo vi. Jerome era, sigue siendo, un flacucho, con el pelo demasiado negro y la piel demasiado blanca.

Me pareció, entonces, que ese niño era malo puesto que no dejaba de mirarme, me estudiaba como si fuera un alienígena o el bicho mas raro que se había cruzado en su vida.

El no me caía mal, ni siquiera lo conocía bien, no podía decir dos cosas sobre el que fueran verídicas. Jade nunca nos hablaba de él porque era de ese tipo de chica que le gusta tener una vida privada, además sospechaba que yo lo odiaba. Si decía algo de él siempre nos contaba sobre los regalos costosos que le hacia su osito, sí, le había puesto ese apodo.

Dios, no lo odiaba.

O quizás sí, pero realmente sentía un rechazo enorme hacia su persona. Me parecía de lo más falso que había visto en mi vida.

LA CHICA QUE GRITO HOMBRE LOBOWhere stories live. Discover now