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Bonnie borró el mensaje de texto por quinta vez en la tarde. Quería llamarlo, desesperadamente necesitaba escuchar su voz. Quería oír su risa, sus torpes palabras, sus ocurrencias, sus expresiones, incluso los susurros enfadados que siempre acompañaba con un mohín.  Deseaba escucharlo decir su nombre.

Y se sentía terriblemente extraño con respecto a esto último. Bonnie estaba muy confundido. Había muchas cosas que le hacía sentir Bon, y que no había sentido con nadie más; pero también había muchas cosas que Bon era para él, que nadie más era.

Bon era su persona más cercana: el amigo que más le conocía, sabía lo peor de él, y no se había asustado. Por eso, también era su confidente. Era, además, su maestro de guitarra y compañero de prácticas, por no hablar de su rival en la música. Era la persona a la que le había entregado su primer beso, y sus primeras palabras sinceras. La persona por la que había decidido que quería luchar, que quería seguir esforzándose y mejorar.

Bon era todo eso para él, por eso, la simple idea de perderlo se le antojaba aterradora. La había fastidiado pero a base de bien.

Suspiró. No importaba lo que Toddy hubiera dicho, ni lo que Foxy le hubiera recomendado, debería ir a hablar con él y aclarar algunas cosas. Quería que volviesen a ser amigos, y a cambio le prometería no más conductas extrañas. No tenía muy claro como iba a resolver eso, pero tendría que hacerlo; percatarse de cuando se estaba pasando de la ralla, y retroceder. No quería volver a incomodar a Bon.

Se acostó una noche más sin escuchar su voz al otro lado del teléfono, y trató de dormir, a pesar que el sueño tardó un par de horas en ir a visitarlo.

Al día siguiente esperó al descanso para ir a encontrarse con él. Procuró evitar a Foxy, para que no le preguntara al respecto, y bajó al piso donde se encontraban las aulas de los alumnos más jóvenes. Debido a su estatura, se camuflaba bien entre los chicos de quince años, mientras trataba de localizar a Bon, y evitar a Toddy.

No lo encontró, aunque sí a Joy y a Mangle, que charlaban en una esquina del pasillo. Dudó entre acercarse o no, pues eran sus rivales en la competencia, y no tenían demasiado trato. Aunque luego recordó que Bon había ido en ocasiones a buscarlo a la sala de los Animatrónicos, y se sintió con el deber de intentarlo.

-Bu-buenas -trató de llamar su atención, algo incómodo.

-¿Bonnie? -Joy volteó a mirarlo, preocupada-. ¿Qué haces aquí?

-Estoy buscando a Bon -comentó.

Mangle y Joy intercambiaron miradas, y luego centraron su antención en él. 

-No está con nosotras -respondió Mangle, algo inquieta-. Mira, Bonnie, no quiero parecer grosera, pero lo mejor es que te olvides de Bon.

-¡Mangle! -la regañó Joy, con una expresión apenada.

-Ay, Joy, ya lo viste. Es una tontería que sigan haciéndose daño, ahora está bien.

-Pero Mangle...

-¿Podéis decirme dónde está? -Bonnie parecía algo irritado. No le gustaba el tono en el que las amigas de Bon hablaban.

-Ha subido al piso de arriba -comentó Joy, algo cabizbaja-. Aunque es posible que debas hacer caso a Mangle y no ir a visitarlo hoy. Sabes que Bon puede ser muy rudo cuando se enfada, y dice cosas horribles que en realidad no piensa...

-Sí, lo sé -y Bonnie lo sabía, lo había experimentado en sus propias carnes-. Pero aun así debo ir a buscarlo, hay una cosa que tengo que decirle.

Mangle y Joy se observaron resignadas.

-Bueno, entonces ya sabes dónde está.

Bonnie asintió con la cabeza antes de marcharse de allí. La gente le empujaba, ansiosos porque el descanso estaba a punto de terminar. Subió las escaleras como pudo, tratando de evitar a los matones que allí se reunían, y que solían molestarlo. Por suerte, pudo volver al piso superior antes de que el descanso finalizase.

¿Habría ido Bon a verlo a él? ¿Por qué motivo sino estaría en el piso de su clase?

Y el motivo apareció obvio ante sus ojos. Bon charlaba con animadamente con Puppet, quien se encontraba recostado sobre la pared. Se retiró un cabello del rostro en un gesto coqueto y lindo, que causó que la piel de Bonnie se erizara. Había algo en la forma en que se miraban que le resultó molesto.

Se aproximó para llamarlo. Aunque los interrumpiese, no le importaba, debía quedar con Bon para poder hablar de lo sucedido. Sin embargo, el timbre sonó y Bon se despidió apesadumbrado de Puppet, dispuesto a volver a su clase. Era su oportunidad.

Sin embargo, algo pasó. Puppet lo sostuvo por el brazo antes de que pudiese alejarse, y lo besó castamente y con delicadeza. Bon lo apartó sonrojado, y lo regañó, probablemente por hacer algo así en los pasillos del colegio. Se veía inquieto, y no dejaba de mirar en todas direcciones, preocupado por que alguien los hubiese podido ver.

Se alejó a paso rápido, y Puppet se mantuvo en aquella posición unos instantes, observando como el joven Bon bajaba las escaleras con una sonrisa en los labios. Luego se volteó, y fijó la mirada en él.

-Deberías ir ya a clases -le gritó, alzando el pulgar en una seña amistosa-. Ya sonó el timbre.

Pero a pesar de ello, Bonnie se mantuvo allí, de pié, sin moverse. Unos instantes, hasta que no pudo más y salió corriendo en dirección a los baños.

Se lavó la cara varias veces, pero sus ojos seguían viéndose enrojecidos. No sabía en qué momento había comenzado a llorar, ni por qué, solo que no podía aparecer así en clase. Tomo aire, y lo dejó salir con parsimonia, a pesar de que sus manos todavía estaban temblando. Se sentía mareado.

¿Bon y Puppet estaban saliendo? ¿Lo habían estado haciendo todo este tiempo? ¿Es por eso que Bon se molestaba cuando estaba tan cerca de él? Se sentía extraño y doloroso, solo de pensar que creía conocerlo todo de Bon, para darse cuenta de que en realidad no sabía nada.

Tras calmarse un poco regresó a clase, pidiendo disculpas a su profesora, y sentándose en un pupitre situado al final de la sala. Por supuesto, no pudo concentrarse. Le dolía el pecho con una intensidad que jamás había conocido, y los ojos le picaban cuando una lagrima amenazaba con asomar.

Se sentía ultrajado, aunque en realidad no había ningún motivo para sentirse así. Bon simplemente era un adolescente normal, con una vida normal, que salía con chicas y tenía pareja, y se divertía, y podía vivir perfectamente sin él. Bon era divertido, y amable y risueño, además de muy talentoso. Era normal, Bon no era solo para él, no estaba únicamente para él, ni vivía por él. Así que, ¿Por qué el dolor?

Cuando acabaron las clases retornó a su casa sin intercambiar palabra con nadie. Ignoró las preguntas de su madre, y subió a su habitación, encerrándose en la oscuridad.

"¿Podemos hablar?"

Tecleó. Era para Bon. Lo envió. 

No sé en qué momento pensó que Bon le respondería al segundo, como siempre hacía. Porque el mensaje de vuelta no llegó, en toda la tarde, ni en toda la noche.

¿Me concedes este baile? (Bon x Bonnie) FNAFHSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora